El siniestro mundo de las ONG's y todo el entramado oscuro que las rodea son uno de los mejores ejemplos para entender el grado de putrefacción al que hemos llegado en esta sociedad decadente y nauseabunda.
Chiringuitos creados con dinero público para el lucro personal de unos pocos que utilizan el chantaje emocional como principal argumento y se amparan en el buenismo reinante para vaciar los bolsillos de los idiotas que todavía compran su relato.
Una de las principales actividades de esta gentuza solidaria e inclusiva es presuntamente el
"tráfico humano". Cooperan activamente con mafias internacionales que se dedican a exportar personas e introducirlas ilegalmente en Europa.
Sólo hay que observar el patrimonio del cabeza visible de "Open Arms" (una de las principales marcas que operan en nuestro país) para entender que el negocio del ganado humano resulta muy, pero que muy, rentable.
Las ONG's operan con total impunidad y, por supuesto, con el apoyo absoluto de todo el aparato del estado, incluyendo a los cuerpos y fuerzas de seguridad que se esfuerzan en asegurarse de que no les falte de nada.
Además de esto, y como no podía ser de otra manera, estos chiringuitos infames gozan de una cobertura mediática que blanquea su actividad constantemente desde los medios de desinformación del régimen maquillandoles como una especie de héroes o Robin Hood's modernos al servicio de causas humanitarias y toda esa mandanga en la que ya casi nadie cree.
Las ONG's son, por tanto, otra estafa más de este sistema mafioso cuyo principal objetivo es esquilmar al ciudadano por activa y por pasiva y facilitar el presunto reemplazo étnico, introduciendo ilegalmente en Occidente a individuos de culturas y religiones anacrónicas e incompatibles, generando malestar e inseguridad y encendiendo la mecha de un conflicto que tarde o temprano estallará a gran escala.

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