Francisco Silvera

Cristianismo: La mayor mentira jamás contada (B)

06 de Mayo de 2020
Actualizado el 02 de julio de 2024
Guardar
cristianismo

[segue]

ElCristianismo que conocemos tiene su origen en una imposición sucesiva de unamixtura de creencias grecorromanas sobre la fundacional; es la victoria deSaulo el persecutor frente a los cristianos que, de haber existido Jesús,compartieron su cultura, su religión y su familia y se pretendían sus legítimosherederos. Será el Emperador Constantino y sus alrededores quienes vean elinterés de consolidar esta religión como unificadora de un Imperio realmenteincontrolable e inunificable.

Lafilosofía de moda entre los poderosos romanos era el estoicismo. Identificar alLógos que todo lo prevé con Dios no fue complicado; la asunción del Destinocomo voluntad de Dios, incluyendo la esclavitud, las clases, la riqueza o lapobreza, la conquista y el aplastamiento, resultaba muy cómodointelectualmente, el cristianismo romano tiene mucho de elongación delestoicismo, más que de la fe original: incluso en su vertiente ascética yaquella idea de resistir el dolor como algo inevitable en nuestro sino.Curiosamente, un pensamiento mecánico, “físico”, se transformó lentamente en unprovidencialismo divino; digamos que el estoicismo fue el lecho sobre el queRoma pudo recostar la nueva religión cristiana. La idea de la Libertad noestaba en discusión, es absurda si Dios es omnisciente y eterno. San Agustín ladesarrollará inventando el “libre arbitrio” y el pecado como lo entendemosahora, siendo incapaz de justificarlo.

Jesúsdebió existir, aunque nada sabemos de él con certezas. Los evangelios sontestimonios muy posteriores y no directos; claro es que la Iglesia mantendrápartes de su supuesto discurso pero cada vez de forma más incoherente: suantirromanismo anarquizante en favor de la entrega total a la devoción parapreparar el Fin de los Tiempos, aquello del rico y el camello por el ojo de unaaguja, algunas de sus doctrinas le llevaron posiblemente a la ejecución, peroRoma no solía matar por motivos religiosos sino por amenaza o insumisiónpolítica: probablemente su grupo no era tan pacífico como se nos vende, el ecoliterario de su detención muestra a unos romanos preparados en cantidad paraenfrentarse a enemigos, y uno pierde una oreja por un arma; por cierto,polémico eso de la crucifixión, los romanos solían clavarte a un árbol o a unpalo no muy alto, para que los perros pudieran comerte los pies...

Lainfluencia del extendidísimo culto a Mitra, dios extrañamente análogo aJesucristo, y de las repetidas historias mediterráneas sobre nacimientos devírgenes, resurrecciones, milagros, vuelos, bilocaciones, curaciones... hacenmuy difícil llegar a una conclusión; deslindar el cristianismo de esebatiburrillo indocumentable es siempre causa de debate, y quizá sea ésta laclave: hay tanta información mezclada, adulterada, ocultada, elevada, impuesta,repuesta o condenada que... “E falso sequitur quodlibet”, dice la Lógica.

Anteel Fin de los Tiempos y ofertando una salvación sin requisitos como saber leero ser libre, el cristianismo se extendió por su zona originaria primero entrelos cercanos y después entre los pobres. Los Evangelios, y resulta mareantepensar cuántas deturpaciones, manipulaciones o reescrituras han sufrido, yaestán muy alejados de la figura originaria cuando se redactan: se entrevé perotransformada en el Dios sin tiempo y no el anunciador del final inminente, esun dios más vinculado a las tradiciones mistéricas que al judaísmo; no es ésteel lugar, pero resumamos: la información intencionadamente velada evoca unenfrentamiento entre los primeros judeo-cristianos y los neoconversosgreco-cristianos del autodenominado “poca cosa” Saulo de Tarso (“Paulus”, muertocuarenta años después que Jesús); el Vaticano es más heredero del pablismo quedel jesuismo, de pronto un intermediario con conexión divina desbanca laautoridad de los testimonios directos, queda a un lado el hombre que venía ahacer justicia para Israel y se eleva el Hijo connatural de Dios inspirado porel Espíritu Santo.

Enel 313 el “Edicto de Milán” de Licinio y Constantino tolerará en Roma elcristianismo; será Teodosio en el 380 con el “Edicto de Tesalónica” quienvincule a Roma con el cristianismo oficial y definitivamente, por medio quedala oscura historia del asesinado neopagano Juliano el Apóstata y curiosamentela lucha contra la supuesta herejía de Arrio que niega la naturaleza divina deJesús (tampoco le debió ser agradable echar las tripas por diversos orificios,supuestamente como señal de castigo divino tras el Concilio de Nicea, iniciodel catolicismo). Constantino ni siquiera se bautizó, cuentan que lo hizo en ellecho de muerte por si acaso, su vida no fue un modelo de piedad; su madreHelena, tres siglos después de la muerte de Jesús encontraría en Tierra Santaintactas buena parte de las reliquias venerandas de hoy y señalaría los lugaressantos como quien pone nombre a las calles.

Megusta la historia del documento conocido como “Donación de Constantino” por elcual el Imperio se cedía a la Iglesia; a mediados del siglo XV Lorenzo Vallapublicó sobre las incongruencias filológicas, el latín y los términos usados noeran de aquella época; y las inconsistencias lógicas, se hablaba hasta deciudades no fundadas aún como si ya existieran. Kilómetros de cruz original,miles de espinas, pellejos variados de prepucios, cientos de clavos ydocumentos dudosos... Saquen conclusiones.

Elverdadero cambio de era del siglo I se produjo, pues, a posteriori, tres siglosmás tarde, y ha sido consolidado como una realidad durante otros milsetecientos años. Cualquier erudito leedor, lectora avezada, sabe algo sobre laderiva histórica de dogmas inventados para mayor gloria de los dominantes a fuerzade hierro candente: la Inmaculada Concepción o la Naturaleza de Cristo, laresurrección en cuerpo y alma, la transmisión del pecado original, laexistencia o no del Mal, la infalibilidad papal o su poder político como Rey deReyes... han sido “discusiones” sangrantes. Ni siquiera la cruz latina es unsímbolo originario cristiano, como tantas cosas se le atribuye a San Agustín laexplicación según la cual era así como crucificaban los romanos e hizo losprimeros escarceos perifrásticos acerca de su simbolismo (ya vimos en elcapítulo de Platón sobre el Símil de la Línea cómo la cruz latina secorresponde con una representación de la totalidad de lo real a través de laproporción áurea).

Parala Historia del Pensamiento lo relevante fue el proceso de abandono,destrucción, ocultación y distorsión de todo el legado antiguo, que lejos deltópico de haber sido conservado en los monasterios: volverá a llegarnosprogresivamente desde el mundo árabe. En el siglo VI Cosmas Indicopleustesexplicará el Universo cristiano y, sin ánimo de descontextualizar, sucosmología no es más que un garabato infantil a lado de la Antigua. Insinuemosaquí la gloria del estudio de Peter Brown, Autoridad sobre esta época, acercade cómo la Iglesia empezaría a acumular riquezas prometiendo su salvaguardahasta la llegada de Juicio Final (ya “sine die”) para su posteriorrecuperación, una especie de Banca Celeste que incluía la jerarquización de losturnos frente al Tribunal definitivo.

Estodebería estudiarse así en Primaria, para que cada cual con su formaciónpersonal sacara las conclusiones oportunas. Moraleja: no se defiende a la fesino a una tradición tan cambiante como todo lo humano; la alternativa es elintegrismo, no existe posición intermedia.

Comoreza el tópico de Alfred Loisy: “Se esperaba el Reino, pero vino la Iglesia”.

“Incipitvita nova...”.

[segue]

Lo + leído