Unos de los mayores logros del Capitalismo es llevar a la práctica la afirmación del filósofo Aristóteles, “la virtud se encuentra en el punto medio de los extremos”. El resultado no es otro, que el aburguesamiento de la “clase obrera”, esa burbuja socio económica llamada “clase media”. Para ello, utilizaron, entre otras, dos herramientas: los medios de comunicación y las universidades bajo el paraguas de una sociedad de consumo bestial donde endeudarse, el dinero de plástico y la propiedad virtual, que es aquella que te tiene hipotecado de por vida, son señales diferenciadoras del estatus social.Cuando cómodamente estamos en el sillón de casa frente al televisor y nos interrumpen el “sálvame” de turno para infórmanos que un desaprensivo al volante de un camión se lanza por tal o cual avenida de tal o cual ciudad europea un miedo nos recorre por el cuerpo que disfrazamos de solidaridad, de simbología en las redes, de minutos de silencio y mensajes de paz, pero la realidad no es otra, que ese miedo “solidario” es por ver peligrar nuestros estatus de clase media, nuestro coche, la televisión por cable, el móvil, el wifi, la tablet..... y por ello salimos a la calle a solidarizarnos con las víctimas, todas/os somos Paris, Barcelona, Londres,... y nos encasquetamos en la cabeza la boina de revolucionario del siglo XXI donde la estrella roja de cinco picos se sustituye por el pajarito del twitter.En mis más de tres décadas de lecturas y estudios del SER HUMANO Ernesto “Ché” Guevara de la Serna, me quedo grabado un principio que debe ser, como el decía, “la cualidad mas lida del revolucionario” y no es otra que “"Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo”. Qué lejos nos queda, hoy en día, la definición de “sentir”, “injusticia” y “cualquier parte del mundo” cuando la tecnología a estrechado las distancias de este planeta y a su vez nos ha hecho más egoístas y cobardes, donde el “nosotros” se impone al “vosotros” y donde se sustituye el “lava consciencias” de la misa del domingo, por retwittear la frase de tal o cual o un me gusta en el “caralibro” y esto, sencillamente, nos da patente de corso para insultar, acusar y afirmar, pero el fin no es otro que parapetarse en esos autoengaños para no perder la posición social y ese apego material a todo lo que nos rodea y que equivocadamente se denomina “logros sociales”.Y todo esto nos lleva a confundir, clase social con nivel de vida. Un nivel de vida que la crisis económica ha vuelto a poner, como si se tratara de una zaranda, a cada uno en su sitio. El/la obrero/a que ha sido, es y será el conejillo de indias de este sistema capitalista, sin ideología donde el “tanto tienes tanto vales” sigue siendo su dogma le cuesta tomar consciencia de que es “clase obrera”, ese sector mayoritario de la sociedad que esta a meced de la mano que mece la cuna y que jamás fue clase media más bien víctima de una sociedad de consumo endemoniado. Trabajadoras y trabajadores del mundo despertad y después uníos, debería ser el nuevo lema y reflexionad que el valor de ese coche, casa, visa, son las horas que pasáis trabajando, con o sin contrato, con o sin derechos... No somos clase media, somos los de abajo de toda la vida con gafas de realidad virtual.Mientras el pasado sábado este país o lo que queda de él, debatía como si de un Real Madrid – Barcelona se tratase sobre la Independencia y/o Republica Catalana y media Europa estaba pendiente de los resultados de las elecciones austríacas, el Cuerno de África, Somalia, fue calcinado por un cruel atentado terrorista que ha dejado más de trescientos muertos en la población civil. Este magnicidio deja al desnudo lo que somos en esta parte del mundo, en esta zona neoliberal de falsos sentimientos y solidaridad, de políticas socialdemócratas dirigidas por el capitalismo. ¿Cuantos minutos de silencios oficiales? ¿Cuántas banderas a media asta? ¿Cuántos lacitos negros? ¿Cuantos “Todos Somos Somalia”?.... Eso sí, programas especiales desde Barcelona, tertulianos, intelectuales, politólogos,... todos con la respuesta y solución al problema catalán según los intereses que tengan en ello. Mientras tanto, en Somalia, niñas, niños, mujeres, ancianos, hombre, sociedad civil fueron victima de un atentado terrorista que seguramente se nutrió de esta otra parte del mundo, pero claro, el sistema te educa para obedecer y no para pensar, que hay blancos y negros, zurdos y diestros, ricos y pobres y estos, los pobres, son los grandes olvidados, los sin nombre, los que no se merecen ni un minuto de silencio porque sus vidas no tiene valor alguno en este sistema cruel. El propio Mariano Rajoy expreso su “enérgica condena” de este atentado a través de Twitter. Otra vez más las redes sociales.¿Revolucionarios en Europa? Y una mierda, con perdón. Aquí solo nos interesa lo que pase en nuestra casa y todo aquello que la pueda salpicar. Tendría que dar un giro de 180 grados este sistema para que factores socio económicos dieran pie a una sociedad revolucionaria. Mientras tanto el cortarse el pelo así o asao, el vestir de manera distinta, el crear el telegram o whassapt con los/as “compas” y mencionar a tal o cual político/a o tal o cual libro, hace disfrazarte de “anti...todo”.Cincuenta años se han cumplido recientemente del asesinato del Comandante Ché Guevara, el último revolucionario, aquel que tuvo valor de indicarle a su verdugo que iba a matar a un hombre, aquel que cuando hablaba de socialismo indicaba que este, estaba hecho para que el ser humano se sintiera mas pleno, tuviera más riqueza interior y mucha más responsabilidad. Hoy en día escaseamos de todo ello.“Cambiar el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía...¡¡ ¡Sino justica¡¡” Don Quijote de la Mancha. – Miguel de Cervantes Saavedra.
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