Germán Gorraiz López

Deuda, Deflacion y Desempleo

21 de Mayo de 2020
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La economía española se ha basado en las últimas décadas en la conocida “dietamediterránea”, (cuyos ingredientes principales eran el “boom”urbanístico, la exportación, el turismo y el consumo interno), fórmula quecreaba excelentes platos minimalistas, de apariencia altamente sugestiva yprecio desorbitado pero vacíos de contenido culinario y con fecha de caducidadimpresa (2008), debido al estallido de la burbuja inmobiliaria y el posteriorhundimiento del castillo de naipes de la economía española. Posteriormente,asistimos al milagro económico del paraíso neoliberal deRajoy (reducción de la tasa del paro del 23,5% al 14,1%), que tuvo como efectoscolaterales el incremento desmesurado del trabajo precario en España (más de 6millones de personas), la desaparición del mito del puesto de trabajo vitalicio( tasa del 90% de contratación parcial) y progresiva pérdida de poderadquisitivo de asalariados y pensionistas pues según el FMI “el ajusteeconómico español se habría producido mediante la caída de la producción y elincremento del paro, pero insuficiente en el lado de los salarios hasta fechasrecientes”.

Sin embargo, la pandemia del COVID-19 supondrá laaparición de un nuevo virus patógeno,(el DDD) que podría acabar arrasando todorastro de brotes verdes en la economía española al poseer un ADN dotado de latriple enzima D (Deuda Pública desorbitante, Deflación secular y Desempleoendémico) y que podría generar una década de estancamiento en laeconomía española, (rememorando la Década perdida de la economía japonesa).

Deuda Pública desorbitante

Según el Banco de España, el PIB del 2020 sufrirá una caída estimada entreel 9,5 y el 12,4 % lo que contribuirá a que la Prima de Riesgo se dispare, serebaje la calificación de la Deuda del Estado y se incrementen las dificultadespara obtener financiación exterior, factores que actuarán como espoleta de unametástasis recesiva en la economía española. Así, según el Banco de España, laDeuda pública de España para el 2020 podría alcanzar el techo ionosférico del120% del PIB nacional, lo que representa un crecimiento imparable desde el 2005cuando la Deuda rondaba el 42% del PIB nacional (casi 400.000 millones de €).

Deflación secular

Según el INE, el IPC de Abril registró un aumento del0,3% respecto al mes de marzo pero la tasa interanual quedaría en el -0,7%, porlo que podríamos asistir a escenarios de deflación en el horizonte del 2021.Por deflación se entiende “la caída mantenida y generalizada de los precios debienes y servicios durante un mínimo de dos semestres”, según el FMI yconjugada con una tasa de desempleo tan bestial como la española (estimacionesdel 26,9 % para finales del 2020), podría dar lugar a la aparición de un cóctelexplosivo en la economía española de final incierto. Así, las empresasse ven obligadas a estrechar sus márgenes de beneficios para seguir siendocompetitivas lo que les impide mantener sus beneficios empresariales así comorealizar las necesarias inversiones en Bienes Equipo y que tiene como efectosecundario una congelación o reducción del sueldo de los trabajadores que hacereiniciarse la espiral deflactiva, alimentada por la subsiguiente reducción delconsumo.

Desempleo endémicoSegún las previsiones delBanco de España y el FMI, la crisis del coronavirus provocará que la tasa deparo en el 2020 supere la cifra estratosférica del 20% lo que significará elretorno a escenarios del 2010. Ello, aunado con el drástico descenso de losingresos del Estado y las Autonomías y el bestial incremento de lasprestaciones de Desempleo se traducirá en una sensible reducción de lossubsidios sociales para el 2021 que afectaría a la duración y cuantía de lasprestaciones de desempleo, a las pensiones de jubilación y viudedad y a lossueldos de los funcionarios. Así, asistiremos al finiquito del consumismocompulsivo imperante en la pasada década debido a la pérdida del poderadquisitivo y a la ausencia de la cultura del ahorro doméstico, lo que podríaprovocar en un futuro mediato una desertización productiva que fuera incapaz desatisfacer la demanda de productos básicos. Además, de seguir obviando la inversiónen I+D+i, España podría convertirse en la próxima década en un paístercermundista a nivel de investigación e innovación, condenado a comprarpatentes extranjeras y producir productos de bajo perfil tecnológico querequieran mano de obra de escasa o nula cualificación y fácilmente explotable,con salarios seiscieneuristas e interinidad vitalicia.

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