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Gestión desastrosa y vergonzosa

18 de Agosto de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Incendio

Parece mentira, si no fuera indignante, que la recurrencia, año tras año, de los incendios forestales en verano, no haya provocado la dimisión o que se les caiga la cara de vergüenza a los responsables autonómicos, por no actuar en su prevención que, según los expertos (ingenieros agrónomos, bomberos, agentes forestales, agricultores, ganaderos y pastores) es lo que favorece y agranda su impacto cuando, sí o sí, se sabe que se van a producir en los meses de canícula. Y mira que la solución es sencilla: hay que limpiar los montes y bosques a lo largo del todo el año, para que no se genere yesca que arde como una tea al menor chispazo. ¿Por qué los gestores del territorio en cada autonomía no lo hacen? ¿Les da alergia o les importa un bledo que ardan parajes naturales: sustento de los habitantes de los municipios afectados?

La respuesta está en el pensamiento cicaterode que es un gasto inútilcontratar agentes forestalesy dotarles de medios suficientes, todo el año, para limpiar y cuidar los montes: ¡ya está la UME!, para apagar los incendios. El mensaje que esta actitud destila es de un desinterés absoluto por el medio y las personas que viven en élque, con justicia, estallan de indignación, como hemos visto este verano, cuando dos Presidentes autonómicos, Mañueco y Vara —otros ni se han atrevido—, visitaron las zonas más afectadas en sus comunidades, donde tuvieron que escuchar todo tipo de improperios de quienes se han quedado sin sus casas, sus animales, su modus vivendi o, tristemente, han perdido su entorno natural que les llenaba de vida al despertar cada mañana. Todo por la imprevisión y desgana de sus responsables públicos, para adoptar con antelación medidas que palíen y reduzcan en lo posible los incendios y su impacto.

Como pasa con otras tantas cosas incomprensibles en esta vida, indigna que no se haga lo que se debe y todos saben, para evitar males mayores —sentido común— pensando en las personas de cuyos impuestos sale el dinero que paga sus sueldos. Pero, ¿piensan en los ciudadanos?, o ¿son problemas menores para ellos? O, simplemente, ¿están a otra cosa?; porque sería de juzgado de guardia que hubiera otro tipo de intereses espurios sobre los montes que arden y el beneficio que generan. Razón que parece estar detrás de los incendios que deliberadamente se provocan, cuyos autores deberían ser castigados con mayor severidad legal que la actual.

Mantener los montes limpios todo el año, aumentar el número de agentes forestales, dotarles de medios suficientes para su dura tarea y pagarles un salario digno acorde con los peligros de su misión, debe ser una exigencia ineludible en todas las autonomías. Confirmado, año a año, que no lo hacen, el Gobierno central debe tomar cartas en el asunto, y calificar como un bien público de máxima protección los ríos, bosques y montes que obligue a los Gobiernos autonómicos a elaborar planes anuales permanentes de limpieza de las zonas susceptibles de sufrir un incendio, y destinar a tal fin un mínimo de inversión, que garantice su mantenimiento todo el año. El bien común es el objetivo de todo gobierno, nacional o autonómico, y los ríos, montes y bosques son de todos.

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