El futuro: Ese eterno desconocido

Jesús Moreno Zuazu
19 de Septiembre de 2023
Actualizado el 23 de octubre de 2024
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futuro, porvenir

Una de las mayores preocupaciones que siempre ha tenido la humanidad ha sido la de conocer con anticipación el futuro, los resultados de guerras, contiendas, batallas, trofeos, torneos, carreras, o simplemente, lo que puede acontecer en un futuro próximo o lejano y cómo le puede afectar.

Cualquier ejemplo basta para comprobar la importancia que históricamente se le ha concedido a la información y al análisis histórico y su proyección hacia el futuro. Los investigadores e historiadores siempre han buscado, paralelismos para demostrar el valor de este esquema cuando se tiene que adoptar decisiones importantes.

En parte se trata del fenómeno “déjà vu” por el que una persona piensa en cómo se presentará en el futuro una determinada situación, se revive esa experiencia con todo lujo de detalles, recreando una escena del futuro. Existen muchos ejemplos, en los que se puede aplicar:  la faceta inventora de Leonardo Da Vinci, las aventuras de Julio Verne, o el sorprendente mundo de la rebelión de las maquinas de Isaac Asimov como preludio de la inteligencia artificial. Todos estos personajes fueron capaces de ver con su mente preclara realidades que prácticamente se han repetido tal como lo describieron inicialmente.

En un mundo tan complejo como el de hoy, es imprescindible ser empático/a . La vida es como una gran partida múltiple de ajedrez, el juego donde la estrategia tiene un papel fundamental; Así, el jugador A mueve su ficha pensando en los posibles movimientos del jugador B, que a su vez provocará el movimiento correspondiente de jugador A, que tiene a su disposición hasta 165 cuatrillones y medio de posibles opciones.

Por lo tanto, se trata de descubrir lo que preocupa o no a las personas u organizaciones que conviven con nosotros de las que tenemos que predecir su comportamiento, para ver cómo puede influir en la consecución de nuestra metas. Es decir, en el desarrollo de nuestra vida cotidiana no deberíamos dejar nada al azar, más bien tenemos que analizar todas las acciones posibles y optar por la mejor. Se podría decir que la mejor improvisación es la que se ha pensado antes.

Hay otra serie de Máximas y Pensamientos que han pasado a la historia como  frases lapidarias. Tal es el caso de la célebre frase ”La información es poder,” atribuida a una serie de, sabios, filósofos y autores a lo largo de la historia , desde Aristóteles hasta Foucault.. En la práctica, si este principio se aplica por personas malvadas o tóxicas, nos puede lleva llevará al desastre. Por el contrario, si la persona que dispone de la información es una persona racional, no pondrá reparos para compartirlo con el resto, ya que sabe perfectamente que lo importante no es el dato, lo importante es saber interpretarlo y compartirlo.

Como prólogo a nuestra era, la Revolución Industrial provocó un cambio radical en las relaciones entre los factores de producción, Capital y Trabajo, ya que el nuevo orden permitió y favoreció la acumulación de la mayor parte del excedente en los empresarios, así como la organización y control de la producción.

De esta forma, los poderes fácticos que en un primer momento previo a la Revolución Industrial siempre disponían de la información que necesitaban, fueron incorporándose al nuevo orden mundial, introduciendo más elementos en la cadena de valor utilizando los nuevos inventos del mundo de la comunicación, prensa, radio, telégrafo, teléfono, industria cinematográfica y la estrella de los medios, la televisión que les daba posibilidad de multiplicar sus opiniones, pero sobre todo de controlar los medios de comunicación y los mensajes que se lanzaban a la opinión publica. Actualmente, pocas personas son las que conocen todas las herramientas, algunas de ellas muy sutiles y sofisticadas y las formas y métodos con los que se puede influir a favor de una corriente de `pensamiento determinada.

Dando un salto temporal en el vacío, el siguiente acontecimiento a nivel mundial lo constituye la irrupción de internet y su uso indiscriminado prácticamente por toda la población.

Paralelamente, la liberalización de los mercados de capitales, ha permitido operar  a los grandes conglomerados financieros en cualquier mercado de forma inmediata. Al tratarse de activos intangibles, cuya plasmación física es simple y llanamente un asiento contable. Adicionalmente, la información de usuarios suministrada por ellos mismos a través de los buscadores, las cookies y otras herramientas sofisticadas, sin que el propio usuario sea consciente de que las empresas que operan en internet (prácticamente todas), pueden poner en riesgo la integridad del patrimonio de cualquier usuario o sector, Conforme la capacidad de proceso aumenta vertiginosamente, ese riesgo es mayor y requiere de mayores esfuerzos de control de los efectos positivos y  negativos de sus acciones.

Cabe concluir que la teórica libertad de información, que permite al usuario acceder a cualquier tipo de contenido y que todos tenemos como el principal  valor de internet , puede generar el efecto contrario al deseado si no se toman las cautelas oportunas. De ahí la importancia de definir los límites que debe establecer el usuario en el momento de autorizar el uso de la información de que se suministra por parte del usuario.

Los últimos avances conseguidos en el ámbito de la inteligencia Artificial, alertan de un riesgo apenas conocido, desde que las herramientas y útiles son capaces de decidir por sí mismas. La Unión Europea ha tomado la Iniciativa de empezar a regular esta cuestión, que sobrepasa limites hasta ahora desconocidos. Como si de una premonición se tratase, habría que recordar a los robots de Isaac Asimov que en sus relatos de hace casi un siglo contemplaba  la victoria de las máquinas sobre la raza humana.

Tras este rápido repaso de la evolución de la humanidad en los últimos tiempos, cabe preguntarse desde la óptica del ciudadano de a pie, cómo se ha llegado al punto de estar totalmente involucrado en iniciativas, a veces sin conocerlo y qué se puede hacer para protegerse de algo que a veces llega de forma sorpresiva directamente desde esos conglomerados multisectoriales.

Que nadie se lleve a engaño: Estamos en la era de la comunicación en la que la relevancia social y económica se consigue siendo ”influencer” de grupos de personas o segmentos de población de los que se quiere obtener algo tan inmaterial como la amistad, el prestigio, la notoriedad, y que se puede plasmar en cualquier acción que tenga interés para nosotros. Pero debemos ser conscientes de que si practicamos el “monocultivo”,  asumimos el desconocimiento de opiniones contradictorias que sin duda enriquecerán el nivel de conocimiento sobre cualquier cuestión.

El mayor riesgo que existe es que se produzca un engaño en masa, en un mundo gobernado por la comunicación y la información, en el que las consecuencias de su mal uso pueden producir efectos nefastos que pueden resultar incontrolables.

Así, si se repiten los esquemas de funcionamiento de la comunicación en prácticamente todos los conflictos bélicos, o que sin ser bélicos son más propios de la guerra fría, la población siente desconfianza cuyas consecuencias son difíciles de predecir. Aquí cabrían los fenómenos “Fake news”

Y francamente, para esto no estamos en nuestro planeta luchando por la libertad y el progreso.

Un último apunte: Nosotros, ciudadanos de a pie , qué podemos hacer? .Porque se nos antoja que nuestro poder en comparación con el que puede tener cualquier conglomerado multisectorial de los que hemos comentado, es abismalmente distinto.  Seamos realistas y cautos ante cualquier eventualidad y utilicemos todos los canales de comunicación que estén a nuestro alcance para lograr un mundo mejor. 

Ojalá fuera así.

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