Parafraseando a Joan Manuel Serrat podríamos decir que ‘Detrás de las cifras y de los rascacielos. Detrás de los anuncios del león. Detrás, está la gente.’, y la realidad golpea a diario para mostrar que esta es una realidad ineludible.
La última semana Argentina se vio sacudida por la denuncia de violencia de género formulada por la ex esposa del ex Presidente de la Nación Alberto Fernández, y es lógico que así sea ya que la denuncia es de una gravedad inusitada, pero esto no tiene que hacernos perder de vista la realidad de los argentinos de a pie, la cotidiana, la Argentina que duele.
Recientemente UNICEF presentó los resultados de su informe de pobreza monetaria y privaciones de derechos en niñas, niños y adolescentes en Argentina para el período 2016-2023, que incluye ‘microsimulaciones para el segundo semestre de 2023 y el primer trimestre de 2024’, que por la contundencia de su enunciado hacen estremecer a cualquiera.
‘Para finales de 2023, más de 7 millones de niñas y niños son pobres por ingresos (57,5% del total) y que 2,4 millones (19,4%) viven en hogares con ingresos menores a una canasta básica alimentaria.’ ¿Es esto una novedad? No, hace mucho tiempo que Argentina está mal, pero ahora está peor. Cada vez somos menos los que tenemos el ‘privilegio’ de tener cuatro comidas diarias, incluso eligiendo qué comer, calefacción en invierno, una ducha caliente y una cama confortable. Y como tenemos este ‘privilegio’ tenemos la obligación moral de no mirar para el costado, tenemos la obligación ética de alzar la voz.
Estos indicadores, de por sí graves, se agudizaron más aún desde la llegada al gobierno de Javier Milei. Según estima UNICEF ‘la pobreza total ascendería a un 71% y la pobreza extrema a un 34%. En términos poblacionales, implicaría que 8,8 millones de chicas y chicos serían pobres y 4,3, indigentes.’ El organismo de Naciones Unidas lo sintetizó en una frase.
Cada día un millón de chicos se van a dormir sin cenar en Argentina.
La situación es dramática, y más dramático es que quienes tienen que cambiar la realidad con su accionar de manera más directa no tienen la prioridad de revertirla como una cuestión central de su accionar.
Estos datos estadísticos reflejan realidades concretas, alrededor de 10 millones de chicas y chicos en Argentina comen menos y con menor calidad que el año pasado. Esto se refleja en la caída de los indicadores de consumo de carne y lácteos entre otros.
Según la UCA, el 62,9% de los niños y adolescentes vive en situación de pobreza y el 16,2% se encuentra en estado de indigencia: es la cifra más alta registrada desde 2010.
La realidad golpea y duele, pero no es inmodificable. Ese es el desafío del momento, cambiar la realidad, porque detrás del ‘déficit cero’ y la baja de la inflación está la gente. Porque estos datos macroeconómicos se sustentan en una recesión atroz.
Es necesario accionar ya, porque esta Argentina duele, y parafraseando a Joan Manuel Serrat podríamos decir que ‘Detrás de las cifras y de los rascacielos. Detrás de los anuncios del león. Detrás, está la gente.’