1983. Juan Carlos Rodríguez Ibarra (PSOE) había sido elegido Presidente de la Junta de Extremadura el 18 de junio de ese año, y permanecería como tal hasta el 29 de junio del año 2007 en que renunció a presentarse a las elecciones. ¿Cierto?
Bien. Hay días en que uno se levanta, como se suele decir, con el pie cambiado, y en lugar de hacer lo que cada día (excepto jueves y domingos), beber mucha agua, andar durante algo más de una hora, desayunar una tostada integral con ajo y aceite acompañada de un café descafeinado y comerse una naranja antes de una pastilla para regular la tensión arterial y otra para eso que El Roto llamó “la era del ansiolítico”, se sienta ante el ordenador y se pone a escribir de lo que se le viene en gana, olvidándose del deporte, pero no de echar un vistazo a la prensa “independiente” ni del desayuno…, por lo de las pastillas. Amén de lavarse la boca con “legía” para ahorrarse algún que otro “taco” con las noticias que tiene a la vista y para evitar que las prótesis dentales no “chirríen” demasiado.
Como estamos ante la elección de un Presidente del Gobierno, pues no queda más remedio que tratar de eso recordando alguien que lo fue de su Comunidad durante nada menos que 24 años, y de cómo está esa Comunidad Autónoma tras su paso y el de su sucesor del mismo partido, con un pequeño intervalo del Partido Popular aún más funesto que el de los “socialistas” de sólo una legislatura. Y que Dios nos ampare con la que se acaba de iniciar con la Sra. Guardiola (Dí papá, o mejor, Dí mamá.
Ya veremos si ha sido Feijoo o IDA quién la ha llevado al “huerto”) del PP y los verdes de VOX, que -con perdón por lo del color- me da que están tan verdes políticamente como esas plantas que cubren el agua del Guadiana a su paso por Badajoz llamadas “camalote” y “nenúfar”. Aunque, claro es que no tiene comparación la presidencia de un país con la de una Comunidad Autónoma a pesar de que ambos cargos los desarrollen personas del mismo partido.
Pero, para ver que quién ostenta la presidencia del país se ocupa poco o nada de esta Comunidad -aun siendo de su propio partido- les voy a dar algunos datos que siendo responsabilidad del Presidente de la Comunidad podrían haber no sido así si desde la presidencia nacional se le hubiera tratado de “recomendar” (o incluso de exigir) de alguna manera y no dejar a su libre albedrío -como es el caso de Extremadura- su gobernanza. Y luego nos “enzarzamos” con el Sr. Ibarra (nacido el mismo año que un servidor, sólo unos meses antes, o sea hace 75 años) aunque lo de Sr. no esté muy claro, pero…
Ni que decir tiene como estaban los pueblos y las ciudades de Extremadura -y de España en general- cuando arribó la Democracia, que, por cierto, y dicho en plata, más bien podrían haber “bautizado” con Partidocracia y habrían estado más acertados, pues son los partidos políticos los que eligen a nuestros representantes y eso lleva a que la mediocridad -léase falta de neuronas- predomine, por aquello de la sumisión para “vivir”, en el arco político Local, Autonómico y Nacional por desgracia para todo el país, que, salvo en lo deportivo, habría que analizar despacio como está.
Y cuántas cosas había que arreglar. Tantas, que se dice (exageradamente en mi opinión, pues ¿teníamos algún PIB los extremeños cuando inició el político su andadura y cómo en los últimos más de 30 años, presumiblemente, no ha cambiado?) que el Sr. Ibarra hizo subir el PIB extremeño en un 85% en sus principios, y raro que no dijeran el 100%, porque no había nada, hacía falta de todo: servicios básicos como la luz o el agua y no digamos ya las carencias sanitarias, educativas y sociales de todo tipo, amén de las inexistentes infraestructuras para lo más fundamental -carreteras de tierra casi todas, trenes que para personas eran como para los borregos de mercancías-, etc., etc., etc., y todos los etc. inimaginables.
Lo cual dio pie a que eso “del cambio” diera lugar a que el Sr. González Márquez, D. Felipe, arrasara en las elecciones generales del año 1982 (un año mal contado antes de la llegada del Sr. Ibarra), en las que servidor fue representante de la Administración y recuerdo como la gente cuando iba a votar sólo me decían: “¿cuál es la papeleta de Felipe González?”. Han pasado más de 40 años y, para ahorrarnos tiempo, sólo diré que Extremadura (la de Ibarra, Fdez. Vara, Monago y sus antecesores o antecesor) pueden presumir de ostentar el record Guinness de la peor Sanidad del país, la peor Educación, la Comunidad con los peores servicios sociales, la de menos y peores infraestructuras básicas (miren como siguen los trenes, por ejemplo, aún hoy día), la reina del “chántenle” del desempleo, el Guinness de la injusticia social y de la otra justicia, el Guinness de los más bajos salarios no sólo del país sino de gran parte de la UE, el Guinness de la “estafa” que supone esa Política Agraria Comunitaria (PAC) que sólo favorece -con el dinero de todos- a los grandes latifundistas que quedaban en la región y los que se las han ingeniado para serlo ahora, el Guinness de la usura bancaria que trae de cabeza -sin importarles un cuerno y sin que nadie haga nada por enmendarlo- a los pensionistas y a las pequeñas y microempresas extremeñas, el Guinness del clientelismo político amasado durante 40 años y, para no alargarme demasiado, el Guinness del sindicalismo displicente desde que D. Felipe González inventara eso de los cursos de formación no reglada. Y, por supuesto, algo que se está convirtiendo en una auténtica lacra difícil de corregir -y sin muchas ganas de hacerlo- como es el hecho de que cerca de la mitad (algo más del 46%) de los extremeños sean pobres relativos en grave riesgo de exclusión social y con un alto porcentaje de ellos en pobreza extrema pendientes de esos ya famosos por estos lares comedores sociales y centros de distribución de alimentos “básicos” -aparte de los de Cruz Roja conocidos- que han dado lugar a algo habitual llamado “colas del hambre”… en pleno siglo XXI y con más de ¡dos millones de españoles millonarios! y más de ¡10.000 extremeños! de una Comunidad de sólo algo más de un millón de habitantes.
To be continue. In a few days the second part. Inglés, para que no se enfaden en la Junta extremeña si pongo continuará. Y si pongo en unos días la segunda parte.