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Filosofía Woke y cultura de la cancelación

28 de Febrero de 2025
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Woke

El término Woke, estar alerta y despierto para que no te den gato por liebre al analizar el presente y defender los derechos sociales adquiridos para que no se pierdan, comenzó a utilizarse en EEUU en 2010 como sincretismo simbólico bajo cuyo manto encontraron acomodo ideológico movimientos sociales de orígenes diversos. Colectivos unidos por la defensa de los valores democráticos de igualdad social y de género, del derecho a la salud y al aborto, a la libertad de orientación sexual, de los derechos de los inmigrantes, o de lucha contra el racismo, la xenofobia y el capitalismo salvaje, entre los más significativos. Movimientos que en conjunto definen un modelo de sociedad, de orden social, epitome de la filosofía progresista.

Progresismo que es la bicha alergénica para la derecha y ultraderecha qué a partir de 2020, cuando Donald Trump perdió la presidencia de EEUU, comenzó a usar el término Woke de manera despreciativa y despectiva calificando a los seguidores del movimiento de rabiosos agitadores, de agresivos izquierdistas defensores de la cultura de la cancelación de la libertad, y otros calificativos faltones de claro poso vengativo por su incapacidad mental para aceptar lo que surge de la sociedad civil.

Cancel culture, que comenzó a utilizar la derecha y ultraderecha a partir de 2015, para descalificar el movimiento social que comenzaba a extenderse de retirar el apoyo a celebridades, organizaciones, medios y redes sociales que favorecen y dan carta blanca a opiniones que trasgreden los principios y valores democráticos, por dar pábulo a informaciones sin contrastar su veracidad. Concepto al que los sectores ultra conservadores dieron la vuelta bajo la bandera de la libertad de expresión, retorciendo el sentido de la beligerancia contra los bulos, las mentiras y la tergiversación de los hechos objetivos. La libertad de expresión nunca puede amparar la mentira y el insulto. ¿Qué política española es adalid ésta falsa libertad?

Cancel Culture que hoy es una navaja de doble filo por el uso perverso que hacen del concepto los sectores más tridentinos, para estigmatizar a los defensores de los valores Woke, de liberticidas del derecho de las personas a expresar libremente sus opiniones, aunque sean mentiras, que se ha concretado en la eliminación de los controles y filtros éticos de las redes sociales como ha hecho el Tío Gilito del siglo XXI, el disruptivo Elon Musk con su red X, secundado por el segundón con cara de libidinoso juvenil Mark Zuckerberg en su conglomerado Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp y Messenger).

En todos los sitios cuecen habas decía mi abuela, como metáfora de que la pelea entre el progreso y la caverna es un combate eterno, aunque se vista con nombres diferentes en cada momento histórico, porque el trasfondo sigue siendo el mismo: la pugna entre los que quieren mantener sus privilegios destruyendo las barreras que limitan su poderío económico para hacer los que les da la gana —por eso su objetivo es acabar con la democracia y el modelo de igualdad y bienestar social que representa Europa—; frente a las personas que luchan por trazar su camino intentando desprenderse de los prejuicios morales y sociales que coartan su libertad para ser como quieren ser, sin que las acusen, las estigmaticen, las abusen o las maten.

Por eso hay que estar despiertos siempre, hay que estar Woke, para no dejarse arrastrar, para no caer en el trampantojo que las fuerzas del mal nos ponen por delante tiñendo de oscuridad el presente y de pesimismo el futuro que nos aguarda, adormeciéndonos con fútiles oropeles y el disfrute inmediato de los placeres terrenales, para que no pensemos y olvidemos que el futuro, sea cual sea el presente, siempre depende de las decisiones que tomamos cada día. Tu futuro siempre está en tu mano.           

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