El Comité Olímpico Internacional (COI), conocido por su ferviente tradición y estricta formalidad, ha decidido dar un paso revolucionario al discutir la inclusión de los deportes electrónicos en los Juegos Olímpicos de París 2024. Este giro hacia la modernidad tiene a muchos frotándose los ojos, preguntándose si el COI ha decidido finalmente unirse al siglo XXI. Sin embargo, la elección del líder para esta nueva empresa, Brian Bulatao, añade un toque de retranca a la situación.
Brian Bulatao, mira tú, es el antiguo director de operaciones de la CIA y actualmente director administrativo de Activision Blizzard. Él ha sido elegido como el candidato ideal para liderar el Comité Olímpico de Deportes Electrónicos. ¿Quién mejor para dirigir una comunidad basada en la transparencia y el juego limpio que alguien apodado "Rambo" por sus estrechos vínculos con Mike Pompeo y su carrera en una agencia famosa por su secretismo y juego sucio?.
Ese señor es quien durante años ha mantenido cárceles secretas, ha permitido que se torturasen en esos trullos secretos y en otros no tan secretos como Guantánamo, y es quien ha firmado los asesinatos “selectivos” de los enemigos del mundo occidental.
La comunidad de los deportes electrónicos se pretende que se rija por la transparencia, justicia y la integridad, conceptos que parecen contradecir la experiencia deBulatao en la CIA, una organización no precisamente conocida por su transparencia, por la nula aplicación de la justicia, y por apostar por todos los dictadores del globo. Imaginar a un exagente de inteligencia del máximo nivel supervisando competiciones de videojuegos, donde la confianza y la apertura son cruciales, es casi cómico. ¿Podría esto significar que las estrategias de juego serán clasificadas como información secreta, y como tal identificar a potenciales enemigos para neutralizarlos?
Y es que el COI, no se ha caracterizado nunca por ser especialmente demócrata. Todo lo contrario, si en algo se ha especializado, es en blanquear a dictadores y arribistas. Desde blanquear a Hitler montándole los Juegos Olímpicos en Berlín, y así quitárselos a Barcelona, hasta tener un presidente falangista como Juan AntonioSamaranch. Y eso solo en política y sin mirar a los miembros del comité, pasados y presentes. Los escándalos de compra de votos y corrupción sistémica han acompañado a esa entidad, que por cierto es privada y residente en Suiza, prácticamente desde su inicio.
El COI, con su esfuerzo por conectar con una audiencia más joven (los ingresos de las televisiones ya no son lo que eran), podría encontrarse en una encrucijada con la elección de Bulatao. La percepción pública es un campo minado, y tener a alguien con un pasado tan polémico podría eclipsar cualquier avance positivo. La inclusión de los deportes electrónicos en los Juegos Olímpicos podría verse empañada por una cobertura mediática centrada en un espía, desviando la atención de los competidores y sus habilidades.
En el mundo actual, y en los deportes electrónicos, la privacidad es esencial. Los atletas digitales han de confiar en que sus personalidades, comunicaciones y estrategias permanecen seguras. La idea de tener a alguien con un pasado en espionaje a cargo de esto es, en el mejor de los casos, inquietante. La posibilidad de que se implemente un monitoreo intrusivo de resultados desconocidos, podría sembrar el miedo entre jugadores y asistentes, llevándolos a sospechar que sus movimientos y personas están siendo vigilados de cerca, incluso más que los de sus avatares en el juego.
No olvidemos que Activision Blizzard, la empresa que actualmente emplea a Bulatao, también ha tenido sus propios problemas. Con una historia de controversias que incluyen juego sucio con sus competidores, discriminación y acoso laboral, uno no puede evitar preguntarse si el COI ha decidido pasar de una controversia a otra, asegurándose de que la transición a los deportes electrónicos sea cualquier cosa menos tranquila.
La decisión del COI de considerar a Brian Bulataopara liderar los deportes electrónicos en los Juegos Olímpicos podría ser vista como una ironía deliciosa, si no fuera una decisión funesta para todos. Mientras el COI se esfuerza por modernizarse y atraer a una nueva generación, la elección de un líder con un pasado tan oscuro con los valores olímpicos y con la comunidad de eSports parece casi una inocentada.
Para que esta audaz iniciativa tenga éxito, se necesitaría un líder respetado por la comunidad, que no solo comprenda los deportes electrónicos, sino que también encarne sus principios fundamentales, y me parece que poner a “Rambo”, no ha sido así.