La infanta Elena cobra más de 300.000 euros anuales como directora de Proyectos Sociales y Culturales de la Fundación Mapfre y vive en un piso de 500 m2 situado cerca del Retiro con un valor aproximado de 2 millones de euros. Al parecer, la vivienda es un regalo de Juan Carlos I, que -según se dice- ha reunido una fortuna de 2.000 millones de euros con sus comisiones y negocios opacos. La infanta Cristina cobra un sueldo anual de 400.000 euros como directora del Área Internacional de la Fundación Bancaria "la Caixa" y otros 200.000 como directora de la Fundación Aga Khan. Además, hace unos años ingresó 1'4 millones de euros por la venta de su patrimonio inmobiliario en España. En cuanto al inefable Froilán de Todos los Santos, cobra siete mil euros al mes por trabajar en una petrolera de Abu Dabi.
¿Alguien se cree que Elena, Cristina y Froilán se levantan a las 7'30 para acudir a sus despachos y trabajar ocho horas? Todo sugiere que sus sueldos son prebendas gratuitas, estipendios recibidos por su linaje exentos de cualquier compromiso laboral. Se atribuye a Letizia Ortiz un patrimonio de 8 millones de euros, una cantidad que ha acumulado como reina de España. Con un sueldo anual de 50.000 euros, cuesta trabajo imaginarse cómo ha podido lograr un saldo tan abultado. Se calcula que Felipe VI posee un capital de 16 millones de euros. Si tenemos en cuenta que su sueldo anual es de 270.000 euros, cabe preguntarse de dónde han salido tantos millones.
La pensión media en España es de 1.250 euros y el salario medio asciende a 2.250. El contraste entre el nivel de vida de los ciudadanos -¿o quizás habría que decir súbditos?- y el de la familia real es obsceno. La meritocracia es un cuento. Algunas personas acumulan un gran patrimonio sin desarrollar ninguna actividad y otras viven miserablemente, pese a trabajar duramente. "Ya no puedo gritar –masculla Max Estrella en Luces de bohemia-. ¡Me muero de rabia!... Estoy mascando ortigas. La Leyenda Negra, en estos días menguados, es la Historia de España. Nuestra vida es un círculo dantesco. Rabia y vergüenza". No creo que esas palabas hayan perdido un ápice de actualidad.