Ha causado una verdadera sorpresa pedir que el Presidente del Gobierno se someta a una moción de confianza en el Parlamento. Según artículo 112 de la Constitución, solo el Presidente puede pedir una moción de confianza Así que debería haber sido rechazada. Sin embargo ha sido aceptada.
¿Cuál puede ser su finalidad? Solo se me ocurre una: mantener relaciones con Junts, por si fuera necesaria su colaboración en cualquier momento. ¿No conoce Junts dicho artículo de la Constitución? Seguro que sí, aunque lo haya planteado para exprimir todo lo posible el limón de las relaciones con el Gobierno. También ha podido hacerse para mantener el espejismo de que aquí mandan solamente los 7 votos de Junts.
Se ha dicho maliciosamente que Sánchez traga con todo lo propone Puigdemont y que lo tiene bien agarrado. Bueno, hay ver lo que pasa en la correspondiente sesión y la discusión que se produce, porque alguien puede salir trasquilado. Por tanto, paciencia y esperar al 25 febrero o al 11 de marzo. Mientras tanto, el Gobierno no se inmuta, lo que es buena señal.
Por de pronto, la confianza no tiene valor jurídico, aunque podría ser un indicador político importante. Que sea uno u otro depende de cómo se maneje la situación. Hemos de verlo pronto.
Mientras se resuelve el reto, seguirán las negociaciones y se va ralentizando la ruptura total con el que lo ha planteado, cuyo beneficiado solo puede ser el Gobierno.
En principio, su posición parece débil y dependiente. Nadie puede tener el mando a distancia de la legislatura, y menos un fugado, como dice García-Page. Lo peor es que no se pueda hacer otra cosa.
Esta acción de ahora podría tener efectos positivos y negativos. ¿Podría dar estabilidad al Gobierno? Sí, en el caso de que muestre el apoyo necesario para continuar con su programa, lo que le podría hacerlo más estable e impulsar las futuras políticas. Ahora podría servir solo para la aprobación los presupuestos, porque todo es muy versátil.
Ahora bien, si empujara solamente a la aprobación de los presupuestos, no sería poco, sino una ayuda fundamental.
¿Y si removiera fuertemente la política en caso de perder en la votación de confianza? Esto tampoco dejaría de ser importante, ya que despertaría de su modorra y pesadez de las mismas o parecidas acusaciones con sus réplicas. Sin embargo, esto podría provocar posiciones negativas. Si pierde la votación, sería casi obligatorio que dimitieran, porque ya no tienen la mayoría realmente.
Por el contrario, ¿podría levantar a la izquierda en contra de la peor de las derechas? Ahora bien, esto dejaría todo el aire o en suspenso, de momento.
¿Podría también ejercer presión sobre el Gobierno para impulsar y cumplir los compromisos y acuerdos previos, lo que redundaría en una mayor transparencia y rendición de cuentas en su gestión? Sin embargo, la presión política no puede estar más apretada, aunque siempre es posible dar un paso adelante más.
Especialmente, podría tener un gran impacto en las elecciones próximas. Esto podría influir en la percepción pública del Gobierno y de los partidos políticos para formar nuevos gobiernos.
Así que la moción de confianza hay que tomársela muy serio, porque puede hundir a unos y reverdecer a otros, por más que no tenga valor jurídico
Crearía una inestabilidad política mayor si el Gobierno pierde la votación. Entonces tendría que dimitir y convocar nuevas elecciones. Sin duda, esto le hará perder apoyo frente a la oposición, que quedaría muy fortalecida. En este caso, llevaría a Feijóo a La Moncloa por mucho que diga no es posible.
Esto influiría negativamente en la buena marcha de la economía y aumentaría la desconfianza de los ciudadanos aún más y no estamos preparados para tales aventuras de las que se beneficiaría la extrema derecha.
En definitiva, los riesgos potenciales son evidentes para el Gobierno y su línea política. Se crearía un periodo de inestabilidad e incertidumbre en el país se deterioraría la credibilidad del Gobierno en su capacidad de gobernar eficazmente. Esto tendría un impacto económico seguro.
Los mercados financieros podrían reaccionar negativamente y afectar a la confianza de los inversores. Algunos están esperando que esto ocurra. Los adversarios políticos se fortalecerían y, con las ganas que tienen de gobernar, la situación sería desastrosa.
Finalmente, podrían evidenciarse divisiones dentro del propio Gobierno, del partido y de los partidos de la coalición. Todo esto haría tambalear las alianzas alcanzadas con tanto esfuerzo y los acuerdos quedarían patas arriba.