Hace años conocí a nuestros hermanos portugueses en su salsa. Bañados por el mismo mar y alumbrados por la misma luz, Saramago y Vázquez Montalbán formaron parte de las lecturas de aquel viaje al norte de la lusitana península ibérica. Bragança, Chaves, Braga, Guimaraes, Barcelos, Viana do Castelo o la Citania do Briteiros, fueron lugares donde me empapé de Bacalhau, Quegüio, Presunto, Fado, Saudade y Vinho Branco do Porto.
Nuestros hermanos portugueses irán a comicios el próximo 30 de enero. Se cierra un ciclo, que puede dejar al PS como ganador, con un 38,5% de votos, 14 puntos de ventaja sobre PSD, el gran partido de la derecha, que quedaría con un 24,4% de votos.
La Geringonça, el PS con el Bloco de Ezquerda y la APU, con el PCP como aglutinante, serían mayoría absoluta, sumando el 52% de votos.
En Ferraz, sede del PSOE, y en Moncloa, miran a Lisboa y a Marcelo Rebelo de Sousa, que disolverá la Asamblea portuguesa el día 1 de diciembre.
El acuerdo para derogar la Reforma Laboral del PP ha sido acordado, ¿ gracias al miedo por si el rechazo a los PGE por Unidos Podemos?.
En Portugal ha sido el detonante de la ruptura del gobierno tripartito de Izquierda, acusados los socialistas lusos de no ampliar los derechos económicos, laborales y sociales que le solicitaban sus socios, en beneficio de los ciudadanos portugueses.
¿Han tenido en cuenta esta situación los analistas y asesores de Ferraz y Moncloa?. Puede ser. Los resultados en el país vecino podrían cambiar el rumbo de nuestro país también, no sólo en Portugal.
Los que hoy venden como triunfo la Derogación de la Reforma Laboral también lo hacían mirando a Lisboa.
Queda tiempo para elaborar un frente amplio de progreso pero, con independentistas, nacionalistas y populistas dentro, la Izquierda Democrática Española no tiene lugar, sólo la opción de caminar en solitario.
Que la Morriña de una gallega no acabe en Saudade lusitana.