- Conflictos entre padres; en ocasiones las familias tienen relación fuera de lo que es el ambiente escolar. Esto, en algunos casos, puede llevar a conflictos, y dichos conflictos pueden repercutir directamente en la convivencia de los niños.
- Niños en situaciones familiares complicadas; a nivel psicológico, el hecho de que un niño esté pasando por situaciones de convivencia familiar difíciles, puede repercutir en su comportamiento y actitudes durante la jornada escolar. Esto puede llevar a problemas de convivencia con sus compañeros, y que estos emitan sus quejas en casa. En estos casos, si no hay empatía por parte de los padres de los niños afectados y, en lugar de informarse al respecto, creen que la visión infantil de sus hijos es objetiva, pueden caer en la estigmatización del niño o niña que tiene la problemática con su hijo/a.
- De la misma forma que en el caso anterior, cuando un alumno tiene algún problema de salud, o algún tipo de necesidad especial debido a algún trastorno, puede repercutir en la convivencia de los escolares, cayendo de nuevo en el peligro de la estigmatización.
- La identidad sexual o de género también son factores que pueden llevar a la estigmatización de los niños/as.
- Xenofobia, racismo, religión o política son factores muy habituales en el bullying, que pueden provocar malestar entre padres con distintas ideologías o de distintas razas o etnias. Todo ello puede repercutir directamente en la convivencia entre los niños, o incluso provocar el ataque a algún alumno que salga de la media en alguno de estos aspectos.
Hasta hace unos años, el concepto “se ríen de mí en el colegio”, o “se meten conmigo en el colegio”, era algo que se escuchaba habitualmente, que estaba normalizado, asumiendo que formaba parte de la vida escolar de los alumnos. Actualmente hablamos de BULLYING, palabra que no aparece en la RAE, pero cuyo significado está muy claro. El bullying es el acoso escolar, el maltrato que unos alumnos pueden infligir sobre algunos de sus compañeros, tanto a nivel físico como a nivel psicológico. En este aspecto, se está avanzando cada vez más, las administraciones están empezando a buscar estrategias para penalizarlo, y los colegios utilizan cada vez más técnicas para detectarlo y gestionarlo.Pero hay un bullying del que prácticamente no se habla. ¿Qué pasa cuando son los padres de alumnos los que estigmatizan a un niño o niña, y provocan de esta forma un vacío o un perjuicio sobre su persona? Este tipo de acoso se da, sobre todo, en edades tempranas, en cursos escolares donde las decisiones de los niños están directamente vinculadas a sus padres, o simplemente cuando los niños aún no tienen edad de tomar iniciativas propias (educación infantil y primaria en su mayoría).Actualmente vivimos en una sociedad donde, por un lado, las familias tienen mucho más en cuenta que la vida escolar de sus hijos va más allá del propio aprendizaje académico, cosa que es muy positiva, pero a veces se tiende a la exageración. Nos encontramos con perfiles de padres y madres que sobreprotegen a sus hijos, que quieren tener controlado todo aquello que ocurre dentro y fuera de las aulas y que, en muchos casos, ponen en duda a profesores y alumnos hasta el punto de no asumir las propias responsabilidades. Y es aquí, en este punto, donde pueden surgir actitudes que pueden resultar disruptivas a la hora de que los centros puedan llevar a cabo libremente sus funciones, e incluso pueden afectar directamente sobre otros alumnos y/o sus padres.Los motivos para que una familia estigmatice a un niño/a, pueden ser varios. Algunos de los más habituales serían:
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