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Cabify, la app de transporte con conductor, ha sacado al mercado cientos de autorizaciones VTC que ha logrado resucitar en los juzgados, después de que el Tribunal Supremo rechazase la negativa de la Comunidad de Madrid a concedérselas. Y las venden a pesar de la incertidumbre sobre si a pesar del fallo judicial, la Comunidad de Madrid confirme o no otorgar esas autorizaciones. Es decir que Cabify está vendiendo unas VTC que ni existen todavía ni tienen realmente la certeza de que vayan a existir. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso no se ha pronunciado pero sí afirma estar buscando la vía legal para NO CONCEDERLAS, dado que además del conflicto que esto supondría tanto con el sector del taxi como con las actuales VTC (que también se niegan a que haya más), un reciente estudio que realizado por la Comunidad de Madrid confirma que la oferta de transporte urbano en vehículos de menos de 9 plazas (taxi y vtc) está sobredimensionado y que hay más oferta que demanda, lo que significa que si ya en la actualidad sobran coches, la entrada de nuevos operadores precarizaría aún más la rentabilidad de las VTC menguando así la facturación/hora de las mismas y por ende el valor de las vtc también se devaluaría.
Este movimiento de Cabify se produce en medio de un panorama complejo para las VTC, con la reciente venta a pérdidas de acciones por parte del gigante japonés Rakuten, antiguo accionista principal de Cabify hasta hace unos meses. Rakuten vendió sus acciones con pérdidas significativas a Francisco Riberas, cofundador de Gestamp, debido, según ellos mismos, a la pérdida de confianza en el modelo de negocio de las VTC. Esta decisión refleja un clima desfavorable para las empresas de transporte como Cabify, que enfrentan obstáculos políticos y financieros. Estudios indican que el precio de las licencias VTC podría caer drásticamente, lo que representaría un duro golpe para Cabify. Según las fuentes consultadas en Rakuten por OkDiario, se estima que el valor de las VTCs caiga más de un 50%.
Por otro lado, el grupo japonés NOMURA, accionista principal de Auro, ha cesado al fundador de la compañía debido a dudas sobre la viabilidad financiera de la empresa. La consultora Crowe ha advertido sobre incertidumbres significativas en las cuentas de Auro, incluido un fondo de maniobra negativo y un patrimonio neto negativo. Además, el grupo Nomura también ha demandado por estafa y cesado como presidente al ya mencionado fundador y ya expresidente José Antonio Parrondo, por presunta estafa. Se alega que al invertir en la empresa, no se les advirtió del riesgo legislativo y judicial que tiene su modelo de negocio. Esta situación ha generado un escenario aún más complicado para Auro, que al igual que Cabify y otras empresas del sector VTC, se encuentran inmersas en varios procesos judiciales abiertos con un grupo de taxistas defendidos por el exjuez Elpidio Silva, lo cual no pinta nada bien para las compañías.
Cabify ha recibido otros 2 mazazos esta misma semana. Por un lado un Tribunal cuestiona el modelo de negocio de la multinacional y concluye que se trata de una cesión ilegal de trabajadores. El Tribunal Superior de Justicia valenciano avala el criterio de la Inspección de Trabajo y restablece una multa de 60.000 euros contra la compañía por este fraude en la contratación. Por otro lado la auditoria de Ernst & Young (EY), sobre Cabify SL, que cubre las actividades de la empresa hasta el 31 de diciembre de 2022, no presenta buenas noticias para el unicornio español. Las «modificaciones introducidas en 2018 sobre la regulación de la actividad de las VTC», las perdidas de 2022, que según la auditora llegan a unos 5,85 millones de euros y su fondo de maniobra negativo de 8,467 millones son un incendio que la empresa podría ser incapaz de apagar. EY tiene serias dudas de que Cabify SL puede continuar como empresa, lo cual es tanto como admitir que el cliente sobre quien versa la auditoría puede desaparecer.
En medio de este escenario, Cabify ha lanzado una campaña publicitaria destacando los ingresos generados por taxistas (no VTCs sino taxistas) que trabajan a través de su plataforma y vendiendo todas las bondades que les ofrecen, en busca de la captación de más taxistas.
Teniendo en cuenta todos estos datos, nos surge la pregunta sobre la rentabilidad real de estas operaciones de venta de VTCs por parte de Cabify de las que informábamos al comienzo de este artículo, especialmente considerando la salida apresurada, y encima a pérdidas, del mayor accionista de la empresa. ¿Por qué vender miles de autorizaciones VTC si son tan rentables y por qué sale corriendo tu principal accionista vendiendo todas sus acciones y además a pérdidas? (Todo parece indicar que Rakuten ha preferido perder unos millones ahora para no perder aún más en el futuro). Esto sumado a la falta de confianza en el negocio por parte de no solo Rakuten sino también otros inversores clave en las VTC como el grupo Nomura (Toyota), la resolución judicial del Tribunal que dice que su modelo de negocio es ilegal o que la auditoría de Cabify informe de que la multinacional podría desaparecer y el hecho de que en la actualidad se dediquen a pagar publireportajes en prensa escrita y digital en busca de Taxistas que trabajen para ellos, plantea serias dudas sobre la rentabilifad real de estas autorizaciones y por ende del futuro de las VTC en un entorno cada vez más desafiante y competitivo contra el sector del Taxi el cual en contra de todos los pronósticos de los inversores en VTCs, en 2023 ha batido su récord histórico de servicios realizados en un mismo año.
¿Será pues una buena inversión comprar VTCs y hacerlo además a una empresa que vende unas autorizaciones que aún ni siquiera existen ni tienen la certeza de que vayan a existir, y que según su auditoría no les cuadran las cuentas y les quedan 2 telediarios? Como diría Torrente, ¡ Un plan sin fisuras ! ¡ Anímate ¡ O como diría un buen español… ¡ NO HAY HUEVOS !