“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” (Wittgenstein).
Hace solo unos días, Siria fue tomada, controlada hasta ahora por El Asad. No extrañó demasiado, dentro de los constantes cambios que se producen diariamente.
Lo que sí sorprendió favorablemente fue que los invasores lo hicieran de manera impecable y sin necesidad de emplear las armas. El hasta ahora dictador y toda su familia subieron en un avión rumbo a Rusia, donde se les otorgó asilo político.
El pueblo derribó la estatua del tirano, sosteniendo su cabeza como si quisieran vengarse de él y destruirlo para siempre. Triste destino. Esto fue bien documentado por televisión, así como también la liberación de los encarcelados por diversas causas. Allí eran sometidos a las más crueles torturas.
Lo que me interesa comentar es que los vencedores se acostaron la noche anterior como terroristas y se levantaron con el calificativo de rebeldes. Un terrorista es el perseguido por cualquier país democrático a muerte en cuanto pueden atraparlo, siendo considerado un criminal en todo el mundo. En cambio, quien se rebela para expulsar a un dictador que oprime a su pueblo es objeto de admiración. Así pues, se acostaron terroristas y amanecieron rebeldes.
Esto muestra el gran poder del lenguaje. Cualquier medio de comunicación pasa a considerarlos rebeldes, es decir, que ya no hay que perseguirlos, porque han actuado como valientes y están organizados para la causa. Parece como si alguien los transformara en minutos. Se han ganado la consideración de la opinión pública.
¿Cómo es posible este cambio tan importante? Simplemente porque los medios de comunicación han decidido considerarlos así. ¿Acaso ha cambiado su naturaleza? Habrá que verlo, pero la estrategia empleada aquí ha sido digna de consideración. Su presentación ha sido extraordinaria; lo han hecho muy bien.
Hay que pensar que las cosas pueden ser al revés, como en la película de Hitchcock, "El falso culpable", en la que un hombre honrado y trabajador es confundido con el atracador y le destruyen la vida, tanto a él como a su familia. Solo le salva la casualidad de tan angustiosa pesadilla.
¿Quiénes son los que controlan ahora Damasco? Las fuerzas de la oposición siria: antiguos yihadistas que provienen del Estado Islámico y Al Qaeda, grupos laicos, del Ejército Sirio, escindidos del Ejército de El Asad; grupos kurdos, que Turquía considera una amenaza a su integridad territorial y alauitas pro-Assad.
Todos estos gobernarán la capital, Damasco. Han sido astutos y calcularon bien la invasión. ¿Qué hay de Rusia? Tiene otras defensas a que atender y conoce bien la fragmentación Siria, que solo El Asad controlaba con mano de hierro.
Actualmente se encuentran en riesgo otros países vecinos, incluyendo Líbano Por ello, nadie se atreve a predecir cuál será el futuro. ¿Cambiará mucho la vida de los habitantes de estas tierras? ¿Se levantará su economía, que prácticamente no tienen? ¿Volverá el extremismo? ¿Cómo actuará Israel en adelante? De momento, ya han entrado en Siria, solo para defender sus intereses.
Son muchas las interrogantes por despejar. El lenguaje no es confiable y las opiniones son volubles. Son demasiados los intereses a despejar y volver a cambiar ¿Cómo hacer para llegar a comprender esta complejidad extrema, que ofrece Siria? Habrá que explicarla para comprender el futuro del país.
¿Qué pasará con los derechos de las mujeres que están pisoteados? Ojalá no se tropiece dos veces en la misma piedra y se tapen sus caras. Sería esta la mayor humillación. ¿Qué hacer con ellas? Pero no es solo eso; hay que reconocer sus derechos como seres humanos.
Varios países amenazan la paz en Siria, Israel el primero. Estados Unidos sigue atacando al Estado islámico, Turquía contra los kurdos y Rusia, aunque ha perdido, conserva sus bases en Latakia. Estos no pueden dejar de interesarse por el reparto del poder, que no les pertenece, en Siria. Se trata de fuerzas extranjeras que deben retirarse y dejarla en paz.
Cada uno debe defender lo que le pertenece de verdad. No vale habérselo anexionado por conquista. A Israel hay que recordarle esto. Los Altos del Golán fueron conquistados por la fuerza de las armas. Si no desean devolverlos, al menos se les puede pedir que sean discretos y que olviden el armamento militar, al menos una vez. Estos belicosos y guerreros, que solo saben defenderse con misiles y armamento de alta precisión, todo suministrado por alguien, claro. Ahora se aprovechan de la interinidad para expansionarse más mediante hechos consumados.
A Estados Unidos, les pediría que sean pragmáticos y que no fuercen las cosas. Al contrario, que usen la fuerza que para que la transición sea pacífica.
A Rusia, que se conforme con su pérdida, que no penetre más en lo que no es su territorio, mediante las bases que poseen allí
Ahora Siria debe formar un gobierno, haciendo pacífica la transición. Sería algo grandioso, si lo logran y permiten que el pueblo viva en democracia por excepción. Hbría un ejemplo a seguir, que merecería el respeto, la ayuda y el agradecimiento internacional.