Francisco Silvera

Fuego fatuo (IV)

07 de Septiembre de 2024
Actualizado a las 8:27h
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Fuego fatuo (IV)

Cuando uno analiza lo que sea en cualquier ámbito y no sabe por dónde empezar, si tienes varios fenómenos lo más fácil es buscar si algo los conecta. El problema endémico de los incendios en Bonares (Huelva) aparece asociado de inmediato a eso que se define como la Corona Norte de Doñana, pueblos que han sido parte importante de la explotación del fruto rojo y que han tenido que ser tratados con un acuerdo estatal de la forma más grosera a fin de controlar la desecación de la zona, pagando un dineral para evitar que se produzca el delito (lo primero que te dice la Policía en un secuestro es: No pagues a los secuestradores).

Bonares, Lucena del Puerto, Rociana del Condado, Almonte, Moguer y por cercanía Niebla y Bollullos del Condado, componen ese entorno: miren las estadísticas de incendios en los últimos años de Andalucía, verán que vencen siempre, especialmente Bonares, que en breve podría ser bautizado como Villa del Fuego. Por tanto, para empezar: ¿afirmo yo que los incendios forestales estén vinculados a la explotación ilegal del agua? No puedo hacerlo, pero que la influencia del uso de este agua tiene que ver con toda la problemática: es imposible que no sea así: acuíferos ¿recuperables?, estrés hídrico de la vegetación, arboleda perdida, abandono de fincas, presas ilegales en arroyos, pozos dentro de pozos, ¿revanchas, quejas, venganzas?, ya saben, dinero...

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Empecemos por acotar el terreno. El Azar ha originado la Tierra que conocemos, por tanto los fuegos también puede ser fortuitos. Ahora bien, si en una región de Wisconsin aparecen cada mes asesinadas una docena de prostitutas en siete pueblos cercanos durante cuatro años y en los meses de verano, si el policía dice que sólo es casualidad: ya no tenemos película. Está claro que lo primero que deben hacer las autoridades es tratar este asunto de los incendios como especial, como una excepcionalidad que por tanto requiere medios excepcionales, no esperar a que maten a otro puñado de señoras. Esta zona de España requiere cuerpos de vigilancia y de investigación diferentes de otras no porque se quemen, eso ocurre en cualquier sitio, sino precisamente porque se siguen quemando continuamente y por ello hay que evitarlo, prevenir, se ha de seguir trabajando al máximo este próximo invierno antes de que ocurra otra vez y por la seguridad de sus habitantes y de sus bienes, incluidas también, por supuesto, las fincas de frutos rojos.

La primera obligación de un responsable Público es ésta, garantizar seguridad y bienes, si no se cumple la democracia quiebra y aparecen esos rumores de para qué sirven los políticos. Recuerdan estos dirigentes a los peones camineros cuya obligación era (y es, vuelven a verse) tapar agujeros sin tener por qué atender más que la legua de camino que les correspondía por adjudicación, pala de alquitrán y a esperar que vuelva el bache.

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Ahora hay otras dos posibilidades: el hijoputa y el abandono. Empecemos por la postrera, es muy fácil lamentarse a posteriori, yo no soy periodista y por tanto no voy a hacer un reportaje de lo visto, además hay miles de testimonios que darían fe de lo que cuento, los pinares (y los pocos alcornocales que quedan) sufren un abandono yo calificaría como secular, salvo lugares ya quemados y por la presión de los vecinos o cercanos a tendidos eléctricos y por interés económico de las compañías: en dos décadas viviendo en mitad de esta “zona cero” jamás he visto trabajar a nadie de la Consejería de Medio Ambiente, excepción hecha de algún agente al que se ha llamado por algo o un hecho singular que lo requiriera. Del medio millar de hectáreas calcinadas en 2023 (añadan las de 2021 y otras) toda esa madera muerta sigue en pie, eso sí, tras la advertencia de los vecinos (recuerden el “casi huracán” de octubre de 2023) algún ayuntamiento ha colocado carteles mágicos de “Peligro, caída de árboles” que parecen dar a entender que si usted pasea por ahí y se le cae un pino quemado y podrido en lo alto: haberlo pensado antes. Mientras escribo esto, uno puede ver no sólo el material en destrucción aún no tocado (ni restaurado), sino restos de lo poco cortado tirados por cualquier sitio a la vista de todos (no sé si algún poder Público pasa por las carreteras de por aquí), e incluso zonas anunciadas en restauración como el Arroyohondo en Bonares: con su montaña de troncos cortados acumulados, quizá esperando otro incendio en verano que los quite de en medio más rápido, eso sí, gran cartel anunciador de la Junta de Andalucía, Europa y noséqué con presupuesto gigante para un arroyo que ya casi no existe; no soy técnico, a lo mejor se restauran así. Podría, en un rato, echar una carrera y ver el mismo tipo de montones de madera en mitad de pinares quemados que son verdadera polvora, si yo fuera Putin en guerra creo que haría más daño bombardeando los bosques de Bonares que la Refinería de Palos...

Ya publiqué también un artículo en enero de 2021 titulado «Cunetas» para describir la desidia administrativa que las lleva ser verdaderos vertederos, y no es cosa estética sólo sino que suponen un peligro demencial para los campos, la colilla se sigue arrojando desde coches, muchos fuegos empiezan así... A las Administraciones competentes: Ayuntamientos, Diputaciones, Junta de Andalucía, Gobierno de España, se la pela ampliamente. Por aquí al lado hay media docena de pinos secos, combustible puro, tirados ocupando a todo lo largo las cunetas y si no han ardido es porque el dios es muy santo, porque a su vera se han producido varios incendios este verano. El frontal de mi casa no tiene ni una hierba en su cuneta, donde termina: es una selva de matojos resecos; adivinen quién limpió mi trozo... pues si te cogen haciéndolo encima te echan en lo alto normativas y responsabilidades, por si ocurre algo con el tráfico. Es vergonzante. Aquí parece trabajar sólo el Infoca (su personal nunca suficientemente valorado) y los funcionarios de a diario, que es lo mismo que sustituir los Centros de Salud por UCIS y Mortuorios en vez de curar.

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Nótese algo importante: los montes no son jardines y en algún sitio se deben mantener las formaciones vegetales y los procesos naturales sin intervención, de lo que hablamos todo el tiempo es de las responsabilidades de mantenimiento y de cumplimiento de planes y normativas, estas cunetas, labores en fincas, parcelas a su suerte, trabajos en ejecución, hablamos de la falta de gestión eficaz. El monte idílicamente limpio no es monte y el fuego es un proceso natural... de mantenimiento, precisamente.

La otra opción es la del hijoputa, alguien o álguienes que han decidido el fin del mundo de esta zona, progresivamente degradada, en mi opinión, hasta su colapso. A veces he pensado en escribirle al Presidente del Gobierno directamente, tan desvalido me (nos) siento (sentimos). Casi un lustro seguido de incendios continuados está destrozando campo, bienes, dineros, animales, formas de vida y psiques (me pregunto en caso de infarto, ¿podría ser considerado víctima directa de los causantes?); si en mitad de Madrid se le ocurriera a un tío abandonar un solar hasta ser un peligro, o meter fuego sistemáticamente a algunas calles, ¿cuánto tardarían las fuerzas de seguridad del Estado en investigarlo con todos los medios? Ya hemos justificado que no hablamos de un sitio cualquiera, sólo pido que una Fiscal, un Consejero, un Policía, ¿dónde está el Seprona de la zona?, que alguien promueva esa excepcionalidad estadística comprobable; siendo estudiante universitario, en un tren de noche, unos tipos pintiparados que pensé que nos atracaban nos registraron y resultaron ser de la Secreta, ¿aquí puede un nota estar un lustro quemando cientos de hectáreas y sólo cabe aguardar a que lo vuelva a hacer y que el Azar (ahora sí) coloque a un Guardia Civil detrás suya para detenerlo cuando se dé la vuelta tras prender las mechas o lo que sea?

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Increíble, ésta es la España abandonada, no vaciada, se vacía porque se abandona, muchos estamos pensando marcharnos, ya no nos merece la pena. Los artículos 407-409 del Código Penal establecen penas y sanciones al personal del Estado cuando deja sus funciones; el 409 dice así: “A las autoridades o funcionarios públicos que promovieren, dirigieren u organizaren el abandono colectivo y manifiestamente ilegal de un servicio público, se les castigará con la pena de multa de ocho a doce meses y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis meses a dos años. / Las autoridades o funcionarios públicos que meramente tomaren parte en el abandono colectivo o manifiestamente ilegal de un servicio público esencial y con grave perjuicio de éste o de la comunidad, serán castigados con la pena de multa de ocho a doce meses”... Yo propongo dos cosas: una para el futuro, endurecer las penas con muchos años de cárcel y multas mayores e incluir con algún verbo la dejación, porque probar la voluntad de hacer daño en una catástrofe es imposible, si yo fuera abogado tendría claro que los exime automáticamente (las Leyes las hacen los Legisladores, qué vivos son); dos, que la Fiscalía de Medio Ambiente (que existe) actúe de oficio y procese a todos los funcionarios y cargos Públicos que están incurriendo en la actuación señalada por ese artículo penal y les dé un susto (en España es más fácil perder tu cargo por un canuto malfumado que por quemar un Parque Nacional): que investigue a Ayuntamientos, Diputaciones, Junta de Andalucía y Gobierno de España... Aunque, entiendo su precaución, pues lo mismo habría que convocar otra vez elecciones nacionales, regionales y municipales.

 

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