El filósofo estadounidense, Elbert Hubbard, nos dejó una frase que expongo para que reflexionemos: “Ningún hombre necesita tanto unas vacaciones como la persona que acaba de tomarse unas”.
¿Es cierto esto? ¿Qué nos ocurre cuando se acerca el fin de las vacaciones y nos encontramos ante la vuelta a la realidad del día a día? ¿Existe la depresión postvacional?
Las vacaciones normalmente se asocian con el descanso, la libertad, tiempo de ocio y disfrute… y quizás la sensación de perder todas estas cosas positivas es lo que lleva a cerca del 60% de las personas a lo que conocemos como depresión postvacacional.
Se trata de un síndrome (no es una patología) que se experimenta a la vuelta de las vacaciones y mientras nos habituamos el ritmo habitual del día a día. Es un estado de ánimo negativo en el que predominan la apatía, la nostalgia o la tristeza pero no es en sí una depresión, como tal.
La persona con síndrome postvacacional puede experimentar diferentes síntomas: Insomnio, cansancio, dolores musculares, estrés y ansiedad… . Síntomas que suelen durar 2 o 3 días pero que pueden alargarse alguno más.
Por todo esto, es un reto que la vuelta a la rutina no nos perjudique física ni mentalmente.
¿Podemos hacer algo para evitar el síndrome postvacacional?
- Disfrutar las vacaciones hasta el final. Este es nuestro propósito. Todo llega y todo pasa, incluso las vacaciones, pero hasta el último día son vacaciones y podemos disfrutarlo. Fastidiarnos los últimos pensando en la vuelta vamos a descartarlo como una opción.
- De la misma manera, es recomendable no volver de vacaciones el último día o volver a los horarios habituales antes del final de las vacaciones. Es una forma de prevenir el cansancio en los primeros días después de la vuelta, algo que añade malestar.
- Pensamiento positivo.
Éste empieza con nuestro dialogo interno, ese flujo de pensamientos que pasan por la cabeza y que pueden ser positivos o negativos. Algunos de estos pensamientos provienen de la lógica y otros de nuestra expectativa de lo que está por llegar.
Para pensar en positivo hay que generar un hábito y hasta que lo tengamos, la clave está en obligarnos a ver el lado positivo de las cosas y bloquear los pensamientos negativos que nos hacen entrar en bucle, decir “basta” a este tipo de pensamientos.
La vuelta al trabajo también se puede asociar con el reencuentro con los compañeros y ese momento de descanso con alguna risa con ellos, con una parcela privada que se me da bien, con una fuente de ingresos que me permite mantener un determinado nivel de vida… .
- Dividir las vacaciones en varios periodos y acortarlas puede ayudar, ya que los estudios indican que las personas con periodos vacacionales más largos tienen mayores dificultades a la hora de volver a la rutina.
- Disfruta de los placeres de la vida. No sólo están ahí en vacaciones, seguro que hay cosas que se pueden seguir haciendo (aunque no con tanta frecuencia o intensidad). A veces se entra en la rutina y parece que no cabe en la misma, el ejercicio, el tiempo con amigos, un rato de relax, ir de compras… y, seguro que si lo buscas, encuentras momentos para el placer como en momentos de vacaciones.
Por último y si tienes niños en casa, recuerda que el estrés postvacacional también afecta a los niños, a los que puede resultarles dura la vuelta tras unas larguísimas vacaciones de verano.
La mejor manera de ayudarlos será readaptando sus horarios días antes, preparando juntos y con ilusión la vuelta al cole, poniendo en valor lo bonito de aprender y reencontrarse con sus amigos y profesores… . Aquí nuestra buena actitud es lo que más les va a ayudar.
Y como siempre te escribo, no estás sólo. Si necesitas ayuda, busca ayuda profesional.
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