Solemos huir de los procesos de duelo, o al menos de tomar conciencia de ellos, de hecho, la mayoría de las veces nos negamos incluso a reconocerlos.
Este hecho realmente va cambiando poco a poco en el trascender de la historia, tal vez porque en estos tiempos la muerte va dejando de ser un tabú como ha sido en las últimas décadas, o quizás porque también va cambiando el subconsciente colectivo, cada vez tenemos más acceso a la información y más información dónde escoger; esto nos facilita a su vez mucha más comprensión y por ende más aceptación de la realidad.
Aunque ciertamente, esto no quita el que los procesos de duelo sean algo realmente difícil de trascender según sea su naturaleza.
Obviamente no es lo mismo la muerte de un ser querido que el cambiarte de casa, tampoco supone el mismo dolor algo que escogemos versus algo que nos viene impuesto por la vida, a pesar de ello, el duelo siempre va acompañado de un trabajo de desapego que a veces nos cuesta superar.
El ser humano como se suele decir es “un animal de costumbres” y por lo tanto nos resulta muy difícil desapegarnos de ellas, sobre todo si la pérdida es de una persona a la que amamos o de nuestro entorno más cercano.
Nadie nos enseña cómo tolerar, discernir o trascender el sufrimiento, y esto suele llevarnos a una frustración infinita o en ocasiones a una tristeza o depresión inasumible para nosotros.
La mayoría de las veces no sabemos cómo gestionar esas emociones que nos superan, de hecho, en muchas ocasiones ni siquiera solemos ponerle un nombre a lo que sentimos.
El nombrar lo que sentimos es el primer paso en la gestión de una emoción, porque eso nos va a permitir comprenderla y trascenderla, o si eso es demasiado en este momento, poder hacer algo para que poco a poco vaya remitiendo en intensidad y carga emocional.
Según la doctora Elisabeth Kübler-Ross para trascender un duelo pasamos por cinco etapas, estas etapas “Nunca se concibieron para ayudar a introducir las emociones turbias en pulcros paquetes. Son reacciones a la pérdida que muchas personas tienen, pero no hay una reacción a la pérdida típica ni tampoco existe una pérdida típica”.
Las cinco etapas son:
-La negación: esto suele pasar al principio porque la realidad es excesiva para la psique de la persona.
-La ira: podemos sentir esta ira por diferentes cosas, pero este estado sólo aflora cuando nos sentimos lo bastante seguros para saber que vamos a sobrevivir. La ira es una etapa necesaria del proceso curativo.
-La negociación: la negociación a menudo va acompañada de la culpa, los “ojalás” nos conducen a criticarnos y a cuestionar lo que creemos que podríamos haber hecho de otra manera.
-La depresión: tras la negociación nuestra atención se dirige al presente, aparecen la sensación de vacío y el duelo a un nivel mucho más profundo de lo que nos habríamos imaginado. Nos parece que esta etapa va a durar para siempre.
-La aceptación: en esta etapa se acepta la realidad de que nuestro ser querido se ha ido físicamente y se reconoce que esta realidad es para siempre. A veces la curación se ve como algo inalcanzable, ésta se refleja en las acciones de recordar, recomponerse y reorganizarse.
Toda la información sobre las etapas del duelo puedes encontrarla en el libro “Sobre el duelo y el dolor” de Elizabeth Kübler-Ross y David Kessler.
Sin embargo, en el momento en el que tomamos conciencia de que nuestro ser querido no desaparece, sino que simplemente está en una dimensión a la que en ese momento no podemos acceder, se alivia nuestro dolor y ansiedad.
Podemos comprender desde otro punto las diferentes emociones que sentimos y empezar a dejarlas atrás, la comprensión y el convencimiento de que nos volveremos a encontrar con nuestros familiares o amigos, dan un sentido diferente a la pérdida, llegando a veces incluso a alcanzar un estado de conocimiento y crecimiento interior que de otra manera no habría sido posible.
Nuestros seres queridos siempre estarán en nuestro corazón, sin embargo, cuando aprendemos a tomar conciencia de que todo en la vida es energía, nuestras capacidades dan un giro de 180 grados porque empezamos a sentir esa realidad.
Seguro que en algún momento has sentido esa “sensación de cercanía” de la persona que ya no está, o has podido oler ese perfume o incluso comida que cocinaba, sin que haya ninguna explicación para ello.
A veces sentimos algún escalofrío o brisa cuando están todas la puertas y ventanas cerradas, o tal vez tenemos un sueño tan real que nos despertamos creyendo que ha sido una vivencia más que un sueño; pues bien, te diré que todo esto es real.
Nuestros seres queridos nos acompañan desde esos planos o realidades donde están viviendo con sus cuerpos espirituales (que la mayoría de nosotros no podemos ver) y esa es su manera de decirnos que están aquí, a nuestro lado, aunque su forma sea diferente a la nuestra.
También esto es relativo, me explico:
Su forma es diferente a la nuestra mientras estamos en este plano, encarnando nuestras experiencias, vivencias y aprendizajes.
Pero ¿te has preguntado alguna vez qué sucede cuando te vas a dormir?
¿Qué pasa con tu conciencia en esas horas?
¿Sientes tu cuerpo físico en un estado de sueño profundo?
¿Dónde se van tus pensamientos?
¿En qué espacio se encuentra tu realidad?
Lo que realmente sucede es que nuestro espíritu, por fin, puede salir de este cuerpo que estamos habitando aunque sea por un corto espacio de tiempo, y en ese tiempo…
¡nosotros también somos desencarnados!
La diferencia con los que ya no están es que nosotros seguimos unidos a este cuerpo y a esta realidad por nuestro cordón de plata (que es como el cordón umbilical que nos une a nuestra madre antes de nacer), y cuando llega el momento de trascender a nuestro nuevo hogar ese cordón se rompe y dejamos de estar unidos a la realidad de esta dimensión (de la misma manera que cuando salimos del útero y nos cortan el cordón umbilical dejamos de depender del cuerpo de nuestra madre para nuestra supervivencia, ahora dependemos pero de otra manera, ya no estamos unidos a ella físicamente hablando).
Es por eso que en ocasiones tenemos esos sueños tan reales con nuestros seres queridos que ya no están, porque nos hemos ido a ese espacio donde podemos encontrarnos al cruzar el velo y dejar atrás momentáneamente nuestro cuerpo material.
A veces estas experiencias son parecidas a las experiencias cercanas a la muerte, porque las personas que las viven trascienden esta materia, pero no llegan a desencarnar completamente, por lo que cuando vuelven recuerdan claramente todo lo vivido.
Afortunadamente, cada vez hay más personas que se deciden a contar sus ECM (experiencia cercana a la muerte), y es gracias a ellos que tenemos información veraz del “otro lado”.
Por si a alguien le interesa seguir investigando en este tema, os dejo aquí mis canales favoritos:
Cristian Argüello Gómez:
https://www.youtube.com/@ChristianArg%C3%BCelloG%C3%B3mez
Luján Comas, Somos alma:
https://www.youtube.com/@SomosAlma
Jocelyn Arellano:
https://www.youtube.com/@JocelynArellano
Joaquín Cámara: es un psicólogo especialista en psicoterapia de duelo y experto en regresión y conexión espiritual mediante expansión de consciencia. Esta es su web, no tiene canal en YouTube, pero puedes encontrar cientos de entrevistas que le hacen desde otros canales.
https://www.triom.es/joaquincamara/
Espero que este artículo te sirva de ayuda ya sea a nivel informativo o bien si estás atravesando por algún proceso de duelo.