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Disonancia cognitiva - Una nueva indiferencia

30 de Diciembre de 2024
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Disonancia cognitiva

Estamos viendo los efectos de la cultura con la que hemos sido alimentados a lo largo de nuestra historia personal. De una forma involuntaria nuestros padres y acompañantes iniciales ya estaban viendo los efectos, aunque mi padre nacido en 1925 estuvo durante mucho tiempo más conectado con la realidad que vivía. Quizás esto último de una explicación a por qué las personas a partir de 50 años fueron los que nos plantamos hacia los abusos y el totalitarismo del 2020-2021 y de la actualidad.

Por un lado tenemos un aspecto funcional, psicológico, un estado general de disonancia cognitiva a la que estamos asistiendo. Por cierto, creemos que gente con carrera, estudios superiores, lectores, aparentemente inteligentes, entienden lo que quiere decir disonancia cognitiva, pero no, no lo saben, y por lo tanto solo la sienten sin poder hacerse cargo de ella.

Para explicarlo de forma fácil, la disonancia cognitiva se produce cuando sientes una cosa y piensas y expresas otra. Por ejemplo, sientes resentimiento hacia tu madre, y no quieres visitarla, y sin embargo tu cabeza dice que debes hacerlo porque es muy feo sentir eso. Pero ojo esto es de forma inconsciente ya que a poco que seas un mínimo consciente, sientes un dolor inmenso que tienes que descartarlo cuanto antes. Esto aplicado a la sociedad puede ser que la tv dice que hay que hacer algo por el bien común y decido hacerlo aunque realmente en algún momento sienta que no tendría que hacerlo. Inmunidad de grupo se llama.

Pero el problema es que la disonancia cognitiva no solo es funcional sino que también es orgánica. Nuestro cerebro se va construyendo con su cableado a medida que vamos experimentando el entorno al que hemos llegado. Y está superestudiado que nuestro cerebro funciona a través de redes neuronales y que esas redes se fortalecen a base de repetir las mismas situaciones y respuestas. (Ley de Hebb).

Esto supone como decía el neurocientífico Gert Gerken (difícil de encontrar información sobre él) que estamos en la sociedad de “la nueva indiferencia”, porque nuestras redes neuronales han sido construidas en base a adaptarse lo máximo posible a las disonancias e incoherencias que se dan a nuestro alrededor.

Un ejemplo fácil de esto (en mis conferencias y charlas tengo que poner ejemplos muy sencillos) es que pienses ahora mismo por qué camino vas de casa al trabajo y del trabajo a casa. Te habrás dado cuenta que utilizas siempre el mismo camino, es quizás el más corto y no gastas energía en volver a elegir cada día. Pues eso es lo que quiere decir la Ley de Hebb, tu cerebro vuelve una y otra vez al estímulo-respuesta que viene haciendo desde siempre y que se grabó y consolidó hasta la adolescencia.

Así que va a ser muy complejo que veamos cambios conscientes importantes en la sociedad que nos ha tocado vivir. Ya que estamos ante generaciones (nosotros también) que hemos sido adoctrinados desde niños a tener miedo a la autoridad, a lo diferente y a no llamar la atención y por lo tanto somos muy buenos gregarios de grupo. El efecto de esto es que la gente en general no se hace adulta en el sentido de ejercer su responsabilidad personal y hacerse cargo de su vida, sino que pasa de sus papás, al Papá Estado. En conclusión una sociedad infantilizada.

Creo que el problema orgánico, el de la formación del cerebro, es el más complejo de transcender a la hora de hacernos escuchar por los demás, a la hora de poner delante evidencias que vamos viendo o simplemente nuestras dudas acerca de lo que nos cuentan. Aunque se pueden cambiar esas redes neuronales por otras, esto requiere primero darse cuenta o adquirir esa información y después ponerse a construir esas nuevas redes.

Por eso el camino es individual, supone ser conscientes de la manipulación que hemos recibido, que tenemos construidas unas redes que nos sirven pero que hay otras que ya no y que han sido implantadas para hackearnos y dirigirnos en función de los intereses de otros. Y esto no tiene pinta de mejorar porque las migajas de tecnología que nos suministran es para seguir consolidando esas redes basadas en el miedo, la culpa y la vergüenza y que sirve a los intereses de otros que conocen esto hace mucho,  mucho tiempo.

Pero no perdamos la esperanza, cada uno de nosotros, de los que nos hemos dado cuenta de algo pero que estamos secuestrados por redes inconscientes que todavía nos encarcelan, tenemos que seguir detectándolas y sustituyéndolas en pos de la soberanía personal que como seres humanos  nos corresponde y que va acompañada de la responsabilidad exclusiva de nuestros pensamientos, sentimientos y actos.

También nos compete en la medida de lo posible, y con nuestras incongruencias, compartir y transmitir a los demás esos descubrimientos, adquirir los conocimientos de otras personas que van por delante de nosotros en este camino de consciencia y seguir aprendiendo a comunicarlo de igual a igual, desde el corazón.

Podría contarte muchas más cosas, reflexiones, consciencia de día a día, pero eso requeriría más tiempo, y quizás volvernos a juntar como alrededor de una hoguera virtual los que hemos decidido que nuestro propósito de vida sea el autodescubrimiento a través de los demás y la creación de los cimientos de una sociedad y humanidad más amable.

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