Cualquier observador mínimamente avezado puede observar que en las últimas décadas la hegemonía estadounidense y el poder anglosionista se encuentran en franca decadencia y países de la periferia y del Sur Global están superando en aspectos esenciales al centro; de hecho, ya han comenzado a organizarse fuera de la tutela de occidente a través de los BRICS o el Foro de Cooperación de Shangai, en torno a alianzas económicas, comerciales y militares, de tal manera que en unos pocos años la pérdida de hegemonía de los EE.UU. y, por extensión, de Occidente podría hacerse irreversible. En la intención de evitar lo inevitable, están incendiando el mundo en nombre de la paz, provocando cambios de gobierno en nombre de la democracia y cercenando nuestra libertad de expresión en nombre de una seguridad inexistente.
En esta encrucijada histórica, los ciudadanos europeos tenemos en nuestra mano decidir si estamos dispuestos a dejarnos arrastrar mansamente por los cantos de sirena del globalismo y sus guerras interminables, o decidimos sumarnos al advenimiento de un nuevo orden mundial basado en el reconocimiento de la soberanía de los estados-nación y un modelo de relaciones multilaterales más equilibrado y justo.
Como en Matrix, debemos elegir entre tomar la píldora azul o la roja, entre seguir atrapados por la propaganda y el autoengaño, o despertar del largo sueño, intentar conocer la verdad y prepararnos para actuar en ella.
Abrir una brecha de comunicación desde la sociedad civil organizada incorporando elementos críticos capaces de contextualizar no será fácil, pero fracasar en esta tarea sería desastroso para nuestro futuro como sociedad, porque lo cierto es que quienes estamos pagando el más alto precio somos los pueblos de Europa, nosotros y nosotras, y seguiremos pagándolo y cada vez más caro –hasta con nuestras vidas- si seguimos aceptando el papel de peones sacrificados en la estrategia de EEUU y la OTAN.
Definitivamente, la humanidad necesita con urgencia un escenario en que el mundo pueda ser estable, sostenible y predecible.
LA UE QUE NO QUEREMOS
No queremos una UE subordinada a los objetivos geopolíticos de las élites anglosionistas, un territorio militarmente ocupado que actúa como colonia de Estados Unidos y en la que los intereses de su población no cuentan. En este contexto, el fascismo disfrazado de democracia avanza firme como componente esencial de un mundo sin ley, alimentado por la desafección de las mayorías sociales y la codicia voraz de unos pocos. En este sentido, la pérdida de soberanía que implica nuestra pertenencia a la OTAN y la aparición de nuevos movimientos nacionalistas reaccionarios se retroalimentan y, en consecuencia, resultan ser dos caras de la misma moneda.
No queremos una UE que parece haber renunciado a la diplomacia para resolver sus diferencias con quienes consideran sus adversarios y que utiliza cínicamente el Fondo Europeo para la Paz, sostenido con el esfuerzo de los contribuyentes, para sufragar el coste de la guerra en Ucrania entre la OTAN y Rusia. Leer las públicas declaraciones de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y la Alta Representante de política exterior, Kaja Kallas, provoca estupor y vergüenza, dejando al descubierto su condición de verdaderos halcones de la guerra.
No queremos una UE que corre a sancionar a Rusia por violar las normas del orden internacional en Ucrania, y después arma, financia y da cobertura diplomática al asalto genocida de Israel contra el pueblo palestino. Decir reconocer el derecho de Israel -la potencia ocupante- a la legítima defensa mientras, por contra, se niega ese mismo derecho al agredido, según el espíritu y la letra de la Resolución 3070 de la ONU, no es más que retorcer las reglas para justificar lo injustificable. El doble rasero, la doble vara de medir, pone al descubierto la hipocresía de estadounidenses y europeos cuando exigen a terceros países que cumplan las reglas. No puedes exigir a otros que cumplan si tú no lo haces.
QUÉ FUTURO QUEREMOS PARA ESPAÑA Y EUROPA
Resulta inaplazable promover un debate social e institucional sobre un posible referéndum para la salida del pacto militar de la OTAN. No es una entelequia, el gobierno de Eslovaquia lo ha formulado tras su paso por la última cumbre atlantista. España puede y debe conquistar su neutralidad defensiva y establecer una política exterior y de seguridad independiente, respetuosa con la soberanía de los pueblos y comprometida con el derecho internacional, en la perspectiva de construir un marco defensivo incluyente junto al resto de naciones de Europa y, si ello fuese posible, de todo el continente euroasiático. No parece necesario recordar que nuestra participación en los planes expansionistas de la OTAN nos convierte en objetivo militar de quien EE.UU. identifica como “enemigo”, mientras que los países neutrales no son percibidos como una amenaza y, al menos, no van a sufrir jamás un ataque preventivo.
Dicho acuerdo de seguridad global ha de tener en cuenta la multitud de perspectivas e intereses existentes, y debe ampliar el concepto de seguridad al establecimiento de un sistema justo de redistribución de la riqueza, superador de la actual globalización neoliberal, responsable del mayor nivel de acumulación de riqueza y poder que la humanidad haya conocido, a costa del empobrecimiento del Sur Global y de una destrucción prácticamente irreversible de una parte relevante de los ecosistemas existentes. La UE ha de reconocer que “el jardín en medio de la jungla” no existe, que la Europa fortaleza debe pasar a la historia abandonando su visión neocolonial y participando en los nuevos procesos multipolares en marcha.
LLAMAMIENTOS
Hacemos un llamamiento a todas las organizaciones y personas, civiles y militares, en la idea de construir un Frente Amplio de ámbito europeo con vocación de articular -mediante la desobediencia civil, la insumisión y otras tácticas- la resistencia e impulsar estrategias encaminadas a neutralizar los planes de rearme europeo y salir del escenario de confrontación abierta al que nos están empujando. Veremos a toda una generación de jóvenes que, si el conflicto escala y se extiende, acabarán siendo llamados a filas de forma obligatoria para verse empujados a despedazarse en los frentes de batalla, como preludio de un posible holocausto nuclear. No estamos dispuestos a ello.
Hacemos un llamamiento a los gobiernos europeos para que sin dilación abandonen esta huida hacia adelante del rearme y la escalada que nos conduce al borde del abismo. Ninguna potencia nuclear aceptará una derrota humillante, tampoco la Federación Rusa, por lo que el riesgo de pasar de una fase de escalada convencional a la fase nuclear se convierte en una hipótesis factible. El gigantesco número de víctimas civiles y la enorme destrucción a la que puede verse abocada Europa y, quién sabe si el resto del mundo, puede llegar a ser de proporciones nunca vistas.
Estamos a tiempo de pasar de la crítica a la acción, de organizarnos para poner freno a la locura belicista y trabajar para un futuro de paz y esperanza.
Otro mundo es posible, y como ciudadanos europeos no tenemos ante nosotros otro reto más importante y urgente.
El momento es AHORA.
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