Felipe Luis Arias, es un ser humano de esos que nacen con una flor en el culo o como decía mi abuela, de pie. Descendiente venido a menos de una poderosa familia en la que su antepasado Manuel, a base de hacer favores, de servir de mamporrero entregando muchachas vírgenes para el gozo carnal y de conseguir buen vino para el cardenal Portocarrero, que acabó siendo el principal valedor del príncipe Felipe de Anjou en su pretensión de heredar la corona de España (convertido posteriormente en Felipe V), está acostumbrado a hacer de su capa un sayo sin que haya consecuencias negativas para él. Nunca, en sus veinticuatro años de vida, ha pegado palo al agua. Tampoco se ha caracterizado por ser un buen estudiante ya que dejó el colegio recién cumplidos los dieciséis. Papá y mamá, se han roto los cuernos para que al señorito Felipe Luis no le falte de nada e incluso le han comprado un Ford Mustang Fastback de color naranja metálico que les va a costar la friolera de sesenta mil euros y todo para que el niño pueda presumir por el barrio.
Felipe Luis no trabaja, porque según su madre, no encuentra nada de lo suyo, aunque lo suyo no sea nada porque jamás ha estudiado ni ha mostrado interés alguno por algo que no sea España y rascarse la tripa recostado, con una cerveza a su lado. A sus padres les dice que va a presentarse a unas oposiciones, pero como estudiar es un rollo, hasta ahora, las dos veces que se ha pagado la matrícula, no ha pasado ni el primer examen. Su padre conoce a un Arias, un primo lejano, que vive en un chalet en la famosa urbanización exclusiva “Los Gamones”. Este tiene un cargo importante en el Banco de Castilla. Le había prometido al papá de Felipe Luis un trabajo como operario en una de las sucursales del banco pero en la entrevista de trabajo, el atontado de Felipe Luis se presentó tarde, comiendo chicle y con un punto de soberbia y chulería que el psicólogo de recursos humanos, no sólo rechazó su solicitud, sino que el delegado de Zona de la entidad bancaria acabó echándole la bronca al primo lejano del padre de Luis Felipe por intentar colar en la empresa a un botarate de ese calibre.
Y es que Felipe Luis no tiene conciencia de lo que está bien o de lo que no es moralmente aceptable. Sólo entiendo lo que a él le resulta favorable. En el colegio, tuvo algunos problemas por acoso a más de una de sus compañeras y por hacer la vida imposible a Recaredo, un chaval con un gran corazón, al que le sobraban algunos kilos y llevaba gafas. Tener un tío monje, prelado en la misma orden que regentaba el colegio, le libró de las consecuencias por el acoso a las féminas. Por el bullying a Recaredo, ni siquiera se abrió expediente.
Ha sido multado varias veces por enfrentarse a la policía. Alguna cuando les llamaron la atención por hacer botellón refugiados en el alero de un edificio en el que hay una tienda de todo a cien. Otras, por meterse con los sin techo que descansan bajo el puente del parque. En una ocasión, el chino que regenta el local bajo el alero, les denunció por robo y acoso. Pero, al parecer, la pulserita rojigualda que lleva en la muñeca le ha servido para que sólo tenga advertencias policiales y sanciones administrativas.
Conduce como un verdadero psicópata y no hay pasos de peatones, zonas escolares o de hogar del jubilado en los que respete el límite de velocidad. Ya ha tenido algún altercado con más de un padre que le ha recriminado que conduzca como un loco al pasar por la calle del colegio. Hace unos días, un padre le soltó la zapatilla de su hijo, que llevaba en la mano, cuando pasó a toda velocidad junto a la escuela. La zapatilla impactó de lleno en el Mustang. Dentro sonó como si le hubieran reventado la chapa. Así que Luis Felipe frenó en seco y se enfrentó con el padre que le decía que un día iba a matar a un niño. Y al indigente de Luis Felipe, sólo se le ocurrió decirle al padre que si eso sucedía no había problema porque tenía seguro a todo riesgo y que el seguro pagaría.
Y uno de los días, sucedió lo que todos los padres temían cuando le veían pasar a toda leche por la puerta del colegio. Una pelota que se resbala de la mano de un niño que sale del colegio, el niño que hace intención de seguir el balón, Luis Felipe que no ve al niño,…
Tras un atestado defectuoso y una instrucción bastante irregular, dos años después el juez sobreseyó el caso de homicidio aduciendo que había sido un accidente inevitable. El padre del niño asesinado, tras dos años de luchar en los juzgados, defraudado por un acta policial en la que no se menciona el exceso de velocidad, cabreado por una decisión judicial a pesar de las decenas de testigos que relataron que Luis Felipe siempre iba muy deprisa y que ese día, también, esperó pacientemente a que el indigente social fuera a buscar su coche, y cuando se disponía a cruzar la calle, lo arrolló con su vehículo a toda velocidad.
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Genocidio
Siempre me he preguntado cómo fue posible que el partido Nazi, en la Alemania de los años treinta, llegando al gobierno de forma minoritaria, acabara haciéndose con el poder absoluto y generando la situación interior e internacional que acabaría abocando en la segunda gran guerra contra Alemania. ¿Cómo fue posible que los alemanes lo permitieran? ¿Cómo fue posible que los gobiernos de otros países no lo vieran venir? Cuando repasas la historia te das cuenta de que los ciudadanos alemanes, como ahora los europeos, sólo eran peleles en manos de unos indeseables que, en lugar de trabajar por el bien común de la ciudadanía, trabajaban por el bien de los poderosos, entre ellos muchos judíos que pensaron que por el hecho de tener nacionalidad y ascendencia alemana, eran mejores que los demás y que a ellos nunca les tocarían. Cuando repasas la historia, te das cuenta del coqueto asqueroso de británicos y americanos entre otros, con los ideales nazis que representaba el gobierno de Hitler antes de que todo se escapara de control y el enano genocida se convirtiera en el gran problema mundial.
A día de hoy, es muy difícil encontrar rastros sobre el consentimiento y apoyo de los dirigentes europeos y de la prensa de los años treinta a las políticas de expansión y aniquilación alemanas. Poco más que la famosa portada del ABC, la crónica de la página 10 del reportero Eugenio Valdés en el que comentaba en dos líneas y de pasada el ataque de Polonia a Alemania que serviría a Goebbels y al gobierno nazi como excusa para invadir Polonia y alguna entrada sobre el acuerdo de Haavara, que los prebostes judíos firmaron con Hitler prometiendo silencio sobre la compra de materias primas a las empresas alemanas, a cambio de que dejara emigrar a los judíos alemanes a Palestina. Hoy, sólo puedes encontrar artículos y noticias políticamente correctas vistas desde este lado de la historia.
Creo recordar que hace muchos años, en uno de los libros de geografía e historia de uno de los cursos de mi EGB o bachiller, Israel figuraba como ejemplo de país dónde el socialismo estaba en pleno ejercicio. Los kibutz, según el autor del libro de geografía, eran la base social de ese nuevo país en el que todo, desde el trabajo a la producción, la vivienda o la maquinaria era comunitaria. Hoy ese modelo sólo supone el 2,8 % de la población que habita Israel y cualquier parecido con el socialismo es pura demagogia. Israel se ha convertido en un país principalmente militarista, (una enorme base militar en Oriente Medio) con un ejército poderoso y belicista y un servicio secreto (el Mossad) tan beligerante y manipulador como la CIA americana y tan expertos en espionaje que son los creadores por ejemplo del programa espía Pegasus Spiware que se introdujo en los celulares de los dirigentes de medio mundo.
Todo proceso colonizador, lleva asociado un procedimiento intrínseco de genocidio. Pongamos por ejemplo la conocida como reconquista española. Con cada batalla ganada, el rey de turno se hacía cargo de un nuevo territorio que luego había que “repoblar” con personas adeptas para no tener que volver a guerrear por ese territorio. Bien, pues en esos terrenos conquistados ya vivía gente de otra cultura (pocos o muchos) desde hacía siglos y esa gente o acababa muerta en la batalla, o expulsada después o mediante juicios atroces como los de la Inquisición, condenados a muerte. Según la legislación internacional actual, ser expulsado, juzgado o muerto por ser de otra religión o cultura es genocidio.
Igualmente en la conquista de Hispanoamérica y sobre todo en la expansión del hombre blanco hacia el oeste de lo que hoy son los Estados Unidos, vivían centenares de tribus indias con miles de personas que fueron expulsadas, muertas o repudiadas por el simplemente hecho de ser nativos. Eso, también visto con los ojos de hoy, es genocidio.
Si hoy hay voces que ya plantean que en realidad no hubo “conquista”, sino una anexión colonialista y posterior aniquilación de la mayor parte de los habitantes prehispánicos del continente americano, tiene aún menos sentido plantear el derecho de un país a contestar, vía aniquilación de la población, a las agresiones de un grupo (aunque este esté denominado como terrorista) y, como estamos viendo en la prensa de todo el mundo, con especial mención a la BBC, menos aún manipular burdamente de forma que un genocidio de libro se convierta en un derecho a la autodefensa. Un derecho que no existe cuando un estado se enfrenta a una organización menor, porque eso sería como admitir que si a mí me matan a un familiar yo tengo el derecho de responder asesinando al asesino de mi familiar y dependiendo de si este familiar es niño, mujer o mayor, hasta acabar con toda la familia de su asesino. Eso, va en contra de cualquier principio legal internacional.
Todo el problema palestino nace en el momento que ese territorio, bajo jurisdicción británica, que en teoría era poco más que un secarral dónde había olivos y poco más, a los ingleses que siempre han sido unos racistas de mierda, les pareció el sitio ideal para aparcar a los judíos, a los que debían dar una especie de premio por haber sido masacrados por los nazis sin que ellos hicieran nada desde el principio por evitarlo. Y nada mejor que hacer cumplir el anhelo de la idiotez escrita en una novela (la Torá) de la nación judía, para darle una pátina de derecho, dejando que se quedaran con un secarral que apenas si tenía valor. Claro que no tener en cuenta que allí, ya vivía gente desde siempre o desde años o desde dos días antes con más derecho sobre esa tierra que los que o no vivieron nunca o lo hicieron hace tanto tiempo que perdieron todos sus derechos, puede ser un serio problema si los invadidos no quieren dejarse hacer y si además el invasor es como el niño tonto de la historia que ilustra este artículo que ha nacido de pie y encima le consienten todo. Comprar tierras no te da derecho a quedarte con el país. ¿Qué dirían todos los anormales que desde España apoyan esta barbaridad si Alemania reclamara para si la soberanía sobre Mallorca o alguna de las islas Canarias, argumentando que sus ciudadanos son propietarios mayoritarios de esas tierras?
Para que se entienda mejor. Los sefardíes son judíos descendientes de los que expulsaron los Reyes Católicos en 1492. Algunos de ellos, aún conservan incluso las llaves de sus casas en Toledo o en otros lugares de la geografía de España. Imaginemos que llegan a Toledo, y dicen, esta casa o este bloque de pisos se asienta sobre un terreno que era de mis antepasados. Y llegan y empiezan a echar a la gente de sus casas. Y al que se resiste lo pegan dos tiros aduciendo el derecho a la autodefensa y si se resiste más, acaban eliminando a toda la familia porque hay que cortar de raíz a los animales que viven allí.
Yo no voy a entrar en la dinámica de Hamás-Israel porque es una dinámica falsa ya que, como digo, no existe el derecho a la autodefensa entre un país y una organización política menor por muy terrorista que sea. Si un grupo terrorista asesina a ciudadanos de tu país, intentas por todos los medios, recabar pruebas y llevar a los responsables a un juicio justo que acabe en la pena que la legislación establezca. Esa es la legalidad que nos hemos dado. Por tanto, quiero hacer constar la hipocresía de nuestros políticos y de la prensa en general que nos está llevando a una espiral dictatorial con consecuencias desastrosas para la humanidad. Hace unos meses la indeseable, cínica e hipócrita de Von der Leyen decía textualmente “Los ataques de Rusia contra infraestructuras civiles, especialmente la electricidad, son crímenes de guerra. Cortar el suministro de agua, electricidad y calefacción a hombres, mujeres y niños con la llegada del invierno son actos de puro terror. Y tenemos que llamarlo así”. Hace dos días tras el corte de suministros (luz, agua, carburante) a la cárcel más grande del mundo, Gaza, esta señora, hipócrita, sinvergüenza, protegida durante años por Scotland Yard (la policía del Reino Unido) que no ha sido votada por nadie en la UE, decía sin pudor que “los amigos de Israel tienen el derecho a la autodefensa”. Juzguen ustedes mismos.
Siempre hablo en mis artículos de lo importante que es la empatía y el saber ponerse en el lugar de los demás, en especial de los que más sufren y de los que nunca tienen voz y su voto es manipulado. Soy una persona a la que no le gusta la gran ciudad porque me parece que es una jaula en la que no te puedes mover libremente. Y recuerdo aquellos meses en los que enjaulados en nuestras casas por el covid, estaba como un toro en el cajón justo antes de salir al albero. Necesitaba quitarme de encima un manto de privación de libertad que me oprimía y que del que no conseguí desprenderme hasta el día que llegué a mi pueblo y pude pasear libremente por campo abierto. No me cuesta mucho imaginar como es la vida en un lugar en el que tu libertad de movimientos está restringida por un enorme muro. En el que hasta para respirar necesitas permiso de soldados que disparan sin preguntar, que asesinan impunemente a mujeres y niños y hasta a las ambulancias que no dejan salir con heridos a hospitales más preparados porque el enfermo es palestino. Un lugar en el que se encofran con hormigón fuentes y pozos para evitar que los habitantes palestinos puedan sembrar nada. Un lugar en el que no permites ayuda humanitaria porque tu intención es que la gente que vive allí, acabe o migrando, hartos de tanta injusticia o muriendo en una supuesta guerra que no pueden ganar porque la intención es despejar el territorio de todo ser palestino para poder repoblarlo con colonos judíos.
Y me apena y me preocupa mucho que los dirigentes políticos y la prensa de la mayoría de los gobiernos del imperio estén obviando lo que a todas luces es un genocidio contra el pueblo palestino, todo por los puñeteros intereses del imperio y de la financiación que los judíos ricachones que viven en USA, lejos del conflicto, prestan a los presidentes usanianos con el fin de impedir sanciones en la ONU o de los organismos internacionales. Me preocupa porque como en la Alemania Nazi, y el poema de Martin Niëmoler, primero vendrán a por los palestinos,… y cuando vengan a por nosotros que vendrán (a por nuestro agua, nuestras casas o nuestra comida, o simplemente porque no pensamos convenientemente o defendemos las ideas y personas que deberíamos defender), no habrá nadie que los pueda parar porque todos habremos sido masacrados de una u otra forma. Israel se ha anexionado casi toda palestina, parte del Líbano, de Siria, Jordania o de Egipto. Si creéis que la máquina de guerra creada parará sus objetivos con la eliminación de los palestinos es que aun creéis que los reyes magos o Papá Nöel existen.
Que en el Reino Unido, Francia o Alemania se hayan prohibido la exposición de banderas palestinas, que los verdes alemanes hayan denunciado por antisemita a un miembro español de Izquierda Unida por difundir tuits en apoyo a Palestina, lo dice todo sobre esta UE que se está destacando como una poderosa arma dictatorial disfrazada de democracia.
A ver si al final resultó que todos los altos cargos nazis y todos los supremacistas judíos poderosos refugiados en USA después de la segunda guerra mundial, han acabado ganando la guerra ochenta años después.
Salud, ecología, feminismo, decrecimiento, república y más escuelas públicas y laicas.