Julián Molina Illán

Finalmente, vinieron a por mí

26 de Mayo de 2025
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Finalmente, vinieron a por mí. Derechos humanos

Así se titula el famoso poema de Martin Niemöller. El PSOE, durante los últimos años, ha observado cómo la Derecha, en sus distintas versiones (derecha económica, Derecha política, Derecha mediática, Derecha cultural, Derecha social, etc.), ha ido defenestrando a todo el sector de lo que conocemos como Izquierda, empezando por el más minoritario y más fácil de criminalizar, para finalmente acabar con todo lo que se considere dañino para sus intereses y su hegemonía.

Así, defender los derechos humanos es un problema para la derecha, porque se parte del principio de que todas las personas somos iguales y, por lo tanto, tenemos los mismos derechos. Según la Derecha, esto no es cierto (ellos, la gente de Derechas, es y debe ser superior y gozar de derechos suplementarios…), y además, cuesta dinero; porque esta es otra de las claves: los derechos cuestan dinero. Los derechos también conllevan igualdad de oportunidades para todas las personas, y esto redunda en un detrimento de las opciones de enriquecimiento y de una vida por encima de "nuestras posibilidades" de aquellos que así lo han planificado. Los derechos están en contra de lo que la derecha considera una ley fundamental de la naturaleza, que es extensible a la civilización humana, y es que en esta vida hay fuertes y débiles, grandes y pequeños, listos y tontos, peces gordos y peces pequeños. Lógicamente, desde su punto de vista, las distintas "especies" de la fauna humana no pueden tener los mismos derechos, puesto que son "humanos muy diferentes". Obviamente, quienes defienden estas posturas (la Derecha) están convencidos de que ellos y ellas son los listos, grandes, fuertes… peces gordos que deben tener, como es natural, derechos suplementarios. Así, es perfectamente razonable la injusticia, un sistema según el cual unos (los fuertes) se aprovechan de la debilidad de aquellos que son, en definitiva, inferiores. Esta concepción del mundo justifica, a sus ojos, la existencia de privilegios y desigualdades estructurales.

La Izquierda, sin embargo, parte de la idea de que las personas somos básicamente iguales, y que no existe un paralelismo directo entre la naturaleza y la civilización humana. Los seres humanos no podemos compararnos con el conjunto de los animales, sino, tal vez, con una sola especie. Por ejemplo, si nos comparamos con las cebras, nos daremos cuenta de que las cebras son básicamente iguales; y lo mismo ocurre con los conejos, los búhos, los leones, los gorilas… o los seres humanos. Los derechos son los mismos, y las oportunidades también deben serlo. Por eso la Izquierda aboga por la defensa y extensión de los derechos, aunque cuesten dinero. Para eso está el dinero. Y por eso la Izquierda aboga por la igualdad de oportunidades. Pues bien, desde este punto de vista, se entiende la imposibilidad de un entendimiento posible entre lo que conocemos como la Derecha y lo que conocemos como la Izquierda. Son posturas irreconciliables, que nacen de concepciones antagónicas sobre la naturaleza humana y el propósito de la sociedad. Así pues, la derecha, con el poder económico y político casi infinito que ha atesorado a lo largo de la Historia, considera lógico luchar contra quienes quieren alterar el mundo tal y como ellos lo han establecido; es decir, tratar de destruir a aquellos que quieren, en definitiva, destruirlos a ellos o, al menos, despojarlos de sus privilegios.

Es por este motivo por el que primero fueron a por los comunistas españoles, que hablaban de derechos e igualdad. Los comunistas españoles, que hablaban de justicia social. ¡Qué fácil resultó criminalizarlos atribuyéndoles todos los crímenes cometidos por dictadores asesinos que de comunistas tenían lo que yo de cura!: Stalin, Ceaușescu, Fidel Castro o Kim Jong-un! ¿Qué tienen que ver los comunistas españoles que combatieron y dieron sus vidas contra el nazismo y el franquismo con toda esta gentuza? Pero los criminalizaron para criminalizar su discurso de justicia social y derechos humanos. ¿Qué hizo el PSOE? Callar, porque total, “nosotros no somos comunistas”. Posteriormente surgió Podemos, con el espíritu de seguir la lucha donde la había dejado el PCE. Eran una especie de “modernización” de la Izquierda, pero con un espíritu rebelde, una adolescencia política y una falta de experiencia que a la postre les resultó devastadora. Los criminalizaron, utilizando las mismas estrategias que con los comunistas, para así desacreditar el mismo discurso de justicia social e igualdad. ¿Qué hizo el PSOE? Callar, porque total, “¿nosotros no somos de Podemos?”. Ahora, una vez que la Derecha ha acabado con el PCE y con Podemos, ha fijado un nuevo objetivo: el PSOE. Ahora atacan nuestras sedes, se manifiestan en Ferraz, atacan a nuestra militancia, nos intimidan e, incluso, invaden nuestros hogares. ¿Por qué lo hacen? Para criminalizar nuestro discurso. Socialismo es Eficiencia Relativa. Cuando se atacó a las fuerzas políticas que, en definitiva, defendían los mismos principios básicos que defendemos nosotros, no hicimos nada. Creíamos que salíamos ganando porque “eliminaban” a un adversario electoral de nuestro ámbito ideológico. No entendimos que, por coherencia y estrategia, por eficiencia, por Socialismo, debíamos defender a aquellos que defendían las mismas ideas que nosotros, aunque fuera desde otro punto de vista y con otras formas. Ahora, finalmente, y como decía Martin Niemöller, han venido a por nosotros. Quizá hasta nos lo merezcamos. Un saludo a todo el mundo.

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