Hay distintas versiones de la famosa frase, atribuida a Luis XIV de Francia, “el Estado soy yo, después de mí, el diluvio”, con la que el monarca personificó en sí mismo el absolutismo. Casado pronosticó al final de la campaña electoral de Castilla y León que el PP o el caos. Algo parecido anida en el cerebro de Ayuso con su melomanía.
A Villacís, vicealcaldesa madrileña, se le acaba de escapar lo que está pensando, aunque lo ha desmentido inmediatamente, que el alcalde de Madrid merece un voto de censura por propiciar lo que está pasando. Creo que no es una mala idea y que podría ser un buen colofón para coronar la legislatura que ella está manteniendo. El alcalde declaró que había hablado con Carromero, el fontanero de la alcaldía, y le aseguró que él no había intervenido en la investigación sobre Ayuso y su hermano. Muchos vieron aquí la antesala del cese del fontanero, como así ocurrió poco después.
De este modo se ha preparado el suicidio cruento de esta formación política, que se presenta como una alternativa de gobierno, aunque esté partida en dos y rota en mil pedazos. Todo se encuentra tocado: Comunidad, Alcaldía, Partido, Autonomías donde gobiernan y la que queda por gobernar. La corrupción completa ha quedado reunida en un modelo ejemplar. Parecen haber estallado todos los poderes del infierno para personificar el mal, que nunca más volvería a presentarse.
El meollo del asunto es que la Comunidad de Madrid contrató 1,5 millones de mascarillas, procediendo como intermediario el hermano de la presidenta, quien cobró por sus gestiones una suculenta comisión de unos 286.000 €, o 55.850, como dice Ayuso. La presidenta reconoce la intermediación de Tomás Díaz Ayuso, afirmando la legalidad de la misma. Ahora sí lo reconoce, aunque exigía que le presentaran “una sola prueba” de ello. Dice más:”ni mi Gobierno ni yo hemos intervenido para adjudicar ni este ni ningún otro contrato a nadie de mi entorno”. Casado le pidió información acerca de esto, pero Ayuso no se la quiso dar, ni ninguna otra explicación. Solo le confirmó que su hermano tenía relaciones con la empresa Priviert y que todo era completamente legal. Los contratos se adjudicaban a dedo y sin concurso público.
Ayuso se defendió en la forma acostumbrada. Como no pueden con ella, atacan a su familia para desprestigiarla. Claro que en este caso el atacante es su propio partido, que le está pidiendo una explicación, que no tiene, ni la va a dar. Los hechos están próximos al delito por utilizar dinero público que la presidenta tiene que custodiar y no corromper.
Mientras tanto, parece que trataron de investigar al hermano, mediante el detective Julio Gutiez, del Grupo Mira, quien se negó a ello, porque era ilegal lo que querían hacer. Su formación política expedienta a Ayuso por “las acusaciones gravísimas, casi delictivas, contra Casado y la dirección del partido”. Se han producido ataques, infundios y calumnias y el partido exige rectitud a todos sus miembros. Ha explotado así la más cruel guerra interna conocida. Dada la situación, las espadas siguen en alto y la previsión más razonable es que tiene que quedar solo uno de sus miembros. El expediente ya está en marcha.
Durante la pandemia hemos aprendido la fragilidad de los humanos, que se ha cebado precisamente en Casado por encontrarse en el umbral adecuado. Otra también era frágil, pero lo suplía con su osadía y endiosamiento. Había triunfado en votos y nadie podía con el apoyo incondicional del pueblo madrileño. Feijóo declara que todo esto ha sido un “escarnio público” y se queja de que no se haya detenido antes. En la noche del viernes 18 se manifestaron en Génova con gritos de dimisión, aclamaciones a Ayuso y portando una corona: “Pablo Casado, siempre te recordaremos”. Se ha montado un sainete total. Vuelve el antiguo PP con todo el arsenal de sus viejas maniobras. La respuesta de Ayuso no se hizo esperar: “Sois una puta mafia. Sé que estáis investigando a mi hermano”, soltaba a finales del pasado diciembre a una persona del entorno de García Egea, según Vox Pópuli.
¿Cuál de los dos contendientes tiene la razón aquí? Es difícil inclinar la balanza hacia uno de los lados. Algo hay en Ayuso que no quiere descubrir en los contratos firmados. Tampoco es de recibo contratar a detectives para investigarla. Nadie quiere descubrir las cartas, por lo que todo es sigiloso y permanece oculto. Tendrá que conocerse, al fin, la verdad para que termine la guerra. Lo que puede ocurrir entonces es que estalle la paz, recogiendo el título de una de las novelas de José María Gironella. Si de mí dependiera la solución del conflicto, de momento apartaría a los dos, Casado y Ayuso. Además, eliminaría, igualmente, a los dos lugartenientes de cada uno, a García Egea y a Miguel Ángel Rodríguez. Más difícil me resultaría encontrar las personas que pudieran sustituirlos.
Me parece que una formación política así no puede encargarse del Gobierno de España, ya que con ello el desastre quedaría anunciado de antemano. El país no se los merece, tendrían que dedicarse a sus actividades privadas de acuerdo con sus profesiones respectivas, ya que carecen de dignidad y de altura para el alto ejercicio de la política. Nunca ha estado a tan baja altura la selección de los mejores para gobernar. Estos, desde luego, no sirven. Tiene que haber otros. Los dos consolidaron la ultraderecha. Pura miseria y mucho asco.