Corrían los locos ochenta de yuppies y coca y la economía japonesa subía como un globo. Por el contrario la USA se venía abajo, cosa no infrecuente sino mas bien cíclica. Su déficit comercial era apabullante ,sobre todo con sus dos antiguos competidores, Alemania y Japon.
Pero no se es el baranda en vano. Así que los US decidieron que sus vasallos pagasen el barato, término caló que designa el apoquine por la protección que el jefe extiende a sus julays. E inventaron los acuerdos de Plaza, manera elegante de llamar a una devaluación forzada del dólar o si lo prefieren, la revaluación del marco alemán y del yen japonés. Alemania escapó casi sin daño porque sus bienes de exportación eran de demanda inelástica. En aquellos años por mucho que subiese el precio de un coche Mercedes los ricos del mundo lo seguían comprando. No había coches eléctricos ni sostenibilidad ni otras fruslerías. En Japon la cosa fue de otra manera. Sus exportaciones si que estaban ligadas al precio. Y el precio del yuan subió. Estaba en un cambio fijo de 360 yuanes por dólar y pasó primero a 299, luego a 236, 202 y luego a 162 y 128/dólar. Mas de un 100%.
Japón vivía de las exportaciones y al doblar estas de precio se secó la gallina de los huevos de oro. Recesión.
Ante ese nuevo paradigma contra la que nada podía hacer el país del Sol naciente en el orden externo, el Banco de Japon (BOJ) inició una política en el orden interno que consistió en bajar los tipos de interés hasta el 2.5%. El propósito era basar la economía no en la exportación sino en el crédito. De esa manera el Gobierno central aprovechó para lanzarse a la construcción de obra pública, una especie de Plan E de Rodriguez Zapatero. Sucedió sin embargo que toda esa liquidez tuvo efectos nefastos en el sector privado, pues facilitó una burbuja inmobiliaria con incrementos de precio del 45% anuales. Visto el descontrol monetario y la inflación consiguiente, el BOJ subió los tipos.
El ajuste se llamó catástrofe. El Nikkei, se vino abajo en 1992. La culpa, según la narrativa USA, es que el BOJ no supo jugar los tiempos y subió y bajó los tipos o demasiado tarde o demasiado temprano. Vamos, que la responsabilidad del desaguisado nipón la tuvieron los propios japoneses. El tema todavía se debate pero lo cierto es que la recesión japonesa duró los siguientes diez años.
Esto es, muy resumido y sin pretensiones científicas, lo que les costó a uno de los vencidos de la II Guerra Mundial acabar con el déficit de los USA y por poco tiempo. Hubo también alguna que otra maniobra como obligar a renunciar a patentes de alta tecnología sobre todo en el campo de los chips, pero con lo dicho de lo monetario basta para que se hagan una idea ¿Y por qué les digo esto y precisamente ahora? Pues porque Trump ha manifestado sin ambages su voluntad de acabar con el déficit con Europa por la via de ponernos barreras aduaneras y hacernos comprar todavía mas gas y petróleo a precios que ya le han costado tres años de recesión a Alemania. Y además sigue negando el acceso al mercado ruso y sobre todo al chino. Para guinda del pastel se supone que hemos de doblar nuestras compras militares a los USA porque Putin nos amenaza de manera existencial. Eso si, según el colaborador de Trump, Steve Bannon, Putin no es nuestro enemigo. En fin, todo un plan o un desorden llamado plan que amenaza a Occidente con la ruina sobre todo para la UE, "defendida" por nuestros eurócratas. Rusia, mientras tanto, ha pasado de ser la quinta economía del mundo a ser la cuarta, al menos según el Banco Mundial. Y China es ya el país número 1 en términos de Purchasing Power Parity, índice que resulta de aplicar el nivel de precios al PIB nominal del país en cuestión.
Si se tiene en cuenta que los USA representan para algunos países europeos hasta el 40% de sus exportaciones, el margen de maniobra frente al chantaje es estrecho. Solo que aquí entran en juego otros factores nada tranquilizadores. Por ejemplo el ascenso de AfD en Alemania y del populismo en Francia e Italia. Y no es descabellado pensar que el triplete mortal de Trump (Aduanas, Rusia, China) pueda dar en tierra con el experimento europeo entre reproches y devaluaciones competitivas, algo que ya previno Brzezinski sería gravísimo para los intereses USA. Pero ya hemos visto lo que a la clase política USA le importan los consejos y advertencias de los mejores estrategas de mundo. Literalmente nada. Prevengo que estamos entrando en terreno desconocido. Fue ya y está siendo una sorpresa que se haya desatado un caos institucional, económico y humanitario por hacer que Ucrania entre en la OTAN, algo que solo quería el 24% de su población y que carece de interés estratégico relevante. Mas sorprendente todavía es la actitud de los eurócratas que contra toda evidencia apoyaron esa locura y ahora lo ratifican diciendo que apoyarán a Ucrania hasta el final y pase lo que pase. Todo eso, sin embargo, no es nada comparado con la amenaza del Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, asegurando que si los USA se niegan a ayudar a Ucrania la expulsarán de la OTAN, sin añadir que eso se hará para crear una Comunidad Europea de Defensa, lo que convierte la opción de Rutte en imposible. Pero cuando ya creíamos que habíamos visto todo, Elon Musk, Primer Ministro de Trump ha dicho que el único país capaz de sacar a Alemania de su ruina es...¡la AfD neonazi alemana! Para cerrar el círculo, el mismo Musk ha puesto fin al acuerdo presupuestario entre republicanos y demócratas, lo que ha dejado perpleja a toda la Unión, pues, al menos en principio, el que tiene el mando y la soberanía es el Presidente de la República y no un colaborador, por mucho que sea el hombre mas rico del mundo y haya contribuido con 250 millones a la elección de Trump. El mismo Musk informa de que va a dar a Nigel Farage 100 millones de dólares con lo que espera poner fin al reinado, no solo del Labour sino también de los Tories, manera singular de practicar la famosa "relación especial" angloamericana. Trump tampoco se está quieto. Ha advertido ya a Panama de que si hace algo que no le guste recuperará el Canal. Pero también quiere un dólar débil al tiempo que proclama su voluntad de enrocarse tras barreras aduaneras, lo que es contradictorio. No menos contradictorio es asegurar que su estrategia es un déficit cero, principio MAGA, y exigir que se suprima el límite de gasto del gobierno federal. Con un déficit hoy de tres trillones/año.
En fin, yo no predigo, nunca, por principio. Pero veo que se está gestando un Plaza 2.0 en modo caos cuyas consecuencias para Europa pueden ser mortales. No me acusen de catastrofista, por favor. El Banco Central Europeo va ya por la cuarta bajada de tipos. Se prepara para lo que ve venir, solo eso. El primer país afectado ha sido Canadá. La Ministra de Finanzas, Chrystian Freeman ha dimitido pues se opone al plan de Trudeau de relajar la fiscalidad para parar el golpe que adivina le va a venir del sur. Con ella forma el Gobernandor de Ontario, partidario de responder a posibles aranceles aduaneros cortando el suministro de electricidad a los USA. Como se ve todo apunta a un maremoto de consecuencias impredecibles, traído, precisamente, por el país que en 1945 nos salvó de nosotros mismos. En fin, es Navidad y quiero terminar con una nota positiva (dentro de lo que cabe). El Ministro de Defensa polaco, Wladyslaw Kosiniak-Kamys, ha protestado en su red de X porque los blindados Rosomak cedidos a Ucrania, entran en combate haciendo ondear las banderas rojinegras nazis del Blut und Boden. Mas vale tarde que nunca. Claro que hubieran debido de darse cuenta cuando en 2014 se presentaron en el Maidan a repartir bocadillos entre esos mismos nazis de Pravi Sektor que hoy les espantan: Karma