Si te pienso como amigo caería en el lugar común de afirmar que te extrañaremos y que nos duele que tu imagen no siga en la dinámica que dimos en llamar vida. Sin embargo excediste a los que pudieron haberte considerado amistosamente, excediste tu derredor, excediste tu ámbito, tu oficio, y hasta excediste tu propia pluma, excediste a la pluma misma en el paroxismo del exceso.
El olor que de la tierra emana, tras una breve lluvia, de tu Loreto natal, te cobijara como Marina, muy pocos que perciban tal aroma desconocerán que están pisando la tierra donde nació Oscar.
Y como esas cenizas, a las que siempre las pensaste tal como lo que son; el cúmulo de la humanidad, engalanan ese pueblo que te contempló en el arrojo, ahora todos asimilamos un fragmento de lo que sos, porque esa es la diferencia sustancial de los poetas con el resto de los mortales, vos hace tiempo que sabías que sin querer, la inmortalidad te guardaba una parcela en ese panteón glorioso, acervo espiritual de la humanidad.
Pasaremos tanto tiempo pensando los que nos ayudabas a pensar, escuchando la música que le pusiste a la filosofía, otros pasaran, otro tiempo más, culposos, por no haber dado cuenta antes de tu gigante paso por nuestra Corrientes natal. También lo sabías Oscar, por eso tu elegante indiferencia para con ellos, los deja al descubierto, de no haber tenido siquiera el donde de gente de cumplir con el deber ciudadano de haberte ofrecido los lugares desde donde tu apostolado hubiese sido más confortable con tu transitar.
Pero no te ibas a quedar en ese detalle, siempre estuviste más allá de la cotidianeidad que esos enfermos endiosan, vos fuiste por el elixir de la humanidad, por el brebaje mágico que nos diera las respuestas que seguiremos sin contestar.
Tuve la suerte de conocerte, el privilegio de compartir charlas, conferencias, el derecho a debatir, a disputar, él mismo que no lo tendrá tu ahijado, pero del que me aseguraré, como tantos otros, que cuando tu nombre se mencione, piensen en poemizar filosofando y para esas almas errantes de las que por suerte te has ido para siempre, que les carcoma la vergüenza, que les corroa la envidia por haber tenido en nombre de tu arte tanta materialidad que jamás la canjearán por tu genio.
Oscar Portela a días de que terminará su arrojo existencial. (Enero de 2014) Por Francisco Tomás González Cabañas.-
MORIR EN LA MUERTE
Toma mi nombre de muerto,
el lugar de mi ausencia y hazme
presente vivo entre los muertos,
muerto entre vivos. Por el nombre
entra la muerte al mundo,
viene el hombre a nacerse
y decirse palabra por el nombre
se toma posesión de las horas,
los dolores y el aire
En tu nombre, muerte, hazme
eco entre sombras, dame en tu
lengua el rostro y hazme
nacer en ti.
(La memoria de Láquesis por Oscar Portela)