¿Qué tipo de alimaña se esconde tras una persona que es capaz de hacer daño a sus propias hijas, sólo para causar el mayor dolor posible a la que una vez fue su pareja? ¿Qué mente maquiavélica es la que planea con frialdad, premeditación y alevosía como hacer más daño, a alguien que considera de su propiedad? A esto se llama violencia vicaria, algo que desconocía y desgraciadamente no volveré a olvidar, ni yo ni la mayor parte de los españoles.
A día de hoy se van conociendo más datos sobre Tomás Gimeno, como que había amenazado, tratado de forma vejatoria e insultado a Beatriz reiteradamente, sobre todo durante este último año. Que las infidelidades de él habían sido constantes durante toda su relación, que comenzó cuando apenas eran unos niños, y que tenía muy mal perder.
Yo no creo que los hombres que se comportan así sean enfermos, creo que son malvados, machistas y misóginos que consideran que todo lo que quieren y está a su alrededor es de su propiedad, sin pararse ni siquiera a pensar, que las personas no somos propiedad de nadie, excepto de nosotros mismos.Son seres egoístas, narcisistas, malévolos e incapaces de querer a nadie que no sean ellos mismos.
En España, desgraciadamente no es la primera vez que se comete un parricidio, siempre dejando helada a la sociedad, que no da crédito a que alguien sea capaz de semejante atrocidad, algo que no hacen ni los animales salvajes con sus crías.
Aún en la mente de todos el parricidio de Tomás Bretón en Córdoba, sin que hayamos sido capaces de olvidarlo, ni el caso de Asunta Basterra en Galicia, a la que mataron sus padres adoptivos y ya tenemos otro en Canarias. Pero...¿Y la familia y el entorno más cercano a los parricidas, como pueden apoyar y encubrir estos hechos tan deleznables?
Como mujer y como madre, no puedo entender este comportamiento, ni el de los parricidas, ni el de la familia y amigos, son cómplices de unos asesinos sin escrúpulos, sin empatía, sin moral ni ética.
Como sociedad no podemos callarnos, debemos analizar con seriedad y frialdad, cuando alguien a nuestro alrededor, hace bromas, o dice en serio que va a secuestrar a sus hijos, y a hacer alguna aberración de este tipo, y por supuesto ponerlo en manos de la autoridad competente. Vale más un “me precipité”, que un “lo sabía y no hice nada”.