Perfil Autor Genérico

El cuento recuento que nunca se acaba

12 de Julio de 2023
Actualizado el 02 de julio de 2024
Guardar
cuento

¿Quieres que te cuente un cuento recuento que nunca se acaba?

Estamos inmersos ya en la campaña electoral de las próximas elecciones generales y los distintos partidos políticos se esmeran en presentarse como la única opción sensata, nos despliegan sus promesas electorales para que las acojamos como deseos y a su vez nos presentan la amenaza; si no nos votas a nosotros entonces ganarán “los otros” que no avalan dichas promesas y son una amenaza grandísima para la sociedad, o sea que nos inyectan el miedo a un enemigo recurrente en los cuentos: Cuidado que viene el lobo.

En los quince días que dura una campaña electoral el juego democrático se convierte en una continua presión a los sujetos portadores de su pedacito de soberanía nacional, es decir, a los ciudadanos. Los diversos partidos se esmeran en mostrar un sinfín de razones, normalmente incidiendo en nuestra emotividad, para convencernos de que tenemos que estar de su lado y rechazar a los adversarios. Por su parte los medios de comunicación prácticamente no hablan de otra cosa que de la campaña electoral y de las distintas opciones, sobre todo de aquellas que gozan con representación parlamentaria, siendo los debates entre ellos la guinda del pastel. Dichos debates actúan como pequeñas batallas frente a la batalla final que son las votaciones, como si de una guerra más se tratara. (Por supuesto cada medio de comunicación da siempre como ganador a la opción que se le supone apoya según su línea editorial).

La clase media siempre está envuelta en competiciones y guerras, nos han criado con ese estrés de tener que ser mejor que los demás y demostrarlo para tener mejores notas, mejores amantes y mejores trabajos. La política, por supuesto, tiene que ir por la misma onda.

El juego de la política se desarrolla sobre una recta horizontal, se despliega esa recta y se diferencia entre los partidos que quedan al lado derecho y los partidos que caen en el ala izquierda. Si la recta se hubiera considerado que fuera vertical, la diferenciación hubiera sido arriba y abajo, pero eso ahora está en desuso.

Cuando llega el día cero o día de las votaciones ocurre la fiesta de la democracia y cada cual ejerce satisfecho su derecho al voto, el resto del día espera con ansiedad la apertura de las urnas y el recuento final. Toda la sociedad -como el día de los reyes magos- se involucra en la noche decisiva cuando se desvela el misterio y conocemos por fin los resultados, y como en la Champion League asistimos al show del partido ganador, se monta un pódium en Madrid y el candidato más votado junto a sus colaboradores salen a un balcón y al ritmo del himno que más los caracteriza cantan y botan, sus seguidores abajo enfundados en banderas y banderines explotan en alegrías y vítores. Por el contrario, los perdedores no lo pasan tan bien e incluso algún candidato, al día siguiente, queda desahuciado y pierde su puesto por ineficaz.

El cuento recuento está bien planteado y toda la sociedad colabora fielmente, pero hay un pequeño matiz que suele pasársenos por alto y es que nuestros gobernantes no ostentan el poder que se les supone, es decir que no votamos a los que realmente gobiernan, digamos que ellos son como los capataces de antaño y pueden hacer y deshacer siempre que no contradigan al señorito y sigan a pies juntillas sus órdenes, aunque estas sean absurdas, no las entiendan o, aunque no se compartan.

El poder real está detentado por los Poderes Supranacionales, y los grandes Poderes Económicos Globales (auspiciados sobre todo por las cesiones de soberanía hechas a los primeros y el peso de las deudas nacionales a los segundos).

Todas las opciones políticas, en caso de que lleguen al poder, se cuidarán muy mucho de no contradecir a estos Poderes Superiores porque de lo contrario su reinado será muy, muy breve.

¿Quieres que te cuente un cuento recuento que nunca se acaba?... Yo no te digo ni que sí, ni que no, solo te digo que si quieres que te cuente un cuento recuento que nunca se acaba.

Lo + leído