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La deshumanización

02 de Agosto de 2024
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La deshumanización

Cada día podemos observar con impotencia, tristeza y rabia como vamos avanzando con gran rapidez por el camino de la extinción  de nuestra especie a causa de la deshumanización. 

A lo largo de la Historia de la Humanidad ha habido guerras por multitud de causas; conquistar territorios, guerras debido a la religión,  guerras civiles...pero nunca se vio como hasta ahora, la falta de humanidad, la insensibilidad y el odio hacia el pobre.

Es evidente que estamos utilizando la inteligencia,  la ciencia y la tecnología para hacer el mal, para destruir el Planeta y a los seres vivos que habitamos en él. 

Nuestros gobernantes se han achantado ante los oligopolios, las multinacionales y los señores de la guerra, que ven en las armas( cada vez más sofisticadas y mortíferas) la manera de enriquecerse a costa del sufrimiento y la muerte de millones de personas. 

Nunca hubo la deshumanizacion que estamos viendo en la actualidad; las guerras de Rusia y Ucrania,  el Genocidio del Pueblo Palestino por parte de Israel o la posible guerra de Israel contra el Líbano(Netanyahu genocida), la muerte por falta de agua, alimentos y medicamentos de millones de personas en África  y el rechazo a la inmigración nos lo están mostrando un día tras otro, mientras vemos a nuestros gobiernos aceptar todas éstas terribles y espantosas injusticias sin hacer nada.

La inmigración es una de ellas.

Las personas que abandonan su hogar, su familia,  sus hijos... no lo hacen por capricho lo hacen porque se mueren de hambre, por las guerras porque ven cómo sus hijos mueren por falta de TODO, agua, medicamentos, comida...y por las mafias que les roban lo poco que tienen, les violan, matan y destruyen sin piedad.

Muchas de éstas personas arriesgan su vida para llegar a Europa donde creen que encontrarán un trabajo(el que no quieren los europeos) para conseguir algo de dinero y mandarlo a sus familiares. 

Todos sabemos que el Mediterráneo está lleno de cadáveres de ésta pobre gente que vienen a trabajar en las peores condiciones y en los trabajos que rechazamos los europeos, pero se les rechaza por ser POBRES, porque no pueden venir(como lo hacen los ricos) en aviones o jets privados(a éstos sí se les acoge), pero a los que arriesgan su vida en cayucos o mueren en la travesía o se les devuelve a sus países o se les abandona a su suerte o lo que es peor(sí por algunos fuera), se les recibiría con pelotas de goma, plomo o abandonados en el Mar, a éstos se les ignora o se les tacha de violadores y ladrones por muchos indeseables. 

GRACIAS a la gente que les recoge en barcos, a muchas ONGs y a la guardia civil que les atiende cuando llegan exhaustos a la playa.

Con respecto a la inmigración recomiendo leer a mis amig@s y conocidos la novela que acabo de leer "MAR DE DUDAS", el precio de la Libertad, basada en un hecho real.

El autor de la novela Alfonso Pavón Benítez narra la historia de éste hombre valiente, la horrible travesía,  los horrores, vejaciones y sufrimiento para llegar en busca de un lugar donde subsistir.

Cómo nos tiene acostumbrados el autor nos introduce y nos hace vivir una historia que no podemos parar, hasta terminar de leerla.

La claridad en su exposición,  su forma fácil de entenderla...nos hace plantearnos que podemos hacer por éstas personas que han tenido la desgracia de nacer en países olvidados por las grandes potencias después de haberles explotado en sus países durante parte del S. XIX hasta la segunda mitad del S. XX.

Si tenemos dudas de que nos hemos deshumanizado, aquí tenemos la prueba.

Os invito leer ésta novela y recomendarla a vuestros amigos y conocidos, especialmente aquellos que tienen dudas sobre éste terrible problema de la inmigración. 

Gracias al autor, señor Pavón por mostrarnos una realidad que muchos quieren ignorar y ánimo y bienvenido a nuestra tierra a esa persona valiente que arriesgó y sufrió los mayores horrores hasta llegar a nuestro país.

Según Oxfam, cada día, familias de todo el mundo se ven obligadas a abandonar sus hogares. Arriesgan todo cuanto tienen para escapar –a menudo tan solo con lo puesto– del conflicto, los desastres, la pobreza o el hambre, en busca de mayor seguridad y una vida mejor.

La migración no es una amenaza que haya que detener, sino un fenómeno complejo que debe gestionarse. Sin embargo, los Gobiernos se muestran incapaces de cumplir con sus obligaciones morales y legales de proporcionar asistencia y protección a las personas en situación de vulnerabilidad.

Aunque la migración no es un fenómeno nuevo, la magnitud de la actual crisis migratoria no tiene precedentes. Actualmente, hay más de 82 millones de personas en todo el mundo que se han visto obligadas a abandonar sus hogares, la mayor cifra jamás registrada por las Naciones Unidas desde la Segunda Guerra Mundial. La mayoría se encuentran desplazadas dentro de su propio país o en un país vecino.

Entre esta creciente población desplazada, hay más de 26 millones de personas refugiadas, de las que casi la mitad tiene menos de 18 años, y 48 millones de personas desplazadas internas, que se han visto obligadas a refugiarse en otras zonas dentro de su propio país.

Tras estas cifras –de tal magnitud que escapan a nuestra comprensión– se esconden las dolorosas historias de las personas y familias que han visto cómo sus vidas quedaban destrozadas por circunstancias más allá de su control. 

Historias de dolor, pero también de resiliencia.

El hambre, la pobreza extrema y la creciente amenaza del cambio climático, sumados a la violencia, el conflicto y la persecución, han dejado a muchas personas sin otra elección más que escapar. 

Han perdido sus hogares, sus medios de vida y a sus seres queridos y, a menudo, se ven obligadas a buscar refugio en países en los que probablemente sufran problemas similares e incluso más discriminación por la falta de aceptación de la población local. Xenofobia.

Las mujeres y las niñas son las más afectadas pues corren mayor riesgo de sufrir violencia de género (las mujeres refugiadas presentan una doble vulnerabilidad ante la violencia sexual).

Un ejemplo de vulnerabilidad lo tenemos en este pasaje de Oxfam Internacional:

Barry, de 34 años y madre de cuatro hijos, huyó con su familia de Barsologho, en Burkina Faso, escapando de la violencia de los grupos armados y dejando atrás toda su vida. Encontró acogida en una familia de Sera, a 70 kilómetros de su ciudad natal. Gracias a una subvención de ATAD, una organización socia de Oxfam, pudo poner en marcha un negocio, ganar independencia, y ahora vive en su propia casa.

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