Julián Molina Illán

CPE: Cuerpo de Puntilleros del Estado

22 de Septiembre de 2024
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CPE Cuerpo de Puntilleros del Estado

Muchas son las noticias, y mucha es la presión, que la ciudadanía tiene que soportar de manera recurrente respecto al tema de la sostenibilidad del Sistema de Pensiones. Hoy mismo oía en la radio esta noticia mientras me dirigía a mi trabajo, sobre el hecho de la necesidad que tienen los más jóvenes de articular algún sistema de seguro de pensiones privado para compensar la segura insuficiencia de las pensiones públicas futuras. Nos dicen, los que quieren hacer un multimillonario negocio con la privatización de las pensiones, que el sistema es insostenible. Y nos lo dicen por boca de medios de comunicación de su propiedad, y de periodistas, políticos, sindicalistas, y economistas a sueldo. Lo que esto les cuesta en relación a los que esperan ganar, es una absoluta miseria. No nos cuentan, aunque ellos lo saben perfectamente, que aunque la pirámide poblacional se invierta y aumente el número de pensionistas al tiempo que disminuya en número de trabajadores y trabajadoras ESPAÑOLAS, eso no significa que el sistema no sea sostenible, pues la productividad se duplica, de media, cada 20 años, los inmigrantes seguirán llegando, y el ascenso de la robótica y la inteligencia artificial paliará en gran medida (y posiblemente en una medida mayor de lo que quisiéramos), el posible decrecimiento de la población activa de origen español. Porque aunque la población pensionista sea humana, y española, eso no significa que la población activa tenga que ser española, o humana. Tampoco se cuenta que la futura población de pensionistas no tendrá nada que ver con la actual población, ciertamente muy pasiva desde el punto de vista de la actividad económica. La actual población pensionista está constituida por personas que solo han hecho sufrir y trabajar como animales toda su vida. Están hechos polvo, no saben disfrutar, y lo que es peor, se sienten culpables pues les han hecho creer que estorban y no se merecen desarrollarse como seres humanos. La población pensionista del futuro viajará, estudiará, dará charlas, hará deporte, se involucrará en mil actividades productivas, y será una pieza básica del PIB. Pues bien, a los ya zarrapastrosos pensionistas hay que sumar toda una ralea de gentuza, parásitos sociales, que no hacen sino aumentar el gasto y tocar los huevos. A saber, minusválidos, desempleados, mendigos, presos, y algún que otro político. Dependiendo de cómo esté el tema también podríamos incluir gitanos, moros y negros. Ante esta situación y cogiendo el toro por los cuernos, yo propongo una solución: la creación de un CPE, un Cuerpo de Puntilleros del Estado.

Los funcionarios somos gente muy preparada. Todos hemos pasado por la universidad, y muchos de nosotros varias veces. Estamos acostumbrados al estudio, y aunque también estemos muy defenestrados por los fascistillas neoliberales de turno, lo cierto es que (salvo el infame caso griego) cuantos más funcionarios mayor nivel de desarrollo y nivel de vida medio de una sociedad. Dar la puntilla consiste en un método indoloro (que al ser llevado a cabo por funcionarios bien preparados se asume que sería infalible) para provocar una muerte piadosa a toda esta banda de menesterosos que se han convertido en una carga para la sociedad. Los funcionarios tendrían conocimientos de anatomía y de mecánica, así es que tranquilos. La idea sería aplicar un clavo neumático de unos 5 centímetros de diámetro y unos 15 centímetros de longitud, que, con fuerza y velocidad extraordinaria se introduciría justo debajo del agujero magno del occipital, en un ángulo superior de 45 grados. Así, se interesaría el bulbo raquídeo provocándose un limpio y fulgurante óbito. Me apunta una compañera de trabajo que, para endulzar el momento, podría sonar al mismo tiempo la canción de Julio Iglesias “La vida sigue igual”, pero yo creo que, aparte de la putada de tener que pagarle los derechos de autor a este individuo, sería más ensañamiento que otra cosa. Ya hemos comentado quiénes serían los beneficiarios de este servicio público, más allá de que a todos nosotros y nosotras nos iría tocando. Yo propongo que se aplique esta magnánima y compasiva medida a los 90 años si no se hubiera producida la muerte de una manera natural por si misma. Piénsenlo. Necesito apoyos. Pronto les llegará la propuesto por Change.org. Un saludo a todo el mundo

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