Esta nota la escribí en mi muro de Facebook en 2017. Han pasado 6 largos años. ¿Creen que ha cambiado algo?
Juzguen ustedes mismos.
Este domingo 15 de octubre de 2023, mientras desayunaba, he oído la noticia de una víctima más de la violencia de género.
La solución a la violencia de género pasa necesariamente, por una acción coordinada de todas las Instituciones y Organizaciones involucradas, pero se debe acompañar lamentar con algo más que nuestra sociedad ha sido hasta el momento incapaz de identificar.
Desde el enojo, contra ese macabro cuentagotas de numerar la víctima adicional, escribo esta nota sobre la violencia de género, intentando dar respuesta a esas preguntas que se lanzan al aire, pero a la única conclusión a la que llego es que algo estamos haciendo mal o no estamos haciendo todo lo necesario para que desaparezca de la faz de la tierra esta lacra vergonzosa y sin sentido.
Todas las partes implicadas hablan de que todo debe empezar en la escuela, concienciando y educando al alumnado en valores como la igualdad, el respeto a los demás, pero por mucho que se haga, si no va acompañado de una actitud coherente en el hogar, que incida en la misma línea que los educadores defienden, el fracaso está asegurado.,
Esto junto con un desiderátum de medidas de prevención y apoyo a las víctimas, constituyen una amalgama de ayudas, subvenciones, formación, difusión, concienciación ciudadana, medidas para agilizar la actuación de los Jueces, y así podíamos seguir hasta el infinito.
Un buen ejemplo podría ser el “Pacto de Estado contra la violencia de género”, formalizado el 25 de julio de 2017 por todos los grupos parlamentarios por unanimidad.
Lamentablemente, las 213 medidas que contempla se han quedado, hasta el momento, en papel mojado.
La cuestión es que, a pesar de todos los programas y medidas existentes, SIGUE HABIENDO VIOLENCIA DE GENERO, y qué casualidad siempre, siempre contra las mujeres, ya que se diga lo que se diga, los casos aislados de agresiones hacia hombres, no tienen nada que ver con la violencia de GENERO institucionalizada en nuestra sociedad y que afecta exclusivamente a las mujeres.
Da la sensación de que no va con nadie, lo dejan pasar y con cada víctima nueva dicen: “No había solicitado medidas de alejamiento ni lo había denunciado” y yo me pregunto ¿Qué me quieren decir?. ¿Acaso eso garantiza la inmunidad de una mujer amenazada? ¡Vaya broma de mal gusto!. Para eso, mejor no hacer publicidad ni hacerse eco de los maltratadores y asesinos. Aunque sea una medida polémica, igual es necesario probarlo. Así, al menos, se eliminaban las ansias de notoriedad que en buena parte de los casos tienen los maltratadores. Como dicen en los reality shows, “Así no se enteraba España de sus fechorías”.
Pareciera que la única solución es abordar el problema desde. todos los frentes al unísono y de forma coordinada. Así conseguiríamos apaciguar a esta bestia negra. Esta responsabilidad corresponde al Gobierno de turno, pero debería ser consensuada con el resto de las fuerzas políticas del arco parlamentario y por supuesto escuchando a las Ong´s que con escasos presupuestos realizan una labor que no tiene precio.
Lamentablemente, mientras no demos solución a esta locura, debemos entonar el “mea culpa”, como sociedad y como país, ya que, aparentemente todo sigue igual: cada semana nos despertamos con una trágica noticia de otra muerte más, a la que últimamente, estos asesinos han incorporado como víctimas a niños de corta edad. ¿Cuándo acabaremos con esta vergüenza?
Invito a la reflexión y si se nos ocurre alguna iniciativa individual o colectiva, pongámosla en práctica.
Mientras tanto, podemos tomar como ejemplo el impecable comportamiento de nuestros antepasados trogloditas que a buen seguro nos darían muchas lecciones de convivencia pacífica, Al menos, debemos entonar el mea culpa. Todavía no hemos sido capaces de erradicar esta lacra social.