Braulio Llamero

Crisis en Castilla y León

17 de Septiembre de 2021
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Cortes regionales CyL

En Castilla y León suenan tambores de adelanto electoral. Las últimas elecciones las ganó el PSOE por los pelos. Pero hubo eso que al PP le gusta llamar “pacto de perdedores” y el perdedor PP se apresuró a pactar con Ciudadanos para no quedarse sin el poder que ostenta ininterrumpidamente desde 1987. Fue un matrimonio impuesto, pues el Ciudadanos de aquí es el de Igea, rival de Arrimadas, que hubiera preferido pactar con PSOE, para salvar su discurso de regeneración y necesidad de alternanciaz. Pero Rivera, el exjefe del partido naranja, ordenó que el pacto fuese con la derecha, inmerso como estaba en su demonización de la izquierda y en su deriva derechista para tratar de ocupar a la vez el espacio del PP y de Vox, con los resultados sabidos. Pactaron, pues, PP y C,s pese a detestarse y con el tiempo el jefe de filas naranjas y vicepresidente de la Junta, además de portavoz, el mentado Igea, se ha ido sintiendo cada más confortable y “suelto” en su cargo.

Durante la pandemia ha ocupado casi todo el espacio político, aprovechando que la consejería de Sanidad estaba en manos de una de sus fieles y que ambos son médicos de profesión. El daba la cara cada día, se arrogaba todos los méritos y endosaba al Gobierno central todos los fallos. Lo típico, vamos. Salvo que parecía no haber Presidente de la Junta. Este, el silente y astuto Mañueco, estaba desaparecido, como si con él no fuera la cosa. Y no fue. Así que no ha sufrido el menor desgaste. Su vicepresidente, en cambio, no solo se ha desgastado y ha concitado odios eternos, como los de hostelería, sino que se ha creído más de lo que era. Y apoyándose en su fiel consejera de Sanidad, Verónica Casado, decidió que la medicina rural, tras la pandemia, siguieran como durante la misma, a grandes rasgos. Esto es, a distancia, sin consultorios locales por los municipios de la Comunidad, muchísimos, despoblados y dispersos. Solo con centros de salud comarcales, mejor dotados pero lejos de la mayoría de sus usuarios. O sea, la decisión perfecta para incendiar el castigadísimo mundo rural de esta pedazo de España más agonizante que vacío. El novato y soberbio Igea no lo captó, pero sí un PP que no en vano lleva décadas gobernando y tiene terminales en cada pueblo y hasta pedanía. Así que cuando el PSOE presentó una iniciativa para paralizar ese plan que desmantelaba lo que queda de medicina rural en Castilla y León, el PP fue y la apoyó, dejando en evidencia a sus socios.

Desde ese día se espera la disolución de las Cortes autonómicas en cualquier momento. La mayoría de PP+C,s era de solo un diputado al inicio. Ahora, ni eso, porque uno de los de Ciudadanos se fue hace meses al grupo mixto. No se descartan nuevas fugas en un grupo en crisis y carente de cohesión. Para colmo, en marzo, transcurrido un año de la anterior, el PSOE podría presentar una segunda moción de censura.

Todo son nubarrones, pues. Y en cualquier momento, coincidiendo quizá con las andaluzas, puede haber elecciones en esta Comunidad, no solo vaciada sino también invisible. Atentos, pues.

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