Sin lugar a dudas la noticia de esta semana fue la denuncia que interpuso Fabiola Yáñez, la ex esposa del presidente peronista hasta el 10 de diciembre pasado Alberto Fernández, contra el ex mandatario por violencia de género.
Los hechos denunciados, que de por sí son algo repudiable, generaron mucha actividad política incluso antes de ser denunciados, lo cual hace dudar si esto no era un silencio a voces.
Cuando se conoció la situación el pasado domingo por una nota periodística, Mayra Mendoza, una de las principales alfiles de Cristina Fernández afirmó, con mucha certeza, ‘Dado el perfil de Alberto Fernández, hombre varón cis??? que evidenció no poder asumir la conducción política de una mujer como Cristina Fernández, y que siempre se preocupó por saber si iba a estar herido en su masculinidad, tiene todas las características de poder haber ejercido violencia de género’, ¿le habían empezado a soltar la mano? Y el abogado de la pareja, Juan Pablo Fioribello, en una entrevista el lunes en la noche dijo haber hablado con Alberto Fernández y Fabiola Yáñez, y mencionó que el primero le había jurado que nunca había sido violento con una mujer, y que la segunda, no quería hacer la denuncia. Si nunca había habido violencia, ¿por qué habría de haber una denuncia? Esa incoherencia el abogado no la notó, no la explicó o no la quiso explicar.
Pero todo explotó cuando el martes a la tarde se conoció que Yáñez había cambiado de opinión y había decidido denunciar a Fernández. Rápidamente se conocieron opiniones de quienes pretendieron sacar ventaja política de la situación, pese a que sus hechos políticos no avalan esta postura, y quienes tuvieron que tomarse un tiempo y reflexionar para asumir una realidad que se expande dentro del peronismo como un reguero de pólvora, la de la relación entre hombres y mujeres del partido, mucho más cuando hay una relación de poder, puesto que recientemente se conocieron denuncias por abuso en contra del intendente del distrito más grande de la provincia de Buenos Aires, Fernando Espinoza, la condena por violación contra el ex gobernador peronista de la provincia de Tucumán, José Alperovich, y nunca hubo una condena fuerte y concreta, institucional, de sus compañeros de partido.
Quien sí accionó rápido fue el Juez actuante, quien tras la denuncia de Yañez decidió prohibirle la salida del país al ex Presidente, prohibirle tomar contacto con su ex esposa, y aumentar la custodia de la denunciante aunque vive en España.
La clave del caso, según se supo, es la existencia de fotos que probarían la violencia sufrida por Yáñez. Si esto es así, y su abogado ha dicho que sí y que ‘son espeluznantes’, cuesta creer que nadie del entorno cercano no lo supiera. Más aún cuando el Juez ya había tomado contacto con Yáñez más de un mes atrás luego de toparse con pruebas que confirmarían un posible caso de violencia de género y decidió consultarle si quería efectuar la denuncia.
Aunque la diligencia judicial fue a principios de julio, se conoció poco más de un mes después.
Si bien estas fotos no fueron difundidas, la que sí se conoció casi en simultáneo con estos hechos, fue la noticia de los Diputados Nacionales del oficialismo visitando genocidas en la Cárcel de Ezeiza, visita que inició un operativo clamor para procurar morigerar sus condiciones de detención. O para decirlo claramente, para otorgarle la prisión domiciliaria a los genocidas.
Sí, algo que debe resolver la Justicia cuenta con campañas de desinformación por parte de legisladores y miembros del Poder Ejecutivo. Baste recordar que el Ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona afirmó ‘Hay gente de más de 80 años que está enferma, débil, que está en la cárcel y que bien podría estar en otras condiciones de detención. Me parece que estamos afectando el criterio de humanidad de las penas, estamos afectando el criterio de dignidad. Y esto ya no se ha convertido en justicia, sino que se torna en venganza’, argumento rebatido por el fiscal Miguel Palazzani, a cargo de las causas en Bahía Blanca y Neuquén, quien señaló ‘que yo sepa, ninguno tiene enfermedad terminal ni tiene más de 90 años. Si fuera así, cualquier juez le concedería el arresto domiciliario.’ Sin embargo se pretende generar un clima de opinión para instalar el tema.
Hablando de fotos, aún pesa la imagen del genocida Jorge Rafael Videla muerto en un baño del penal de Marcos Paz.
Todo junto y en una semana, como un golpe y contragolpe. Porque no se puede dudar de la causalidad temporal de los hechos.
Así vive Argentina, entre foto y foto, sin poder tener en claro que lo importante es la película.
Una reflexión final. Argentina ganó dos medallas en los Juegos Olímpicos de Paris, una en BMX y otra en vela. Una por bicicletear y otra por mantenerse a flote. ¿Hay mejor metáfora de la realidad nacional?