Crónica de una jornada histórica: Manipulación, crispación policial y soluciones
06
de Marzo
de
2018
Actualizado
el
02
de julio
de
2024
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La pasada jornada del viernes dos de marzo del año 2018 en Madrid, ya ha pasado a formar parte de la historia viva en mayúsculas del sindicalismo policial. Varios son los motivos que refutan dicha afirmación. El principal de todos es el que corresponde a la concentración que se realizó en la mañana de dicho día en la plaza de Carabanchel a la entrada del complejo policial donde se encuentran las sedes nacionales de los sindicatos con representación en el Consejo de la Policía.Por primera vez miles de policías convocados por JUSAPOL y entre los que se encontraban representantes de ARP, indignados por el funcionamiento de los sindicatos tradicionales por la antinatural alineación de éstos con el Gobierno apoyando un acuerdo de subida salarial en unos términos alejados de lo que es la equiparación salarial real, manifestaron su hartazgo con frases del tipo “NO NOS REPRESENTAN” y actos simbólicos de quema de carnets de afiliación a dichos sindicatos.Pero es que si la connivencia de sindicatos clásicos junto a asociaciones de la Guardia Civil con el Gobierno es de por sí razón suficiente para no confiar y sospechar del proceso de negociación, el que por parte de dichas organizaciones se anunciara que se iba a consultar dicha subida a sus bases, dejando fuera a una gran parte del colectivo e incluso permitiéndose el voto de alumnos preafiliados, añadió leña al fuego del malestar general de los y las policías.Pero para ponerle una guinda a todo este cúmulo de despropósitos se conoce ese mismo día que el Ministro del Interior Sr. Zoido en una entrevista en Televisión Española declara tratando el tema de las negociaciones por la equiparación salarial que en la reunión previa, con la última oferta del Gobierno, se había firmado un acuerdo de éste con los sindicatos. Dicha revelación o lapsus desenmascaraba la firma de un preacuerdo previo que dejaba la consulta posterior de los sindicatos en una mera farsa o paripé.Ese mismo día tras la concentración en Carabanchel, los únicos actores que desde el minuto cero apoyaron la reivindicación por la equiparación salarial con JUSAPOL, que son la Agrupación Reformista de Policías y asociaciones de la Guardia Civil no representativas, acudieron a una reunión con Ciudadanos en el Congreso, con la asistencia de Albert Rivera y Miguel Ángel Gutierrez. Ese mismo día también se iban a reunir con los sindicatos tradicionales pero parece ser que desde el Gobierno no veían con buenos ojos dicho encuentro y dejaron plantados a los políticos del partido naranja.En una reunión productiva y de tono amable, desde Ciudadanos se comprometieron a no firmar los Presupuestos del Estado 2018 si no se incluía una partida de 500 millones íntegros para salarios del colectivo policial, que iban a vigilar que efectivamente se viera reflejada dicha cantidad en las nóminas sin trucos ni cálculos confusos y que los mil millones restantes hasta los mil quinientos se reclamarían en los próximos dos años con el compromiso de Ciudadanos. Tras lo cual el Sr. Rivera en rueda de prensa posterior cumplió su palabra comunicando públicamente lo que se trató en la reunión.Pues tanto la concentración, como la reunión con Ciudadanos y su apoyo sin fisuras al movimiento de indignación policial por la equiparación salarial, como la revelación por parte del Ministro de Interior de que el preacuerdo con los sindicatos por la subida salarial (no equiparación) ya estaba firmado dejando la antidemocrática y discriminatoria consulta anunciada en muy mal lugar, provocan que desde el Gobierno hagan una nueva oferta aumentando en cien millones la última que habían anunciado que era definitiva.De nuevo la presión de JUSAPOL y sus aliados, entre ellos ARP, había surtido efecto. Pero también surtió efecto para que comenzara de manera coordinada unas campañas de presión y manipulación por parte de los sindicatos clásicos que coincide en el tiempo con la del Gobierno a favor del acuerdo y haciendo publicidad oficial por sus canales a la consulta paripé ya referida. Por un lado en redes sociales desde cuentas oficiales de sindicatos como UFP y SUP y también desde cuentas anónimas con temática afín a éstos, se empieza a manipular diciendo que la quema simbólica de carnets sindicales en realidad es la quema de policías y se hacen paralelismos con la kale borroka o conductas de origen proetarra. Se acusa de radicales al movimiento de movilización JUSAPOL que es por el que exclusivamente se habían sentado a negociar los sindicatos clásicos, ya sin ningún tipo de fuerza movilizadora. Igualmente se ataca personalmente a líderes destacados en la lucha por la equiparación como el presidente de JUSAPOL criticándole que previamente a esta movilización hubiese sido expulsado de algunos de los sindicatos tradicionales, o en mi caso particular como coordinador general de ARP haciendo montajes gráficos denunciando reunirme en representación de mi organización con Albert Rivera, contrastándolo con críticas vertidas a título personal desde mi cuenta de Twitter años atrás al Presidente de Ciudadanos.Pero ya en un ámbito más serio y con las medidas y consecuencias penales que por su gravedad se requieran, en la red algún desconocido en una web especializada en consultas donde se incluía una encuesta multitudinaria referente a la equiparación salarial se incluye también otra encuesta que dice “¿CREES QUE LUISMI DEBERÍA SER ATROPELLADO?”.Llegados a este punto cabe desmontar el tipo de argumentos anti demócratas que forman parte del ideario de manipulación y confrontación, que a través de la división y crispación parten desde los sindicatos tradicionales, porque de representativos cada vez les queda menos.El primero es acusar de radicalidad y de maneras filo etarras por la quema simbólica de carnets por parte de compañeros indignados. Tergiversar el sentido de esa quema convirtiéndola en un ataque general al colectivo es deplorable y sí que responde a parámetros más cercanos al odio porque desune desde la mentira.El segundo es criticar que algunos miembros destacados del movimiento por la equiparación hayan estado previamente en los sindicatos tradicionales y se les haya supuestamente expulsado, como si eso aunque fuera ci9erto que en muchos casos no lo es, deslegitimara lo que hacen ahora y su crítica al caduco modelo de representación sindical policial. Los compañeros con ideales de independencia y compromiso sindical que ya han estado antes en esos sindicatos y no han sido aplastados y apartados por la apisonadora de estructuras cerradas, con gran capacidad económica, férreamente controladas por cúpulas con intereses ajenos a los del colectivo que quieren perpetuar sus privilegios, y que han materializado otros proyectos exitosos que incluyen códigos de honestidad de sus participantes, representan y son garantía de que por su experiencia anterior no van a permitir ni caer en los errores y fallos esenciales que provocaron la necesidad de ofrecer alternativas serias al corrompido modelo sindical policial.El tercero es utilizar la respetable ideología de la vida personal de los miembros del movimiento de indignación para atacar sus legítimos contactos políticos en representación de su organización en favor de todo el colectivo. Con este tipo de ataques ellos desvelan que mezclan ideología con representación, cuando lo adecuado, y que desde ARP llevamos a rajatabla, es respetar y defender el que cada uno/a pueda en libertad expresar su ideología y críticas anexas, pero en el desempeño profesional ser independientes, y a título de representación sindical se hagan los contactos que sea, apoyando y agradeciendo sin vetos a cualquier partido político que beneficie y ayude al colectivo en nuestras reivindicaciones.El cuarto es realmente poner sobre la mesa la necesidad de hacer una verdadera investigación desde instancias oficiales para desenmascarar a esas personas que desde el anonimato y en las redes, y por temas sindicales policiales, llegan a cometer delitos contra el honor, odio y otras conductas punibles. Lo preocupante de los resultados de una investigación así es que podría demostrar que detrás de algunos de esos perfiles anónimos hay policías que estarían dejando en mal lugar esta profesión que algunos defendemos a pesar de las presiones y amenazas incluso de muerte. Y una investigación así también cambiaría la percepción en la sociedad de que sólo se investiga y castiga en las redes todas aquellas conductas, por leves que éstas sean aunque sean reprobables, y que afectan negativamente a intereses del Gobierno.Llegados a este punto hay que frenar esta escalada de crispación que preocupa a la sociedad porque se está dando entre aquellos que deberían aportar estabilidad y seguridad a la ciudadanía, como somos el colectivo policial. Los compañeros que han abierto los ojos y saben que es imprescindible un cambio de modelo representación sindical pero que son novatos en expresar su indignación deben canalizar toda esa fuerza reivindicativa de manera inteligente para que no puedan utilizar sus honestos actos en manipuladoras campañas de desprestigio. Hay que denunciar con pruebas todos los privilegios e irregularidades que desde los sindicatos tradicionales se hayan producido o se estén produciendo e ir purificando el marco de representación sindical policial.No hay que entrar en la errónea idea que se traslada desde las cúpulas de los sindisaurios de que los ataques a su actuación, ajena al interés general y de la mano de un Gobierno necesitado de un rápido acuerdo para ir a la firma de los presupuestos tranquilo y sin policías y guardia civiles unidos reivindicando por toda España en cualquier acto, concentración o manifestación, es un ataque a todos los policías o representantes sindicales. Ellos son los máximos responsables, y a quiénes van dirigidas estas críticas. El resto sólo debe responder en la medida de su inercia de apoyo a determinados y caducos proyectos sindicales que han perdido ya su significado y esencia, y que actualmente forman parte del problema.Hay que dejar bien claro que nunca antes estuvimos tan cerca de conseguir una justa reivindicación de igualdad como es la salarial con las policías autonómicas, que tenemos mucho más poder y aceptación social de lo que imaginamos y debemos saber aprovecharlo, que antes nunca hubo agentes de control de las negociaciones fuera del corsé que forman Gobierno y sindicatos tradicionales, como son JUSAPOL y ARP entre otros, y que por mucho que intenten intoxicar y dividir tienen movimiento de indignación policial para rato hasta que no se plieguen a la equiparación real materializada en las nóminas y sin dejar fuera a compañeros en segunda actividad y futuras jubilaciones. Estamos luchando por nuestro presente y por nuestro futuro.No debemos olvidar que igual que la ciudadanía nos está apoyando masivamente no debemos olvidarles y tenemos que pelear y simpatizar también con ellos para que a nuestro alrededor los diferentes colectivos sociales que reivindican por la mejora de sus derechos se vean amparados por nuestro apoyo y consideración.Y para finalizar cabe hacerse las siguientes preguntas que rondan en miles de cabezas de policías indignados por la situación que se está viviendo.¿Por qué los sindicatos tradicionales no han forzado al Ministerio a más reuniones hasta conseguir los euros que restan hasta la equiparación real y poner fin al conflicto existente y a su vez las movilizaciones de JUSAPOL? ¿Podría ser una respuesta a la anterior pregunta que aceptar esos 1500 millones supondría un reconocimiento público de haber conseguido JUSAPOL un éxito sin precedentes y un descrédito para el inmovilismo de los sindisaurios? ¿Y también podría sumarse como respuesta a la primera pregunta que al Gobierno del PP no le interesaría el éxito del logro de los 1500 millones para la equiparación salarial gracias a JUSAPOL para evitar que tampoco el partido Ciudadanos que ha apoyado desde el inicio la reivindicación sacara rédito político en las Elecciones Generales?Estos interrogantes provocan que policías y guardia civiles una vez más seamos víctimas de unos intereses político-sindicales que al nivel de influencia, gestión y decisión de las cúpulas de asociaciones y sindicatos clásicos son una vez más prueba de la traición a los intereses generales del colectivo.
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