El equipo de K4 español formado por Saúl Craviotto, Marcus Cooper Waltz, Carlos Arévalo y Rodrigo Gremade, lleva un año entero trabajando a destajo para el día de hoy. El último mes había sido “el peor de sus vidas”. El resultado fue fabulos. Subampeones olímpicos. Un dream team fantástico, perfectamente coordinado. Liderados por un Craviotto de leyenda. No en vano Cooper Waltz fue oro en el K1100 de Río 2016, y Carlos Arévalo y Rodrigo Gremade han sido tres veces subcampeones del mundo.
Adiós a toda la polémica en la que se vio envuelta la selección de los palistas que tendrían que conformar este equipo. Nada mejor para disipar las dudas, que colgarse una medalla de plata. El conjunto español brilló durante todo el día de hoy para coronarse como el segundo mejor K4 del planeta.
Ayer ya pudimos comprobar que estaban en un estado de forma brutal. Ganaron su serie con un tiempo de 1:21:658. Lo cual supuso el récord olímpico. La mejor marca jamás conseguida en unos juegos. En la semifinal de esta mañana también se impusieron con solvencia, con un tiempo de 1:24:355. Dosificando fuerzas. La final, durísima e igualada hasta el final, no pudo caer del lado Craviotto, Waltz, Arévalo y Gremade, que hicieron un tiempo de 1:22:445. Los alemanes, archienemigos de los nuestros (3 de los cuatro integrantes son medallistas olímpicos), fueron oro. El bronce fue a parar a manos del cuarteto eslovaco.
Craviotto es leyenda
Gracias a esta medalla, Craviotto asciende al escalafón más alto del deporte español. Igualando a su amigo David Cal como el deportista español de la historia con más medallas olímpicas. Al palista español se le vio tenso y algo falto de fuerzas en la prueba del K1200. Comenzó con una salida falsa, y termino clasificando a semifinales con algunas dudas. Él mismo manifestó que estaba muy nervioso, y que va mejorando con el paso de la competición. Craviotto tiene un volumen enorme de presión a sus espaldas. Algo que siempre ha sabido y podido gestionar a la perfección.
Con esta son ya cinco medallas las que acumula Saúl Craviotto en su excelso palmarés. El catalán fue oro en el K2500 en Pekín 2008, plata en el K1200 en Londres 2012, oro en el K200 en Río, y bronce en el K1200, también en Río.
Saúl ha vuelto a hacer historia. Es incansable. Un deportista con todas las letras. Pura ambición. No hay reto que se le resista. Una vez más ha conseguido que España se pegue a la televisión para vibrar con su estilo y pasión. Una vez más, Craviotto toca el cielo. Y junto a ellos tres palistas descomunales. Un equipo de ensueño.