Uno de los actos más crueles del estado de Israel contra la población de Gaza es posiblemente uno de los más significativos, el que coloca en imágenes, cuál es una de las fundamentales cuestiones del conflicto en la actualidad. Son los asesinatos de gazaties cuando estos acudían a buscar alimentos proporcionados por una agencia “humanitaria” norteamericana. Porque así funciona la ecuación de intereses económicos de la industria militar dominante; primero se aazuzan los conflictos y se hace lo posible para que entre en u fase en la que poder vender armamento. Las agencias humanitarias técnicamente más capaces se ocuparán de paliar y atender los aspectos de asistencia humanitaria que son reconocidos en los convenios internacionales a las poblaciones civiles. Luego sobre el territorio destruido se llegará a unos acuerdos de “reconstrucción “a cargo de agencias de seguridad técnica especializadas en tales cuestiones. Y no por casualidad tendrán una misma bandera. Los mismos que matan, curan las heridas, los mismos que destruyen, construyen, los mismos que organizan la guerra, son los mismos que negocian las condiciones para la paz. Sí esto se producía en anteriores intervenciones en Gaza, la que se inicio el 7 de octubre, la actual, de guerra total y prolongada, con unos fines de dominación y genocidio que aún desconocemos en todas sus pretensiones., La hambruna y los sacos de harina lanzados desde los aviones, son todo una representación. No hace falta mucha imaginación para dibujar que pueblo, en su mitología, debía esperar que cayese el maná de los cielos. Los rostros y cuerpos de la hambruna, tan negados como evidentes, tampoco son una casuales. Por una parte porque permite al estado de Israel, como el campeón que se salta todos los tratados y convenios internacionales sin que nada le suceda. Y por otro, la degradación física del enemigo, es algo buscado en todo conflicto, pues por más que provoque rechazo y condena, sitúa a los gazatíes, a los palestinos, como uno de esos pueblos tan sumidos en las desgracias, en destinos fatales, que sea difícil reconocerlos como parte de esa ciudadanía que forma la llamada “Comunidad internacional”. Porque Israel es Occidente, tan occidental que hasta tiene una plaza en el festival de Eurovisión. Una democracia en una geografía del mundo donde las democracias están ausentes nos han repetido hasta la saciedad. Y lo curioso es que aún lo sigan diciendo; pues debe ser una de las democracias más asesinas del mundo. Y esa es la cuestión. El genocidio comienza cuando se niega el vínculo de las sociedades con un “genos” que nos es común. El propio nazismo nació sobre una visión exacerbada y violenta del nacionalismo alemán, pero ante todo era alemán, alemán y europeo, y aunque desde un principio sonase hilarante su discurso y el fanatismo de su dirigente, no dejaba de pertenecer al mundo occidental. Nadie pudo ver en aquel personaje, al personajillo que Chaplin dibujaría con genialidad en El gran dictador.
Gaza es Auschwitz con cámaras, el cuenteo de las víctimas del holocausto día a día, la visión de los cuerpos abrasados de Hiroshima y Nagasaki… Se han levantando memoriales, desde la política a la cultura, desde el pensamiento, desde lo institucional. Había un pacto no escrito por el cual la humanidad se conjuraba para que nunca más hubiese “holocaustos”. Incluso parecía difícil que aunque los responsables de los crímenes de Hiroshima y Nagasaki nunca tuvieron su juicio de Núremberg, a pesar del desarrollo de armas nucleares, por razones diversas se creía no se utilizarían contra población civil. No es que las barbaries hayan acabado y los conflictos de diverso tipo han cubierto de sangre las geografías, especialmente las más periféricas. Pero lo que está ocurriendo ahora con Gaza marca un antes y un después, por más que el conflicto Palestino tenga ya muchas décadas y acumule miles de muertos. L a cuestión no es sólo medir el número de muertos y que Gaza ocupe el mayor número de asesinados de la población civil, sino lo que esto significa y la prolongación en el tiempo de las acciones militares. Luego de la Operación duchas 2006, Operación de otoño en 2006, Operación Plomo fundido en 2008, Columna de nubes 2012, Operación Borde Protector en 2014, Conflicto armado en 2021… Entre otras acciones aisladas que apenas han tenido repercusión cuando el número de víctimas es pequeño, hemos asistido a un nuevo capítulo que en principio repetiría a sus precedentes, pero que en esta ocasión el estado de Israel ha decidió ir más allá. Y si lo hace es porque puede y lo tenía planificado. Gaza es un laboratorio de pruebas donde se juega como se ordena el mundo y como se ejerce el poder. Porque habrá un antes y un después de Gaza; estamos, quizás, ante la palestinización del mundo.