La CE española no tiene competencia para investigar”. Esta ha sido la respuesta de su portavoz, Luis Argüello, a la petición hecha desde el Vaticano para que investiguen los centenares de casos de abuso sexual, cometidos por miembros del clero en las últimas décadas en España. En una reacción vergonzosa monseñor Argüello ha apuntado, que la CE no hará nada por averiguar la verdad, ni revisará sus archivos para contabilizar los casos habidos porque no habrá una causa general y que, si alguna víctima expone su caso la atenderán, aunque tampoco investigará para verificar la denuncia. Y mucho menos se plantean pedir perdón como han hecho los Obispos franceses o norteamericanos en algunos Estados.
En Román paladino: la víctima deberá demostrar qué miembro del clero ejerció el abuso, cuándo, dónde y cómo; aunque de nada servirá porque, según Argüello, no se plantean establecer indemnizaciones a diferencia de los Obispos franceses que indemnizarán a los afectados con más de trescientos millones de euros. Sin embargo, muy pocos medios han sacado el tema por una especie de reverencia secular fuera de tiempo e impropia en un Estado laico como el español. De este modo se favorece que la larga mano de la jerarquía eclesial española siga gozando de una bula ignominiosa para campar a sus anchas, amparada por unos beneficios fiscales que están fuera de lugar en una democracia; y por una derecha de poso franquista incapaz de desprenderse del palio religioso para que éste siga dando cobertura, a través de sus medios, a las posiciones políticas disruptivas que mantienen vivo, de manera aberrante, el nacionalcatolicismo.
¿Dónde queda para los Obispos la misión ética y moral de atender al desvalido, al sojuzgado, a la víctima, al abusado que sí ejercen – para su sonrojo - muchos sacerdotes en sus parroquias? Tal parece que su único interés es seguir manteniendo su cuota de poder – aunque las encuestas apuntan que su influencia social está en caída libre – en santa alianza con la derecha más recalcitrante e insuflando millones de euros a los medios afines, que opacan sus andanzas faltas de la moralidad que define su catecismo. Y a los suyos propios: la COPE y 13TV, a esta última con una inyección reciente de 28 millones de euros para salvarla de la ruina que está siendo investigada por el Tribunal de Cuentas, por vulnerar la legislación europea al financiar ese canal con el dinero que reciben del IRPF, que los creyentes de buena fe entregan en su declaración para fines sociales, desconocedores de que la parte del león de ese dinero se destina a hacer política a través de esos medios. La CE busca así mantenerse, igual que siempre, como un agente político más en el panorama nacional, haciendo dejación de su misión evangélica de expandir la justicia social y de lucha contra la desigualdad que propagó su Mesías, y que debería ser el eje central, y único, de su mensaje.