El siguiente texto corresponde a la intervención de Miguel Pastrana de Almeida* en el acto público titulado “Lenin, cien años después: memoria y vigencia marxista”, el cual organizó la Agrupación Ateneísta “Juan Negrín” del Ateneo de Madrid el 28 de junio de 2024. Estuvieron también en la mesa de dicho acto los profesores Laureano Recio Crespo y Carlos Hermida Revillas
Buenas tardes. Gracias por su asistencia.
Este es un acto de la Agrupación Ateneísta “Juan Negrín”, formada el 23 de abril de 2009.
Enlaza, tanto por su contenido, como por las personas quienes estamos en esta mesa, con otro acto el cual la Agrupación realizó el 30 de diciembre de 2022, justo cuando se cumplieron cien años de la fundación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS.
Por cierto, y sin ánimo ninguno de ofender, una efeméride que no fue muy recordada. La Agrupación Ateneísta “Juan Negrín” sí la recordó; la recordamos.
Este año 2024, se han cumplido cien años de la muerte del fundador de la URSS, el revolucionario marxista ruso, Vladimir Ilich Uliánov, mundialmente más conocido –y justamente, porque fue un líder del proletariado internacional-; más conocido, digo, como “Lenin”.
Sí: “Lenin”.
Hoy estamos aquí para recordarle. Para homenajearle, también. Para ver cuántas cosas de su enorme trabajo siguen, o pueden seguir, vigentes. Por supuesto, en lo que el tiempo de este acto público alcance. Sabemos muy bien que una figura de esta talla no se puede abarcar en una tarde, ni en muchas. Sencillamente, daremos unas pinceladas.
Y hablando de grandes, permítanme que les lea unas palabras públicas de nuestro consocio ateneísta, además de Presidente del Gobierno de la II República española entre 1937 y 1945, Juan Negrín. Dijo, y son palabras literales, publicadas ya en la época:
“Si se hace un balance de los hechos en Rusia desde Pedro I al último Romanoff y desde Lenin y Stalin, sería favorable a los Soviets. Nos satisface esa comprobación práctica de nuestros ideales. Como españoles, nos pesa que a nuestros gobernantes, aunque se intitulen patriotas, no los preocupe siquiera. El empuje soviético se debe a la fuerza de la idea, a la tenacidad, a una disciplina ejemplar, un desprecio saludable por la bullanguería que a gritos quiere ahuyentar el miedo. Me daría por satisfecho si hubiera logrado una sola cosa: fortalecer nuestra fe socialista y el afán de lograr que siempre esté en primera línea el avance cultural del proletariado. La victoria se consolida con eso y se logra siempre con rígida disciplina para las jerarquías del Partido. Tomemos el ejemplo de Rusia, y esperemos caminando hacia el ideal común de justicia social"
Hay quienes dicen, en su derecho: “es que la afinidad de Negrín con la URSS fue porque la necesitó cuando fue Presidente y durante la Guerra de España”
Pero, atención, señoras y señores: las palabras literales que acabo de leerles, las pronunció en acto público y ante muy nutrida concurrencia, en 1935. Es decir, y atención: cuando Juan Negrín no podía imaginar que iba a ser Presidente del Gobierno de la República española, y menos aún, imaginar que recibiría la ayuda militar soviética en una titánica guerra de resistencia frente al fascismo.
Es decir: Negrín no tenía afinidad con la Unión Soviética y su revolución proletaria, por el hecho de la Guerra de España de 1936-1939: tenía ya esa afinidad desde antes –también desde antes de 1935-, y prosiguió teniéndola después. Hay muchas, muchas palabras públicas y registradas de Negrín las cuales podríamos citar al respecto. Y es comprensible, moleste a quien moleste: Juan Negrín, republicano español indoblegable, creía además en el socialismo mundial y en su acepción clásica marxista. Con las especificidades propias de cada nación. Pero en esas coordenadas ideológicas. Quien quiera saber, que lea.
Por eso, y porque Negrín es también la persona quien en 1946 dijo también públicamente:
“Hay otro país, un gran país, la Unión Soviética, nuestra excelente amiga, primer campeón en la lucha contra el fascismo de Mussolini y el nazismo de Hitler, y a quien los españoles estamos ligados por una gratitud imperecedera”
Por todo esto; digo yo, es también que hacemos este acto público, como otros hemos hecho ya, y otros iremos haciendo. Cuento para ello, también, con mis consocios ateneístas, además de camaradas, de la Mesa.
Por tanto, y una vez más, este es un acto público netamente de la Agrupación Negrín de este Ateneo. Es decir, un acto para resistir, para combatir. No para llorar. Quien desee llorar sobre la bandera tricolor –es su derecho-, tiene otros sitios. También legítimos. También en este Ateneo.
Pero con la Agrupación Ateneísta “Juan Negrín”, no. A nuestro lado, no.
Porque nuestra bandera es también la de ateneístas, además de Negrín, y entre otros muchos y muchas; la bandera de ateneístas como Carlos París, Pilar Flores Maldonado, Alberto Gil Novales, Raúl Marco, José María Coronas Salcedo, Sagrario Losada, Maribel Alonso… tantos y tantas, ateneístas, quienes estuvieron a nuestro lado. Y por tanto, siguen; permanecen.
No defraudaremos. No nos rendiremos
Gracias. ¡Viva el Ateneo! ¡Viva la República! ¡Viva el Socialismo!