Javier Jenaro Mac-Lennan

El ejercicio del poder

30 de Abril de 2020
Guardar
Los nuevos tiranos

Es un hecho histórico que a lo largo del desarrollo político de lospueblos en la Historia el poder ha sido ostentado siempre de manera individual,cualquiera que haya sido la forma de llegar a poseerlo y por ello el logro delejercicio del poder a causado siempre los mismos estragos, en mayor o menormedida, léanse poderes despóticos: Cesares en Roma, Napoleón, Hitler, etc. Enrelación a poderes electos tehnemos el caso de Boris Johnson-Cameron, que hasacado a su país, Gran Bretaña, de una alianza que hasta su caducidad estabadando elevados réditos a la Unión Europea y cuyas consecuencias futurassupondrán, seguramente, un fiasco económico, político y social, como ya estamosviendo  las enormes controversias en lacreación de fronteras que generan daños para países ya afectados como las dosIrlandas, Gibrealtar-España y del propio Reino Unido con  sus vecinos de la Unión. Por no hablar delelevado coste económico que está suponiendo el divorcio al Reino Unido y susefectos colaterales a los miembros de la Unión. Por todo ello debemos llegar ala conclusión de que los desatinos políticos que se han producido y se estánproduciendo de la mano de, por ejemplo, Maduro, en Venezuela, y los gobernantesen Cuba, incapaces de alcanzar los réditos económicos que blasonaban susmandatarios dictadores, o Trump, en USA, con sus desvaríos sobre los arancelescon China o con la Unión Europea que están socavando los fundamentos dealianzas sagradas que fueron la causa de la derrota infligida al mayor déspotade la Historia, Hitler, con unos costes y sacrificios humanos colosales. Es porestas razones por lo que debemos reflexionar sobre la idoneidad de que elejercicio del poder se acumule en una sola persona y dando un paso adelantetípico de la evolución de la democracia aceptemos el dicho “muerto el perro seacabo la rabia” y depositemos el poder sobre órganos colegiados que sopesendiscutan y comparen con igual responsabilidad de todos sus miembros lasdecisiones políticas a adoptar en cada circunstancia.

Ya sé que ancenstralmente el hombre propende a aceptar la existencia deun poder superior al que rendir pleitesía por pura incapacidad de alcanzarpersonalmente el ejercicio de ese poder y, que en la existencia de estainclinación popular, tantos y tantos líderes han basado sus campañas humanas ypolíticas configurando su atavismo para alcanzar la sumisión de la plebe y lajustificación de su poder terrenal. El desarraigo popular de esta condiciónhumana debe hacerse en base a la demostración de que el ejercicio popular delpoder personal siempre ha llevado a rivalidades a veces virulentas entrepaíses, cuando no a guerras monstruosas o a desigualdades sociales que handerivado en incruentas revoluciones a lo largo de la Historia.

La aceptación de la propuesta de que el poder debe ser ejercidocolegiadamente es un paso más de la democracia que debe alcanzarse si noqueremos perpetuarnos en los desvaríos personales en que se ha caído como yahemos citado y en los que consecuentemente con el procedimiento de gobiernoexistente unipersonal de manera cierta nos sobrevendrán, si no actuamos haciala limitación del poder personal en la forma que hemos apuntado o cualquierotra que se decida en el mismo sentido de cercenar arbitrariedades que van aredundar en un enquistamiento político del mundo hacia vertientes cada vez máspeligrosas como se está viendo.

Aprovechando la desgracia que nos está sobreviniendo con el coronavirus hemos aprendido que cuando el peligro que se cierne en el mundo estotalmente ostentoso y nadie duda de su certidumbre, la conducta de losgobernantes es proclive al mandato de comités técnicos, nacionales ysupranacionales, tanto por ser los únicos que son capaces de vislumbrar unfuturo de superación del peligro como por la viabilidad que supone para lospolíticos aceptar los mandatos de los citados comités. Sin la evidencia quetienen en estos momentos los gobernantes de que ellos no tienen la capacidad dedecisión que está siendo asumida por el mundo entero no sabemos qué sucedería. Porello, con la consiguiente divulgación y tratamiento histórico científico hayque lograr convencer al mundo que la mejor manera de gobernar es la asunción decomités como únicos entes capaces de ejercer un poder político sin sesgos dictadores.

Lo + leído