Jonas.jpg

Donde residen los monstruos

08 de Octubre de 2019
Guardar
monster-510718_640
Una vez más me veo arrastrado por la semántica de lo posible, y constato lo dificultoso que resulta hallar entre el cúmulo de potencialidad que otrora rodeó lo que parecía estar llamado a consolidarse en nuestro futuro, una pizca de serenidad que me permita encaminar mis pasos hacia la comprensión de lo que como acto ha formulado nuestro presente. En definitiva, se trata de reconocer cómo, efectivamente, el presente no existe, el futuro no es… sólo al pasado cabe rendirle tributo.Es así pues que en el pasado se hallan todas las respuestas. El problema reside en que las que a mí me interesan son las destinadas a responder a las preguntas que en realidad nunca fueron hechas.Definido así pues el escenario propicio para la acción política, pues en ningún otro resulta posible hacer converger de manera racional semejante cúmulo de irracionalidad; haríamos bien en ver hasta qué punto el ambiente se muestra proclive a alumbrar algo positivo, toda vez que las premisas llamadas a materializar nuestro destino son, cuando menos, preocupantes.Es la política de lo preocupante, refrendo tan sólo de una sociedad preocupada. Y es la preocupación, en sí misma, el mejor generador del ambiente llamado a prodigar un escenario en el que lo que antes fue propio de monstruos, parezca hoy estar dotado de la serenidad propia de la Razón.Múltiples son las ocasiones en las que la Historia refrenda con hechos del pasado, lo que en el presente no son sino tesis, el pasado se encarga de tornar en leyes. Decidme si no que estoy equivocado, que nadie recuerda anteriores ocasiones en las que el terror acuciado no por la realidad del presente, que sí más bien por la aparente inexorabilidad del futuro, llevó al pueblo a sucumbir ante los cantos de sirena entonados por quienes conocedores del terreno, tal vez por ser ellos mismos los responsables del mismo, terminaron erigiéndose en acreedores de los mayores actos de tiranía, partiendo de la paradoja de que para ello no sólo no hubieron de pervertir ni uno solo de los procedimientos democráticos, llegando incluso con su presencia a reforzar la esencia del procedimiento en sí mismo. Pero… ¿Cómo son los monstruos hoy? Hoy el monstruo es irreconocible. No posee signos distintivos, ni de su conducta cabe evidencia de disrupción para con lo que de su posición se espera. El monstruo se camufla perfectamente, es irreconocible, incluso para sí mismo, pues a menudo ni él mismo es consciente de su condición monstruosa.Hoy el monstruo no evidencia su presencia por lo que hace. El monstruo se hace evidente por lo que dice. Y lo que es peor, pone de manifiesto el evidente estado de enfermedad de la sociedad en la que sus acciones tienen lugar, cuando nadie, o en el mejor de los casos sólo unos pocos, se sublevan clamando contra su naturaleza manifiesta, insisto, sólo por lo que dice.¿Me van entendiendo? Hoy los monstruos visten traje, calzan lustrosos zapatos, y del bolsillo de su chaqueta vuelve a ser visible el piquito de un pañuelo que a modo de enseña hace patente un mensaje; No es que hayan vuelto, es que en realidad nunca se habían marchado.Esperaban, sí, una vez más, como tantas otras veces, aletargados. Esperaban, una vez más, no tanto a hacerse más fuertes, como sí más bien a que la más peligrosa de las enfermedades que la Sociología es capaz de diagnosticar, la de la condescendencia, hiciera patente el mal llamado a volver a debilitar a nuestra sociedad.Y aquí están. Llamados una vez más a capítulo, acuden raudos, desde los cuatro confines. Lo hicieron en el pasado, reaccionando a la llamada de la Santa Cruzada, y como entonces de tal volverán hoy, sin duda, a categorizar el llamado a ser enésimo asalto al fortín. Pero en esta ocasión lo llamado a tornarles en realmente peligrosos no es su fuerza, sino la debilidad de los que una vez más están llamados a conforman el bastión desde el que organizar la respuesta.Una vez más, las prisas por repartirse el botín de la última batalla, han dejado en evidencia a La Izquierda. Una evidencia que se manifiesta si cabe con más fuerza ante la debilidad que palpita en la inexperiencia de los que recientemente se han incorporado a filas en las líneas de esa Izquierda.Una vez más, y como siempre, la inexperiencia y el exceso de orgullo de los jóvenes, han provocado terribles problemas. Esperemos que en esta ocasión no sean tan significativos como parecen, y terminen por contribuir a la derrota de una cuestión que lleva siglos dirimiéndose.Aunque… Como SCIPIÓN dejó dicho: “Pocas son las plazas provistas de fuertes muros qu, caen por la presteza y el arrojo de los que sitian. Más al contrario, suele ser la traición de uno que desde dentro abre la puerta, lo llamado a dirimir la batalla…”
Lo + leído