Un creador elige palabras que resonarán de diferentes maneras en cada persona que lo lea, lo escuche. El libro de Juan Pedro de la Torre "Eso no estaba en mi libro de historia de motociclismo" (Almuzara) ha sido un prisma en el que han florecido diferentes tiempos lineales de mi ser.
Al Gonzalo que hace dos décadas que era empleado en un concesionario de motos Honda en Madrid, no le hubiera resonado la épica aventura que hizo Soichiro Honda para empezar a exportar motos a USA en 1950. Cómo fue rescatar la dentadura postiza del inportador de un pozo negro. Ni como John Surtes esquivo una exclusividad contractual para poder simultanear con notable éxito las carreras del campeonato del mundo de motociclismo y la Fórmula 1, o la actitud para vencer de Mike Hailwood, o el miedo al éxito que siempre acompañará a Cardus.
En cambio, al Gonzalo emprendedor y CEO de una innovadora micro startup, le impacta la frase de Soichiro Honda tras rescatar la dentadura postiza, “fue la manera de demostrar mi convencimiento de que el hombre que está a la cabeza de una organización tiene que hacer personalmente las cosas que más molestaría hacer a los otros” (página 199). O la de emprendedores de las dos ruedas que innovaron con nuevos motores, chasis, suspensiones como los icónicos John Britten y nuestro genuino Antonio Cobas. E incluso, nuestro admirado "perfección andante" César Agüi que creó la primera Moto2, ¿se fijó Carmelo Ezpeleta (CEO de Dorna) en su desarrollo? Personas hechas así mismas, que antepusieron su obstinación a lo existente. Convirtiéndose en verdaderas historias de innovación y emprendimiento industrial.
También, las mismas palabras han robado al Gonzalo curioso de conocer la historia del siglo XX bajo otro prisma, en este caso de la "ve l o c i d a d".
Lo que si agradecen esos Gonzalos es que Juan Pedro de la Torre vuelva a abrirles las puertas de la redacción, de las bambalinas del mundial de velocidad, la fábrica dónde se crean las expectativas, y cuente cosas que en su momento, la prensa que vivía de la publicidad de las marcas callara porque la verdad podría destruir una gran historia.
Escribo el titular “emprendedores moteros” porque como escribe Juan Pedro, si la moto se hubiera inventado este siglo se hubiera prohibido, porque “¿a quién es su sano juicio se le ocurre dotar de motor a una cosas con dos ruedas, que necesita inercia y la habilidad de su conductor para no caer?” A la par que es de los pocos objetos que hay que no transmite una gran sensación de libertad. ¿Hay mejor definición de lo que es una startup?
Cómo decía al principio, el alquimista de las letras motorizadas Juan Pedro de la Torre consigue que las mismas palabras tengan puestas a punto diferentes para adaptarse a los estilos de pilotaje de los lectores y lectoras para que cada ser experimenta la profunda libertad que emana del circuito literario de Juan Pedro.
PD: para los que os asustan 300 páginas en el estrecho de las Termópilas, JP ha iniciado un Canal Youtube "Historias del paddock", donde irá desgranando información que hasta ahora no se puede encontrar en Google.
Ráfagas, maestro.