Hace ahora quince días, millones de personas en el mundo nos emocionamos al ver las imágenes de la población de Gaza celebrando el alto el fuego, también al ver a los familiares de los rehenes israelíes abrazándose.
Tras quince meses de ser testigos de un genocidio y de una destrucción inmensa, ver la alegría y la fuerza de los gazatíes ha sido una inyección de energía que tenemos que transformar en movilización.
¿Pero quién ha traído la paz? En muchas noticias se presenta a Trump como el artífice del alto el fuego. Pero esta victoria no es suya, es una victoria de la resistencia del pueblo palestino y de millones de personas que en todo el planeta hemos exigido el cese de los bombardeos durante 470 días.
Miles de movilizaciones e iniciativas han conseguido aislar cada vez más a Netanyahu y al gobierno yanqui en sus acciones genocidas. El pasado mes de diciembre en la Asamblea de la ONU, 153 países votaron a favor de un alto el fuego, frente a tan sólo 10 que votaron en contra, encabezados por EEUU e Israel. Este aislamiento ha dañado a la potencia norteamericana y ha debilitado su sistema de relaciones con otras naciones de Oriente Medio como Jordania, Arabia Saudí, Qatar, etc.
No somos peones de un tablero de ajedrez. Valga como ejemplo, la posición que ha tomado el gobierno de España encabezando en Europa la necesidad de un alto el fuego y la solución de los dos estados. Una posición que está directamente relacionada con la mayoritaria en la sociedad española. Así lo han demostrado múltiples sondeos como el que realizó el pasado año el Instituto Elcano, que revelaba dos datos clave: el 60% de los españoles defienden la solución de los dos estados y el 78% apoya el reconocimiento del Estado palestino.
La actuación del gobierno de Pedro Sánchez es inseparable de que en nuestro país desde el “minuto uno” en el que empezaron los ataques ha habido multitud de movilizaciones en ciudades y pueblos, campañas en barrios, en colegios, acampadas en las universidades, etc.
Es el momento de redoblar la defensa de la paz. El alto el fuego no puede estar en manos de quien provoca o instiga la guerra, no puede estar en manos de Trump, ni de Netanyahu, ni tampoco de Hamás. Ahora con el cese de los bombardeos tenemos mejores condiciones, y para ello no debemos cejar ni rebajar la lucha. Hemos de tener muy presente nuestra capacidad de decisión e influencia frente a las visiones que presentan al nuevo presidente yanqui como un jugador todopoderoso y a los demás como meras piezas en sus manos.
Hemos conseguido una tregua, ahora hay que conseguir la paz. Una paz justa en toda Palestina basada en la solución de los “Dos Estados” tal como defiende la ONU y la mayoría de países del mundo. Tenemos que trabajar para que en un futuro el Estado palestino y el de Israel puedan ambos convivir y prosperar. Y para ello es necesario defender con claridad el “no al genocidio” y también el “no al terrorismo”. Sólo desde una posición política y ética de no aceptar que el fin justifica los medios se podrá unir a la mayoría y conseguir la paz entre Palestina e Israel.