Hace tiempo que el jacuzzi hinchable de mis padres pedía una jubilación a gritos. Literalmente, porque estaba pinchado, y antes de usarlo cada día, había que hincharlo con un compresor, haciendo bastante ruido, aunque fueran unos minutos, para que el jacuzzi se viniera arriba, y la bomba insufladora flujos de aire para crear las estimulantes burbujas.
De la misma marca, encontré un Jacuzzi hinchable que mejoraba su accesibilidad con las paredes 6 cm más bajas, y con una anchura de pared de solo 5 cm frente a los 25 anteriores, ganando incluso espacio en el patio. Además, el motor prometía hacer menos ruido. ¿Qué podría salir mal?
Me pasé un día vaciando, sacando el aire, plegando y desconectando el anterior jacuzzi, Al siguiente, tocaba poner una alfombra acolchada para protegerlo de posibles pinchazo, y desembale, el motor, la bañera del jacuzzi, la tapa, una bomba de inflar, y un tocho de instrucciones de 2 cm tamaño cuartilla, para 13 idiomas. Donde las 10 primeras hojas de los peligros de hacer un mal uso, y las siguientes 15 para uso, mantenimiento y desmontaje, dejando una exigua página y media para el montaje, plasmando la esencia del inflado, en tres diminutos dibujos de centímetro y medio cada uno.
La manguera venía con dos boquillas sueltas, ya que las instrucciones eran para dos modelos, a cada cual más rara, y sin saber en qué dirección había que ponerlas. A las malas, solo había cuatro posibilidades. Pues nones. Aquello no se inflaba, no se levantaba, ni se herejía. Tan solo, sentía como los flujos de aire no entraban. ¡MIerda!
La verdad, no sé qué coño, hacía en el centro del orificio de entrada de aire del jacuzzi, una especie de tubito con un botón que se retraía si lo presionabas, hasta que hacía tope con una barrita vertical que lo soportaba, y que impedía que penetrara la boquilla de la manguera con según qué formas. ¡Con la fácil, que era hinchar el anterior jacuzzi, que no tenía nada. Simplemente, metes la manguera con la boquilla de su diámetro, y aquello se hinchaba en minutos con el empuje del propio motor!
Para más inri, mi padre como buen jubilado se vino a contemplar como aquello no iba para ningún lado, ante mi desesperación. Hasta que se aburrió de ver al arbóreo de su hijo incapaz de hinchar una mera piscina hinchable. Así que, nos fuimos a comer con mi orgullo herido.
MI orgullo, no me dejo echarme la siesta, así que , me puse a buscar en youtube tutoriales del modelo en cuestión, pero nada, todo era generalista y súper fácil, pero sin entrar en detalles. Al final, buscando en google “válvula de inflado de jacuzzi x” encontré la pieza en cuestión, en una gran foto, y comprendiendo la tapa que le colgaba, y que también tenía mi jacuzzi, pero no la dí la importancia que requería como señal para allanar el camino para saber, cuál era la boquilla adecuada, que para más coña, la había puesto al revés.
Puse la boquilla en la posición correcta, conecté la manguera al motor por donde salía el aire, la metí en el orificio del inflado del jacuzzi, pero aquello no iba. Mire las instrucciones y al parecer había que meter la boquilla con la forma que encajara con la barrita que impedía penetrar más, y luego girarla. Pues la metí, la giré, y nada. ¡Joder! Tanto cerebro hipereficiente que gastaba para nada. Eso sí, seguí probando, y a la tercera o cuarta vez, sonó un ¡click!, y de repente el aire de la manguera empezó a entrar por el conducto. ¡Hostias! Y en medio minuto la piscina hinchable del jacuzzi cogió forma. Bueno, casi al 80%, con una forma octogonal, ya que mantenía unas visibles estrías al pasar de estar embalado en una caja a pasar a su perfecta circunferencia.
En fin, sin saber cómo, la piscina estaba hinchada. Así qué, conecté los 3 tubos del motor a los correspondientes tubos del jacuzzi, ante los nulos detalles de las instrucciones, y empecé a llenar la piscina. Hasta que el nivel del agua superó el primer tubo, donde empezó a verter flujos de agua como si no hubiera un mañana, cual squirting. Pues no casaban perfectamente las mangueras, al no estar el suelo (de pequeños cantos rodados) perfectamente nivelado. Así que, tocó demostrar las uniones, las arandelas de goma, los aprietes, y la cosa seguía igual. Al final, cree una especie de preservativo, al forrar las uniones de los tubos con cinta especial para mangueras y el invento aguanta.
Llene el jacuzzi, y mi padre dijo que se metía, pero mi madre, con dos dedos más de frente, dijo que lo veía un poco inestable, que se esperaba al día siguiente, a que el jacuzzi cogiera su forma circular y su rigidez.
Desconectar el tubo del aire era una movida, así que tiré de la bomba de aire manual, como una zambomba, la cual venía ya con la boquilla adecuada, pero la coña era que no tenía presión alguna, y las veces que meti la boquilla en el oficio, la encaje en el pitorro, y gire, el resultado fue desastroso, porque así se desinflaba a toda leche el jacuzzi quedándose más flácido… ¡Mierda!.
Manoseando la bomba de aire, y tocando todo lo que era podría ser un pieza movible, descubrí, que en el indicador de la presión del aire de la bomba, justo en la parte superior de la misma, se movía como si fuera un tornillo, y según lo girabas para un lado u otro, aumentaban los bares de presión del aire que salía por la bomba. ¡Aaaamiiigoooo! Como verás, en las instrucciones no hacía ni una referencia a este insignificante detalle.
En un nuevo intento, y ya a la desesperada, introduje de nuevo la boquilla de la manguera de la bomba, y al llegar al tope, antes de que empezara a salir aire, y bajarse más el flan, descubrí, que apretando el botón para dentro, encajaba perfectamente, y dejaba que el aire de la bomba penetrara en las paredes del jacuzzi. ¡Aleluya! ¡Hermanos! Conforme bajaba el manillar de la bomba, los flujos de aire, corrían por dentro de las paredes del jacuzzi, consiguiendo en un par de minutos, que las otroras flácidas paredes del jacuzzi, ahora estuvieran bien erectas y turgentes, mostrándose en todo su esplendor y circunferencia perfecta, a la par que duras como piedras.
72 horas después de haber desembalado el jacuzzi, por fin, mis padres podrían disfrutarlo con total seguridad y placer, con todos los agujeros por donde sale el aire, provocando las estimulantes burbujas, que relajan su estresada musculatura nonagenaria.
Vale que está más salido que una tapia, pero ¿qué hubiera pasado si el jacuzzi tuviera sensores conectados a una IA? Pues que se hubiera quejado con razón de mi maltrato físico al que le sometía, así como, mi falta de sensibilidad, y se hubiera cerrado en banda, o si se hubiera apiadado de mí, me hubiera explicado cómo ayudarle a erigirse de una forma más sencilla y placentera para ambas partes. Porque prefiero pasar cinco minutos por tonto, que todavía la vida por ignorante fácil de ser manipulable.
Moraleja, menos pajaporte, y más educación sexual práctica en los colegios e institutos. Que la realidad dista mucho de los videos de internet. Pero sale más barato, potenciar la transformación digital, aprendiendo a cambiar la VPN de un particular, que atreverse a enseñar a practicar sexo con seguridad y placer para ambas partes.