El 25 de noviembre numerosas manifestantes acompañadas de una pléyade de indefensas representantes gubernamentales protestaron contra la violencia machista. Es por ello que quiero recuperar una de las más interesantes propuestas de Los Verdes en Alemania. Vagones de tren exclusivos para mujeres. Lo exijo de inmediato. Dado el constante peligro que sufren las féminas en los transportes públicos y su absoluto desamparo frente a miradas lujuriosas y rijosos froteuristas urge protegerlas de esos lobos hambrientos de sexo desviado que, como lobos acechando a sus caperucitas, viajan a diario en trenes y metros.
Desde luego que no seríamos el primer país en adoptar tan necesarias medidas. Brasil, México o Japón ya son avanzados pioneros con vagones que, señalizados con una banda rosa. son exclusivamente utilizados por señoras. Viajan tan seguras como si habitasen un convento de clausura bien resguardadas de abusos visuales y táctiles..
No me parece suficiente todavía. ¿ Protección únicamente en los vagones de metro o tren? No. Viciosos los podemos encontrar igual en los andenes, abarrotados a veces, se lo puedo asegurar, al menos en la estación que yo utilizo habitualmente. Los autobuses son también lugares de alto riesgo a no ser que pudiésemos contar con vehículos articulados para separar hembras de varones o en todo caso, dotar a los existentes de biombos o mamparas (opacas por supuesto) que impidan todo tipo de contacto físico. Vale, pero será, digo yo, menester proteger a las mujeres en los lugares de destino, cafeterías, cines (la oscuridad es siempre peligrosa) o teatros. Por no hablar de recitales y conciertos multitudinarios donde todos se tocan y apretujan y por tanto sitios propensos al abuso y al desenfreno de los concupiscentes machirulos.
¿No sería más barato una policía de la moral? En Irán ya existe y con poder suficiente para sancionar cualquier comportamiento indecoroso. Sin duda sus agentes, agentas y agentos, siempre respetando cuotas, no andarían faltos de trabajo, pero la recaudación en multas podría aliviar la depauperada hacienda pública y dedicar más fondos, por tanto, a los "puntos morados" o a una futura RAE de género.
Pero temo que con estas medidas no acabemos con la violencia sexista. Me atrevo a recuperar el conocido texto "Manifiesto SCUM" (1967) de Valerie Solanas. La autora justifica su odio a los varones, niega su humanidad y propone su total exterminio. Poco se perdería, ya que para Solanas y para cualquier otra mujer con dos dedos de frente. los hombres carecen de empatía y sólo gustan relacionarse con sus propias sensaciones físicas ( léase las que provienen de su falo). Vale, creo que la tal Valerie es un poco extremista, pero algo habrá que hacer frente a tanto sátiro degenerado portador del cromosoma Y. Tal vez sería más piadoso encerrar a todos los varones en Madagascar. Podríamos también colocarles en la oreja un dispositivo eléctrico con un par de conexiones, una que propinaría una descarga frente a erecciones inapropiadas y la otra conectada a una luz roja que se podría llevar en la solapa para advertir del peligro a las incautas de su entorno. Sí, bueno, ello podría ocasionar huidas en masa con el consiguiente riesgo de aplastamientos pero toda solución tiene sus inconvenientes.
En definitiva, tal vez Franco o los ayatolás tengan razón y sea preciso una precoz separación en la escuela. A fin de cuentas el Complejo de Edipo se manifiesta en la infancia y es, en sí mismo, muy, pero que muy peligroso. Echo en falta que este gobierno, el más feminista, sostenible, inclusivo, verde, rosa y anticolonialista de la historia no se tome verdaderamente en serio el auténtico origen de todo el ubicuo problema sexual en los transportes. El Complejo de Edipo. Pero si es que todos los hombres, en el fondo, sólo buscan a su mamá. Hasta en los vagones.