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El fantasma de Hitler asesinó el pacifiscmo

28 de Septiembre de 2024
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Hitler

El 5 de febrero de 2003 el entonces secretario de Estado de EEUU Colin Powell (fallecido, por cierto, de Covid tras vacunarse repetidas veces) escenificó en la ONU un teatrillo sobre unas inexistentes armas de destrucción masiva con el que pretendía justificar la invasión de Irak. Para ello enseñó un frasquito que vaya usted a saber lo que contenía, aunque pretendía pasar, imagino, por algún tipo de arma bacteriológica. Esta mala comedia no coló a nivel mundial y se organizaron masivas manifestaciones contra aquella infausta invasión que ocasionó centenares de miles de muertos y abrió definitivamente los ojos a quienes pensaban que el pretendido orden mundial basado en "reglas" en el que se apoyaba el planeta tras el fin de la Guerra Fría consistía en que el poder militar norteamericano, como única potencia mundial, hiciese y deshiciese según sus propios intereses.

Muchos políticos europeos se mostraron opuestos a la aventura estadounidense incluyendo el por entonces líder de la oposición española José Luis Rodríguez Zapatero.¿Que ha ocurrido desde entonces para que no se produzcan masivas manifestaciones pacifistas contra las guerras de Ucrania u Oriente Próximo mucho más peligrosas para la paz mundial? Peor todavía, la mayoría de nuestros medios de información (por llamarles de alguna manera) y de los políticos en el poder ( sería más correcto nombrarlos como empleados de los intereses armamentísticos globales) se muestran entusiastas de las bombas y los misiles.. Evidentemente la respuesta se encuentra en la propaganda. En EEUU han aprendido los contratiempos que acarrea una opinión pública contraria.

El pacifismo tiene una larga historia. Aristófanes en su famosa obra " Lisístrata" defendía la paz contra los demagogos que con sus filípicas impulsaban a las masas para la guerra. Para detener los combates Aristófanes hacía que las mujeres realizaran una especie de huelga sexual a la que los varones no podían resistirse. El pacifismo y sus diversas variantes ( no violencia, desobediencia civil, objeción de conciencia) ha estado presente en todas las culturas y en concreto en la occidental aparece con fuerza en los primeros cristianos aunque, desgraciadamente esta actitud mudó con el paso de los siglos hacia el proselitismo y la intolerancia que estuvieron tras las Cruzadas o las guerras de religión. Tolstoi, Martin Luther King o Gandhi son conocidos representantes del pacifismo moderno.

El problema es que los demagogos, que manejan con mucha habilidad las pasiones más radicales de las masas apagan sus voces con demasiada frecuencia. Y, en ocasiones de modo literal, como le sucedió al infortunado Jan Jaurés, el político socialista francés, pacifista y antinacionalista, asesinado a tiros el 31 de Julio de 1914 por oponerse a las actitudes belicistas que envenenaron a toda una generación europea poco antes de la Primera Guerra Mundial.

Naturalmente que poco tiempo después, aquellos que habían marchado al frente con banderas desplegadas, pensaban de modo muy similar a Jaurés. No, en la actualidad no escucho a ningún Jaurés entre los políticos. Como tampoco oigo a ningún Walter Cronkite, el famoso periodista de la CBS que con su posición contraria al guerra del Vietnam puso contra las cuerdas al presidente Johnson en 1968. Vale, está Seymour Hersh que ha denunciado el sabotaje de gaseoducto " Nord Stream" pero ha sido sistemáticamente ninguneado y boicoteado por la generalidad de los medios de propaganda sin que semejante escándalo haya desencadenado las reacciones que el hecho merecía.

La debilidad del pacifismo es que los demagogos lo tachan de debilidad. Y el gran éxito de la propaganda actual ha consistido en equiparar a Putin con Hitler y a cualquiera que cuestionase el envío de ingentes cantidades de armas a Ucrania en apoyo de un régimen que nada tiene de democrático ni de liberal  como claudicantes émulos de Chamberlain y Deladier en aquel vergonzoso pacto de Munich de 1938. Como suele hacer, la propaganda identifica semejanzas, a veces superficiales, con identidades absolutas que como no puede ser de otro modo resultan erróneas pero muy efectivas para el maniqueísmo actual que maneja a su antojo a la población.

Poco importa que se trate de épocas distintas separadas por más de 80 años Tampoco interesa que en nada se parezcan la democrática e indefensa Checoslovaquia rodeada de territorios germanos de 1938 con la Ucrania de 2022, asesorada y armada por la OTAN (de hecho los acontecimientos bélicos no han hecho sino confirmar este extremo). Da lo mismo que la derrota de Hitler se consumase en las estepas rusas y que sin los rusos el continente europeo ahora sería nazi o que los auxiliares de los campos de exterminio fuesen la mayoría auxiliares ucranianos igual que varias divisiones de las Waffen SS. También es indiferente que los objetivos de Hitler de dominio racial en nada se asemejen a los de Putin.

La propaganda proclamaba que Putin quería conquistar toda Europa y se quedaban tan anchos. En fin, convencieron a todo en mundo de que Putin y Hitler eran iguales y de este modo inutilizaron cualquier análisis racional del asunto. En otras palabras se apropiaron del relato Si fuese solamente por iniciar una guerra también podrían haber equiparado  a Putin con George W. Bush o con Lyndon B. Johnson o con Clinton (recordar el bombardeo de Belgrado) o ya puestos con Leopoldo de Bélgica o con la Reina Victoria. Todos ellos y muchos más iniciaron un montón de guerras y causaron un gran número de muertes. Pensando un poco y curiosamente por su condición de judío quien más se parece a Hitler en la actualidad es Netanyahu y su proyecto de un gran Israel eliminando la "molesta" población palestina en su pretendida reconfiguración del Oriente Próximo.

Parece que los pobres palestinos o los libaneses no tienen derechos humanos que merezcan defenderse tanto como se defendieron los de las minorías étnicas en Yugoslavia. Ya se, los terroristas se escudan tras la población civil. Lo mismo decían los serbios de los albanos y les bombardearon por ello y han acusado a Putin de hacer eso mismo en Ucrania y se le condenó como criminal de guerra. Y Hitler también acababa con la población civil con la excusa de que daban cobijo a una resistencia que ahora sería calificada de "terrorista".

Si. El fantasma de Hitler ha sido muy útil para silenciar cualquier voz pacifista. Pero lo cierto es que la situación actual se parece mucho más a la de 1914 que a la de 1939. Y en 1914 Hitler no estaba en el poder. Quien lo detentaba en aquella época era un conjunto de dirigentes insensatos que lanzaban soflamas belicistas tal y como hacen ahora  Zelenski, Stoltenberg, Borrell o la iinefable Úrsula von der Leyen. Fueron unos muchachos sacrificados y brutalizados en las trincheras los que formaron los cuadros de las juventudes totalitarias que asolaron Europa en las décadas posteriores. Necesitamos, con urgencia, el regreso del pacifismo. Pero parece imposible modificar el relato congelado por el fantasma de Hitler.

De hecho, cada vez estoy menos convencido de que los datos maten a los relatos. El sesgo de confirmación lo impide. Y cuanto más absurdo resulta el relato parece que resulta más creíble con la propaganda adecuada. Terrible. En Europa el mas "pacifista" es Viktor Orbán, precisamente el más vilipendiado por la propaganda. Y en EEUU, curiosamente es Trump, el más atacado como un "peligro" para la democracia, el adalid de la paz en Ucrania. Dos veces han intentado asesinarlo. Aunque la propaganda dice que se hace la víctima.

Esperemos que no le ocurra como a Jaurés. A veces ser pacifista es muy peligroso. Supongo que dirán que es amigo del fantasma de Hitler que ha poseído a Putin que es el que le "financia" la campaña e interfiere en las elecciones, En fin.

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