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De las deudas... que no se pagan

20 de Octubre de 2023
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Espero que los lectores no tengan queja de que no cumplo con mis compromisos: les dije que dejaría de dales la matraca durante algún tiempo y creo que ese tiempo ha transcurrido con creces. La verdad: ya no me podía aguantar más sin escribir sobre algo que hace mucho tiempo que tengo en mente, sinceramente, porque creo que es importante hablar de deudas ahora que, según se prevé, con poco margen de error, habrá que derramar bastante tinta con la deuda de Cataluña con España; que, por cierto, sin temor a equivocarme -salvo que tengamos que celebrar de nuevo Elecciones Generales por falta de acuerdo entre tantos grupúsculos- se les va a “condonar”, porque, evidentemente, será parte del acuerdo con los independentistas catalanes, que dicho sea de paso, saben sobradamente que lo de la deuda puede colar, pero lo de la independencia no lo van a permitir los de los sables por mucho referéndum que demanden, independientemente de que se haga caso a la idiotez del presidente del PP de un referéndum en el que participen todos los españoles, lo que me hace recordar lo que dijo alguien en Facebook sobre los fachas: “Uno de cada tres fachas es igual de imbécil que los otros dos”. Con perdón por lo de facha, porque los Sres. del Partido Popular son sólo conservadores… pero que, prácticamente, es lo mismo.    

En fin. ¿Quién no ha tenido alguna vez una deuda monetaria? Servidor, si mal no recuerdo por la edad, creo que las ha tenido -con la Banca, obviamente- desde que tiene uso de razón, aunque, todo sea dicho, también le ha metido más de un “gol” a unos cuantos Bancos de entre los más destacados del país y un par de ellos del mundo. Algunos de los cuales aún me siguen reclamando la deuda -después de más de 20 años, sabiendo que ya ha prescrito- a través de esas miserables empresas de recobro a las que, obviamente, no hago el más mínimo caso. ¡Todo lo que no pase por la judicatura, es papel mojado! Y, como estamos viendo últimamente, depende de quién o quiénes sea lo que pase, también se puede convertir en algo efímero. Ellos lo saben, pero erre que erre a ver si cuela pensando que todos los españoles somos idiotas y analfabetos. Y no, queridos usureros, hay quienes sí hemos ido a la escuela, aunque hayamos perdido mucha parte de nuestra juventud en tratar de meter la mano por debajo de alguna falda -si la tal se dejaba, porque si no lo teníamos crudo, las chicas de los años 60/70 te soltaban un sopapo a la más mínima, y calladito sino querías que pasara a “otras instancias”- o jugando al futbol en lugar de educarnos suficientemente, que quien suscribe lo tenía a su alcance porque sus padres trabajaban de sol a sol para ello. Pero, como uno ha tenido la mala “gerol” de hacer siempre lo que le daba la gana…

En otro escrito -este no da para tanto- les hablaré del dinero fiduciario ampliamente, porque la cosa es gorda.

Y aunque este lo quiero dedicar a la Deuda Pública de las Comunidades Autónomas por lo tan traído y llevado de Cataluña, voy a hacer un inciso para, con la ayuda de un Sr. llamado Fernando Vizcaíno Carles, decir algo sobre la Deuda Pública de las Naciones que es algo de suma importancia por cómo se “atesora” el dinero, incluso aunque en parte -sino en toda- sea fiduciario. ¿Quiénes son los dueños de los países y, por ende, los verdaderos dirigentes de sus gobernantes y políticos? se pregunta este Sr. antes de mostrar un cuadro -del que ahora sacaré algunos de sus datos- y de señalar una frase de Mayer Amschel Rothschild (un miembro de una de las tres o cuatro familias más ricas del mundo) muy interesante que dice así: “Dadme el control de la moneda de un país y no me importará quién hace las leyes”. Pues bien, según ese cuadro referido a datos del año 2022/2021 de los países que más nos pueden interesar, podemos observar como la Deuda Pública de España (año 2022) es de 1.502.501 millones de €, el 113,20% de su PIB, y en el año 2024 el gasto en intereses marcará un record de casi 40.000 millones; la de Alemania (año 2022) de 2.563.081 millones de €, el 66.30% de su PIB; la del Reino Unido (año 2022) de 2.990.049 millones de €, el 102,64% de su PIB; la de Francia (año 2022) 2.950.049 millones de €, el 111,60% de PIB; la de Italia (año 2022) de 2.756.969 millones de €, el 144,40% de su PIB; la de Portugal (año 2022) de 272.586 millones de €, el 113,90% de su PIB; la de EEUU (año 2021) de 24.805.559 millones de €, el 126,43% de su PIB; la de Japón (año 2021) de 10.801.479 millones de €, el 255,39% de su PIB, y, por último, la de China (año 2022) de 13.241.214 millones de €, el 77,10% de su PIB. Como se puede observar (viendo el cuadro completo) la inmensa mayoría de países del mundo (los que más los más desarrollados, excluida Rusia) se hallan endeudados hasta límites que incluso superan su propio PIB, es decir, de billones de euros, y, como no podía ser de otra forma, los acreedores de tan desorbitantes sumas de dinero (fiduciario, en parte, reitero) son los Bancos Internacionales, que son aquellos (sigue el Sr. Vizcaíno Carles) que imprimen el dinero para prestárselo a los países con intereses, unos intereses que jamás pueden ser pagados limpiamente debido a la sencilla razón de que la usura -interés que se cobra por un préstamo- es un fraude. Si el Banco Central Europeo (BCE) le presta 1.000 millones de € a España a un interés del 4,5%, España debe regresar al Banco no sólo esos 1.000 millones, sino, también, otros 45 millones. Y la pregunta que correspondería hacerse, es de dónde va a sacar esos otros 45 millones si originalmente el Banco sólo imprimió 1.000 millones. Ese dinero no existe y, por tanto, no puede ser reembolsado. La única solución para pagar la deuda con sus intereses, es la de pedir al BCE un nuevo préstamo que generará todavía más intereses y aumentará la Deuda Pública española y la inflación, disminuyendo así el valor del dinero ya en circulación en manos de la ciudadanía. Y termina el Sr. Vizcaíno este párrafo: “Esta es la razón por la que todos los países del mundo han terminado en bancarrota y con la soga al cuello, así como sus ciudadanos más pobres cada día que transcurre. ¿Y quién sostiene esa soga y la aprieta o afloja a voluntad? Los dueños de los Bancos Internacionales; quienes, por extensión, se han adueñado también de los países endeudados y de sus políticos. Los países, incluso aquellos del primer mundo como España, Alemania Italia, EEUU o Canadá, son pobres como ratas y pertenecen a los dueños de la Banca Internacional”.

Con perdón por lo extendido anteriormente, vamos con las DEUDAS de las Comunidades Autónomas que es algo muy interesante saber cómo está distribuida y comprobar algunas sorpresas que nadie cita en ninguna prensa de desinformación como son esos periódicos El Mundo, ABC, La Razón, El Español, Ok Diario o incluso el País, por nombrar sólo unos cuantos.

Es curioso comprobar (con datos del 2º Trimestre del 2023) como la Comunidad de Madrid que tiene una deuda de 37.658 millones de euros (el 13,70% de su PIB), prácticamente, casi la misma que Andalucía (38.018 millones de euros, el 20,20% de su PIB) no tiene deuda con el Estado, mientras los andaluces si deben al Estado 25.409 millones de euros. Lo mismo que les ocurre a las Comunidades de Navarra (3.175 millones de euros, el 13,30% de su PIB) y del País Vasco (10.916 millones de euros, el 13% de su PIB) que tampoco deben nada al Estado. Y sorprende que la Comunidad de Murcia, de 12.072 millones de euros (32,10% de su PIB), deba al Estado 10.286 millones de euros, o sea, casi toda su deuda pública, estando entre las Comunidades que mayor deuda per cápita (7.732 €) tiene, sólo por detrás de Cataluña y de la Comunidad Valenciana (10.881 € y 10.861 € respectivamente). Como no podía ser de otra forma, Cataluña, que tiene una deuda de 86.800 millones de euros (el 32,40 % de su PIB) debe al Estado la nada despreciable suma de 73.110 millones de euros, y la Comunidad Valenciana, que tiene de deuda 57.246 millones de euros (el 43.50 % de su PIB), debe al Estado la tampoco despreciable suma de 48.344 millones de euros, tan solo 8.902 millones de euros que, supongo, son sólo suyos. Para no alargarme demasiado, tengo que decir que la deuda de todas las Comunidades (incluida, como no, Extremadura -5.161 millones de euros, el 22% de su PIB- que debe al Estado 2.494 millones de euros, la mitad de su deuda redondeando, y que, no se lo pierdan, tiene una deuda per cápita, 4.897 €, superior a la de Andalucía que tiene 4.421 €) suman nada menos que 327.346 millones de euros, de los cuales 191.750 los deben al Estado. 

Para mí que el problema con los catalanes (aparte de la tan traída amnistía que no supone inconveniente alguno, puesto que ya se ha hecho en otras ocasiones con menos motivo) está en la “condonación” de esa enorme deuda con el Estado. Ya que, seguramente, los valencianos van a pedir lo mismo, y como las fichas de un dominó detrás irán las demás Comunidades, que, de los antedichos 191.750 millones de euros del total, suman 70.293 millones de euros sino he sumado mal. Mucha pasta para darle “carpetazo” así por las buenas. Aunque la verdad es que como reza el título de este escrito, las deudas, sobre todo las públicas, no se pagan. Pero, ¿qué me dicen de los intereses de esas deudas? Sobradamente es conocido que los Bancos que son quienes poseen la mayor parte de esas deudas no van a perdonar sus intereses, aún a pesar de que es algo ilegalmente permitido: “Me prestan el dinero (por ejemplo, el BCE) al ¡0%! y yo financio al Estado -con su propio dinero- al 3%, 4% o incluso a un interés superior, con lo cual el total de la deuda me importa un comino, sé que no se va a pagar nunca y si se hiciera alguna vez será con dinero fiduciario de ningún valor”. ¿Y el Estado español va poder asumir semejante disparate? Sería, con total seguridad, la ruina de una gran parte de los españoles y la del Estado propiamente dicho, pues -que me perdonen los economistas de derechas- la inflación se vería incontrolable según los expertos en temas de esta naturaleza.

En el próximo escrito hablaré del Gobierno y del dinero fiduciario, que, especialmente, lo del dinero es algo muy interesante. Será cuando hayan “digerido” este.

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