Una vez más, la derecha y la ultraderecha españolas han intentado llevar su cruzada contra la amnistía catalana a las alturas de Europa, pero han topado con la indiferente realidad de Bruselas. En una actuación digna de un teatro del absurdo, intentaron europeizar un debate que Europa ya ha considerado estrictamente español.
La Comisión Europea, con la paciencia de un profesor explicando lo obvio a un alumno distraído, ha reiterado que el conflicto catalán es un asunto interno de España.
Y eso no era nuevo, Didier Reynders, comisario europeo de Interior, ya había afirmado que la Comisión no se pronunciaría hasta que la ley sea aprobada en el Parlamento español, manteniendo su postura de que este asunto debe resolverse según el orden constitucional español.
A pesar de los intentos desesperados del PP, Ciudadanos y Vox de convertir esto en una tragedia continental, la UE ha respondido con un rotundo "no es nuestro problema".
El Parlamento Europeo se convirtió en un ring de boxeo retórico, donde los golpes lanzados por la derecha española apenas lograron rozar a sus oponentes. Dolors Montserrat, en un intento de melodrama, clamó que la amnistía de Sánchez es la "condena de Europa". Se ha desgañitado todo el rato, abusando de su cargo como presidenta del comité de peticiones, pidiendo a la UE que "escuche" la verdad sobre lo ocurrido en España, pero sus alegatos no tuvieron el efecto esperado.
Pero, ¿quién estaba realmente escuchando? Un parlamento vacío. Los asientos vacíos y la falta de periodistas y medios europeos simbolizan el fracaso de este intento de internacionalizar un asunto doméstico. El debate en el Parlamento Europeo, que duró más de dos horas y terminó sin votación ni resolución, se redujo a un enfrentamiento entre la izquierda y la derecha, sin conseguir el impacto deseado por la oposición nacional.
Este episodio no ha sido más que un intento fallido de la derecha y la ultraderecha española de buscar aliados en Europa para su causa. Pero la respuesta ha sido clara: la UE tiene cosas más importantes de qué preocuparse.
Mientras tanto, en España, la ley de amnistía sigue su curso, dejando a la derecha ladrando a la luna en sus teatros de lo absurdo; si no, recuerden. Qué hay más absurdo que defender que la actuación de la policía patriótica, el 155, Pegasus y las cargas policiales eran en 2018 un problema interno de España y ahora, visto su resultado, lo quieren convertir en un problema Europeo.
Quizás sea hora de que estas facciones acepten que su melodrama político no es del interés de Europa y se concentren en abordar los problemas reales de los ciudadanos europeos. Lo de hoy habría podido ser un sainete, pero ni a eso llegó.