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Los descendientes

01 de Mayo de 2025
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Los descendientes

El mes pasado presentamos en el Salón de Actos que tiene la Diputación de Cáceres en Pintores, 10, el libro del catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, Gutmaro Gómez Bravo: Los descendientes.

Esta obra me sirve para realizar algunas reflexiones en torno al papel de la familia y la Memoria. Sobre todo, si se parte de una situación como la española, donde, mientras en Europa se comenzaba la justicia transicional, aquí se mantenía la memoria del castigo. La de los vencedores y vencidos.

En el caso que analizamos se pueden observar las visiones de un mismo tema por parte de cuatro generaciones. En ellas se relaciona, una vez más, Historia y Memoria. Lo público y lo privado. El archivo y el entorno familiar.

En la era digital en la que nos desenvolvemos se puede construir un pasado a media ( muchas veces fundamentado en bulos). Por esta razón, la cuarta generación está recibiendo, en buena medida,la misma visión del pasado tergiversada que sufrió la primera ( impuesta, como indica el autor, a sangre y fuego). Se recibe una visión virtual de la Historia que encima hacen viral, mientras los descendientes de las víctimas tienen una visión heredada de lo que les contaron sus familiares ( incluidos sus obligados silencios).

Las generaciones de jóvenes que se marcharon a Europa en las décadas de los 50 y 60 del pasado siglo ( sobre todo a Alemania, Francia o Suiza) no se fueron, en su mayoría porque buscasen restaurar la Democracia, ni la República ( muchos de ellos ni la conocieron), sino por mejorar sus condiciones de vida.

Sin embargo, se encontraron allí la libertad y una vida muy diferente a la que dejaron atrás. Es como una enfermedad en la que se prima la memoria corta a la larga ( con expresiones como “ de eso no se habla…”.

Más adelante el papel  reivindicativo de la Universidad y de los movimientos sociales organizados, junto al choque entre los dirigentes de los partidos políticos en la oposición a la dictadura que se encontraban en el interior y los del exilio,hizo que se priorizaran otros temas alejados de los meramente derivados de la contienda bélica civil.

Así, miles de familias durante la Transición ni siquiera sabían dónde estaban los restos de sus seres queridos asesinados en la guerra. Muchos otros sí conocían el sitio exacto de las fosas comunes, pero no podían exhumarlos. Todavía ahí seguimos…

Estas políticas de memoria han devenido en partidistas por la mera razón de que desde la derecha no se entiende que sea una cuestión de Estado y rechazan el consenso. Incluso podemos escuchar hasta a diputados de VOX que se vanaglorian de que los jóvenes están descubriendo las bondades del franquismo gracias  a las redes sociales. O incluso se divierten con juegos en los que se presenta a Franco como un héroe.

Es el terreno de lo fugaz, de lo inmediato y no reflexivo que contrasta con la oleada que se produjo a partir de 1980 con la apertura y consulta de documentos en los Archivos ( algunos todavía vedados) y la publicación de   libros, tesis doctorales, trabajos de investigación…

En definitiva, los descendientes, varias visiones de la Historia y de la Memoria.

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