El dilema de Lobo Carrasco

Eduard Casas Bertet
02 de Junio de 2025
Actualizado a las 17:52h
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El dilema de Lobo Carrasco

Rúa del Barça para celebrar el campeonato de Liga de fútbol 24/25 a falta de dos jornadas para su finalización. El portero del Barça Wojciech Szczęsny parece que vapea o fuma alegremente en el autobús. Las cámaras del mundo graban primeros planos.

Lobo Carrasco, mítico extremo izquierdo culé desde 1977 hasta 1992, ahora comentarista del programa de fútbol El Chiringuito, valoró seria y severamente la escena.1

Sentenció que lo veía como a un enfermo al que se había de ayudar, que se estaba quitando la vida, que daba mala imagen del club y que era un vicio que debería quedar en su privacidad. Remató que si por él fuera, no hubiera subido al autobús o lo hubiese hecho bajar.

El éxito

En el mundo del deporte, cuando hay victorias, suelen producirse escenas similares. ¿Quién no recuerda al legendario Michael Jordan fumándose un puro tras conseguir uno de sus anillos de la NBA? O a Carlo Ancelotti fumándose el susodicho durante la celebración de la Champions 23/24.

Con respecto al alcohol también son normales celebraciones de este tipo, por ejemplo el presidente Joan Laporta en la mítica escena de Luz de Gas con Moët Chandon. Aún es más llamativo con los campeones de ciclismo o peor aún, la Fórmula 1, con botellas descomunales de champán bebiéndoselas desde los trofeos. Asociando en un inquietante mensaje el alcohol, el deporte, el éxito y la conducción.

En resumen, estamos en medio de una ebria cultura milenaria en la que las celebraciones —no solo deportivas— se han festejado con ciertos consumos, principalmente de alcohol y tabaco, aunque en menor medida, circulan otras sustancias. Cierta ebriedad es celebrada y tolerada en momentos de éxito.

1 https://www.sport.es/es/noticias/actualidad/lobo-carrasco-estalla-actitud-szczesny-117553574

El dilema del vicio y la enfermedad

Más allá de valorar si es una enfermedad o no el consumo de una sustancia en un contexto festivo —que es harina de otro costal— es interesante la combinación de conceptos con significados tan dispares.

¿Puede ser a la vez enfermedad y vicio una afectación clínica? Desde el ámbito de las adicciones, es evidente la dificultad que genera considerar una enfermedad como un vicio, ya que estigmatiza a la persona degradándola moralmente. Así pues, considerarla un vicio carga de culpa a quien la padece.

Eso hace que se retrase el inicio de una cura porque los adictos son señalados como viciosos, lo que va en detrimento de un proceso terapéutico. En definitiva, el sentimiento de culpa genera malestar y vergüenza, que retroalimenta la conducta adictiva. Así que esta conceptualización simultánea de vicio y enfermedad empeora la terapia. ¿Se le debe ayudar o reprender? ¿Se anima a un enfermo equiparando su enfermedad a un vicio?

Es curioso que haya enfermedades en las que no se avergüenza a quien las padece y otras en las que sí. ¿De dónde proviene esa concepción moral? ¿Quizás del puritanismo protestante calvinista?

La imagen pública

¿Debería prohibirse la exhibición pública del consumo de tabaco en las celebraciones?

¿Y la de alcohol? ¿Se debe censurar a la persona que consume por la imagen institucional que proyecta? ¿Debe romperse la tradición de mostrar una alegre, nebulosa y distendida embriaguez?

Es cierto que el consumo de estas sustancias es considerado anatema por la guardia pretoriana de la salud pública, cofradía colegiada de las purísimas batas blancas. Defienden la prohibición apelando a estadísticas de daños evidentes. ¿Qué insensato cuestionaría eso?

En este punto, cabe recordar a un personaje secundario de Los Simpson, Helen Lovejoy, que cada vez que se generaba un escándalo moral, salía alterada gritando "¿Es que nadie va a pensar en los niños?". Todo en un contexto tan hipócrita de guerras, perfidias y traiciones. Dispuestos a endeudarnos 800.000 millones de euros que no tenemos para rearmarnos. ¡Oh! ¡Szczęsny ha vapeado en la Rúa! ¿Es que nadie va a pensar en los niños?

Lo cierto es que permanecemos en una civilización que idolatra la imagen en su máxima expresión. Todo es imagen, que es mensaje, que deviene influencia y modelo. De ahí a lo políticamente correcto, al relato o la narrativa oficial, al Ministerio de la Verdad orwelliano, a la censura, a la cancelación de la disidencia, a la nueva religión absolutista, tecnocrática y cientificista. A la falta de matices, a la rigidez y al recorte de libertades y derechos. Una mascarillacracia nos amordaza vigilante.

Matices

En otro plano, existe un debate sobre si los vapers son menos perjudiciales que los cigarrillos de combustión. Hay publicaciones a favor y en contra sobre el daño que causan. En definitiva, “sabemos” que fumar con combustión parece haber traído enfermedades. En sí, la adicción al tabaco de combustión es una enfermedad. Se requiere tiempo para saber si los vapers son igual de perjudiciales.

La guardia pretoriana afirmará que el problema es la nicotina, sea en la forma que sea, pero el creador del test de Fagerström sobre la adicción al tabaco —que utiliza nuestro sistema sanitario—, el psicólogo clínico sueco Karl Fagerström, ha calculado que en España habría 29.000 muertes menos por tabaquismo al año si se hubiera introducido la nicotina oral en forma de bolsitas, con diferentes concentraciones a gusto del consumidor, como en Suecia.2

Precisamente el Proyecto de Real Decreto por el que se regulan determinados aspectos relativos a los productos del tabaco y productos relacionados, ha situado en 0,99 mg el límite de nicotina de estos productos en España. Por ello, nuestro país ha sido denunciado con objeciones formales ante la Comisión Europea por querer implementar una norma que, a ojos de Fagerström, será una puerta de entrada al tabaquismo entre menores. Nuestro querido país a veces goza de una puntería olímpica.

Rodrigo de Jerez

Dice la leyenda que fue un marinero que acompañó a Cristóbal Colón en 1492 a las Américas. En la isla de Gonâve contactaron con los taínos, pobladores originarios de las Antillas, que tenían el hábito de consumir tabaco por diversas vías.

El tabaco se definía como un elemento medicinal y sacramental en su tradición. Quemaban tabaco al invocar a los espíritus, por ejemplo Yukillú (asociado al bien) y Jurakán (asociado al mal, del que deriva la palabra huracán). El propio tabaco gozaba de un espíritu propio. Hoy en día el tabaco sigue utilizándose por toda América en rituales que vienen del pasado.

Rodrigo, al regresar a Ayamonte, provincia de Huelva, al descender por la pasarela de la carabela fumando causó una espeluznante impresión entre la gente: nunca habían visto a nadie expirando humo por la boca. Por lo tanto, seguro que era cosa del diablo. El escándalo llegó a oídos del inquisidor, que lo hizo encarcelar durante años. Hasta que fue liberado porque el hábito de fumar se había extendido por todo el reino. Además de convertirse en un monopolio de la realeza española.

2 https://www.huffingtonpost.es/sociedad/el-experto-karl-fagerstrom-desvela-metodo-suecia-rebaja- drasticamente-niveles-tabaquismo-lanza-mensaje- espana.html?utm_source=chatgpt.com&onetap=1&prod=REG&event_log=go

Quizás humear por la boca quedó asociado al mal, a la perversión y al vicio. Dicen que la primera impresión es la que cuenta, aunque hayan pasado 500 años. Así se puede sospechar por qué esta enfermedad arrastra el estigma del vicio, la perversión y el mal. Análogamente las otras adicciones corrieron la misma suerte de estigma.

Por todo ello, es comprensible que nuestro querido Lobo Carrasco se debatiera entre ayudar o reprender al portero vapeador Szczęsny.

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