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La deslealtad y continuas peleas en la política española embarran a la UE

19 de Noviembre de 2024
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La deslealtad y continuas peleas en la política española embarran a la UE

El proyecto que comenzó con el Tratado de Paris de 1951 con el fin de traer una paz duradera a Europa parece que lleva estancado en la misma pantalla más de 3 décadas y como si estuviéramos bailando la yenka, no hacemos más que dar pasitos adelante y pasitos atrás en un fango que han traído las extremas derechas que van extendiéndose por el territorio europeo.

Cuando en la década de los 90 parecía que se daban pasos rápidos para una expansión geográfica y un crecimiento político de la Unión Europea, no se preveía el resurgir de las políticas e ideas que justamente justificaron la creación del proyecto europeo a mitades del siglo XX.

Partimos de que no es oro todo lo que reluce y la UE, a pesar de ser un faro a nivel mundial en muchas cuestiones, es una institución que nunca se va a partir la cara por los derechos civiles de TODA su ciudadanía y el peso mayoritario de partidos tradicionales, conservadores y liberales no permiten un progreso en estas materias.

Muchos jamás nos podremos sentir plenamente orgullosos del proyecto europeo, más aún cuando hemos podido presenciar como en muchas cuestiones como la inmigración o en genocidios como el que está cometiendo Israel, la UE no toma un rol que lidere a nivel internacional una posición clara que ponga el foco en el respeto a los derechos humanos.

En la última década el panorama político europeo ha permitido la entrada en los parlamentos de varios de los países miembros, así como el Parlamento europeo, a formaciones peligrosas y contrarias a las necesidades actuales de nuestro mundo.

La derecha tradicional se está moviendo por el impulso de las nuevas formaciones ultras a unas posiciones más alejadas de sus posiciones tradicionales y se está viendo contagiada por una extrema derecha que cuestiona las instituciones europeas y nacionales y socava la democracia y el estado de derecho.

Este acercamiento a su posicionamiento incluye el blanqueamiento de los discursos de odio y está ayudando a un incremento en la justificación de la discriminación, generando un clima de intolerancia y violencia.

Los múltiples avances en décadas pasadas parece que están en riesgo y esto se debe a las posiciones contrarias a los derechos de las minorías, las mujeres y el colectivo LGTBI+ que llevan en sus programas estas formaciones políticas. La polarización y la radicalización dificultan la convivencia pacífica y la construcción de sociedades inclusivas.

Mientras que parecía hasta hace poco que Von der Leyen y sus compañeros del Partido Popular europeo tenían claras ciertas líneas en el suelo respecto a ciertos partidos, tenemos a los populares patrios interesados en zarandear esta posición para primar posibles beneficios propios bajo un prisma exclusivamente español. La crispación en España quieren llevarla a Europa y parece que están tratando de convencer a sus colegas de bancada que los partidos fascistas son un socio “decente” y posible a pesar de la mochila anti-EU que cargan…todo lo que sea necesario para lograr minimizar los éxitos del gobierno español en el exterior.

Las consecuencias a medio y largo plazo le dan igual al parecer a Núñez Feijoo que cada vez esta menos interesado en el centro del tablero político y parece que hay un interés claro en el partido a nivel nacional en madrileñizarse…no vaya a ser que le levante de su asiento la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid como le pasó a Casado.

La ineptitud de ciertos presidentes autonómicos con cientos de muertos a sus espaldas está empujando a que desde su partido se esté tratando de tirar barro a otras formaciones políticas con el único fin de tapar la crisis en Valencia. Es evidente el incremento del uso de una estrategia de noticias falsas, levantando la voz para tratar de desplazar la responsabilidad política a instituciones que esta vez ni tenían la responsabilidad ni una culpa que pertenece a Mazón y su desgobierno.

La Unión Europea no debería dejarse ensuciar por las guerras internas en las políticas nacionales y debería volver a preocuparse de intentar volver a cerrar la puerta a la ultraderecha.

Con el tiempo está quedando claro que el trabajo de AEMET y el gobierno central fue correcto y a estas alturas aún no ha caído nadie del Gobierno de la Comunidad Autónoma Valenciana. Tras la intervención del presidente valenciano ha quedado evidente que su solución a esta crisis va a pasar por la destitución de alguno de sus “minions”, mientras que Mazón seguirá aferrándose a un sillón que ha manchado con su falta de previsión y compromiso y con múltiples errores en la gestión de una crisis en la que hizo dejación de funciones.

Para escaquearse y esconder una crisis que han de afrontar han llegado a Bruselas a despotricar contra Teresa Ribera buscando que se rompa el pacto ya negociado entre populares y socialistas europeos y que tenía como misión el lograr formar una comisión que dejara fuera a la extrema derecha. Parece ser que el partido de Núñez Feijoo adolece de una lealtad patria que parece que solo muestran en sus pulseritas y no muestran el orgullo de poder tener a una española en una posición de vicepresidencia de la UE.

Lejos quedan los tiempos en los que el PSOE si mostró lealtad hacia el Partido Popular cuando Rodrigo Rato, vicepresidente económico del gobierno de Aznar fue propuesto para ocupar la dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La gresca y pelea constante en la política española desde la moción de censura de Mariano Rajoy no da tregua y en este nuevo episodio que estamos viviendo durante esta negociación por la composición de la comisión europea España puede quedar fuera de los puestos de más responsabilidad política por la estrategia de guerra continua de un partido popular que no asume las derrotas electorales.

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